Un límite invisible,
línea divisoria imaginable,
solo visible por responsables,
marcando diferenciado
lo debido y lo desaconsejable.
Y aún hay tantos
que llegan a saltarlo, cruzarlo,
desafiar el riesgo, el peligro,
por nada.
Sin ver más allá
de su egoísmo,
de su ombligo,
de sus libertades amputadas;
sin ver que son iguales
al resto,
sin pensar en nada,
ni importarles nada.
Así vamos,
las cifras de contagios
y de muertes
siguen subiendo.
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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