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domingo, 9 de mayo de 2021

Ahora que termina el estado de alarma

Lejos, ya parece que queda lejos, y solo ha pasado un año, nada más y nada menos que un año, y en todo ese tiempo nos empeñamos en decir que hemos cambiado, cuando lo que han variado son las circunstancias que rodean nuestras vidas, y tal vez, nuestro comportamiento y la perspectiva para afrontar el día a día; sí, puede que en algo hayamos cambiado, según eso, mas en general, la estupidez humana no ha variado un ápice, o sí, porque algunos son hasta más estúpidos que antes.

Ahora que termina el estado de alarma, casi un año después, hay muchas personas irresponsables que confunden fin de estado de alarma con fin de la pandemia. Esta es una de las cosas que vienen a demostrar que la estupidez humana es inalterable.

Un año sin ti, tú sin mí; miles de personas que nos faltan porque murieron por otras causas, o murieron inesperadamente al contraer el virus, o se suicidaron por no saber gestionar las penurias económicas. Un año que nos permitió reflexionar -a quien lo hiciera-, disfrutar del entorno cercano, del hogar, las pertenencias, las personas allegadas, y valorarlo; un año de la vida que se ralentizó, casi se detuvo; tiempo de solidaridad, egoísmos, silencios, ausencias, creatividad, interrogantes, incertidumbres. Un año en el que cambió la rutina, el pulso diario, y para muchos, la prioridad que se otorga a los valores.

Un año teniéndonos sin tenernos, comunicándonos en la nube, entendiendo que era imposible decir adiós para siempre, aprendiendo a darnos espacio, a volver a respetarnos, a comprender que hay que saber decir hasta luego para después volver a encontrarnos, aunque para eso aún debe pasar más tiempo.



©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 14 de marzo de 2021

Marzo 2021. N.N. – Día 365, 14 de marzo

Marzo de mujer y matemáticas,

Aniversario de tu nacimiento,

Roberto, en el 3'14,

Zumbidos del confinamiento,

Oquedades de los sentimientos...


©María José Gómez Fernández

domingo, 7 de febrero de 2021

Las reflexiones de Rosa. N.N. – Día 330, 7 de febrero

Tú sí que eres luz, Rosa, brillas y alumbras e iluminas a otros.

A los trolls, como siempre digo, que les den; lo único bueno es que saben juntar letras, escribirlas como si vociferaran y leerlas en voz alta, pero seguramente, como bien dices, se alteren porque se creen invencibles y les fastidia que la muerte les pueda trolear cuando menos lo esperen.

La vida es eso, vida, con todo lo que conlleva: alegría, sufrimiento, tristeza, emociones, interés, afán de superación, depresión, ilusión, miedo, suerte, latidos, y mucho mucho más, pero sobre todo es amor y desamor...

Aprendemos porque nos gusta, enseñamos porque queremos que otros aprendan lo que sabemos, es como ir dejando un rastro de pequeños legados. Todos tenemos miedo a algo, unos lo tienen a la soledad, otros a la muerte, otros al amor, otros al desamor, otros a la ignorancia.

El que no sabe y se niega a saber, a aprender, a evolucionar, a desarrollarse, es como si se negara a vivir, como si negara la vida.

Para mí, dos momentos muy importantes han sido cuando aprendí a leer, con entre tres y cuatro años, y el otro, cuando enseñé a leer a mis hijos, que hoy son grandes lectores, uno más que otro. Disfruté con la emoción en su mirada cuando descubrían que eran capaces de leer esa historia que noche tras noche primero leía yo y después me leían ellos a mí, porque querían saber cómo continuaba, qué ocurría. Antes de que les enseñaran a leer en el colegio, les abrí la puerta para que fueran autónomos en el aprendizaje, en la curiosidad por el saber. Cuando amas a alguien te sientes orgulloso de ver que puedes hacerlo feliz. La vida es amor, aprender, evolucionar, sentir, y cuando uno se viene abajo, saber trepar, subir, estabilizarte hasta comprobar que de nuevo estás arriba. Tenemos que ser conscientes de que en la vida uno cae y se levanta, y hay que hacer lo posible por no quedarse abajo.

Gracias por estar ahí, por escribir, por ser luz. ¡¡¡Gracias, Rosa!!!

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 6 de febrero de 2021

Primer sábado del mes, cita con Rosa. N.N. – Día 329, 6 de febrero

La cita con Rosa en vivo fue a la hora acostumbrada, la hora de la Buena Suerte, las 7 de la tarde. Me lancé sobre el ordenador con un nerviosismo increíble, y una vez terminó, poco después, lo apagué.

Me sentí de nuevo muy a gusto escuchando cómo nos saludaba; se interesaba por todos, nos pedía que nos cuidáramos. Me encantó que nos enseñara sus plumas estilográficas, bueno, solo algunas porque tiene muchas, e incluso nos iba contando una pequeña historia de cada una, pero la mejor historia fue la de la pluma perdida y encontrada años después por casualidad, lo que suele ocurrir muchas veces en la vida, que aparece lo que menos buscas mientras andas buscando otra cosa. No voy a contar yo esa historia, sino que quien esté interesado tendrá que ver el vídeo del encuentro con Rosa Montero.

Arropada, ilusionada, relajada, determiné comentar en el vídeo que necesitaba ver y escuchar a Rosa, tal como me salió la emoción la tuve que transmitir. Un gusto volver a verla. Para mí es una bocanada de energía y de luz, aire necesario para respirar.

¡Gracias Rosa!

©María José Gómez Fernández

viernes, 5 de febrero de 2021

Hasta el perro. N.N. – Día 328, 5 de febrero

Hasta el perro está extraño; se le ve triste, parece que nota el pulso del ambiente que a todos nos tiene sumergidos en una levitación de tristeza rara. Olfatea rincones y roza con su pata algún mueble, como llamando la atención, pero luego no quiere nada, ni jugar, tan solo pasa su cuerpo muy cerca de mi pierna y se roza con ella, y la empuja con su cabeza hasta que acerco mi mano y suavemente la paso por su pelo, y él aprovecha y la lame con suavidad, despacio. Después se tumba en su colchoneta, apoya el hocico en las patas delanteras y desde su posición de vigía en la garita, en su camita estratégicamente situada, otea el pasillo y las puertas, los posibles movimientos que le interesan, y no ladra, no duerme, parece dormitar pero está en guardia, para levantarse cuando alguien se levante y le convenga llamar su atención para salir de paseo. Su reloj biológico manda.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 4 de febrero de 2021

Cualquier día de este invierno. N.N. – Día 327, 4 de febrero

El día poco acompaña, como ayer, como hace varios días; la calle se ve más bien vacía, la gente se acobarda con el mal estado del tiempo, con la lluvia, con el frío, con el virus que, apostado, acecha, flota en el aire, se mete en el cuerpo que quiere, que puede; se notan los ánimos bajos y fríos, como las temperaturas, grises, como estos días, raros, como el ambiente que nos circunda.
Cualquier gestión a realizar se vuelve un mundo, ir al médico es toda una hazaña. Las ventanillas, atención al cliente, casi todo telefónico, virtual, y jode, porque en ocasiones es bien necesario tratar asuntos en persona, o recoger documentación original. El estrés sube grados porque los teléfonos arden sonando y nadie contesta al otro lado.
No sé nada, ni cuándo volveremos a vernos en persona, a hablarnos por teléfono, a enviarnos un mensaje de voz o hacernos una videollamada. No sé nada. Solo sé que te pienso, que todo duele, que intento esbozar sonrisas y las esbozo pero que nada es lo mismo, que falta algo, mucho, todo, que falta lo suficiente para sentirse pleno, aunque no será por intentarlo, pero nada es lo mismo, nada.

©María José Gómez Fernández

miércoles, 3 de febrero de 2021

Insoportable, en dos tiempos-2. N.N. – Día 326, 3 de febrero

Se descuelga por el pliegue de los sueños
cuando me tapo por la noche con tus manos,
imaginadas, con tus ojos, en el recuerdo,
con el hilo de tu voz que resuena
en el espesor del aire de cada estancia.

Se va diluyendo al soñar sin saber qué sueño,
y me consuela saber que nada sé,
que nada duele mientras duermo,
en esa porción de espacio
donde todo es dúctil y maleable al antojo,
donde no me permito sufrir ni llorar,
donde se hace posible lo más irreal
perdurando hasta el despertar,
cuando, de nuevo, poco a poco, despacio,
se vuelve a hacer palpable, y cíclicamente
se torna insoportable, esta ausencia,
este dolor, esta invasión, que me devora,
que galopa y me recorre, sin piedad...

©María José Gómez Fernández Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 2 de febrero de 2021

Insoportable, en dos tiempos-1. N.N. – Día 325, 2 de febrero

Es tan insoportable, en ocasiones,
esta desazón, esta ausencia,
este dolor que galopa y me recorre
desde fuera hasta dentro,
desde dentro hasta afuera,
de arriba hacia abajo,
de abajo hacia arriba,
de izquierda a derecha y viceversa...

Es tan insoportable, que puede llegar
a invadirme, como un ejército
que invade territorios,
que se apodera de ellos, sin piedad...

Y me devora cuando te pienso porque te pienso,
y cuando algo me recuerda a ti,
o cuando sin querer pensarte te pienso,
ahí se hace más patente, más latente
el insoportable sentimiento de no oírte ni verte.

©María José Gómez Fernández Publicada originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 1 de febrero de 2021

Febrero 2021. N.N. – Día 324, 1 de febrero

Furibunda, la naturaleza se volvió contra nosotros.
Exhibió terremotos por doquier, huracanes, ciclones,
Borrascas con nombre, viajando en vagones por todo el planeta,
Rocas ardientes en avalanchas junto con lava y temblores,
Expresiones de volcanes, tierra que se remueve, revuelve y desprende...
Riadas, inundaciones, lluvias torrenciales, nevadas,
Olas descomunales, como el coronavirus, arrasan... y ya es febrero...

©María José Gómez Fernández

domingo, 31 de enero de 2021

Gris. N.N. – Día 323, 31 de enero

El aire está muy frío, tan frío como gris el día; parece que alguien hubiera tintado todo el cielo con nubes grises. Días así invitan a quedarse en casa, haciendo cosas agradables y personales; días así invitan al recogimiento personal.
Un paseo obligado con el perro te muestra que no eres la única persona que piensa así: la calle está poco transitada, otras personas pasean perros, van a hacer alguna compra ineludible, a casa de un familiar dependiente, pero pocos se atreven a permanecer sentados en una terraza delante de una cerveza muy fría que van consumiendo a sorbos, dejando ver en la expresión de sus rostros que el frío del líquido que beben no es lo que más se apetece en un día como este; más apropiado el vino a temperatura ambiente que está consumiendo otro señor en la mesa de al lado.
Los niños, bien abrigados, acompañan a sus padres en un paseo obligado para hacer algún recado o descargar adrenalina, el resto de la jornada se quedarán en casa entretenidos con sus juegos, con algún libro, con la televisión, el móvil, la play o jugando entre ellos, aunque otros, con menos fortuna y tiempo para el ocio, estarán fijados a sus escritorios estudiando.
Por la tarde aún hay menos actividad en las calles; al bajar la temperatura e irse la luz natural aún apetece menos salir sin motivo, solo alguna pareja que furtiva charla y se besa y se abraza confundiendo extremidades e intercambiando miradas, palabras y labios húmedos de deseo. Inevitablemente, otros pasean de nuevo a sus perros.
La noche se va instalando, la noche con sus sombras, sus desvelos, sus soledades, sus silencios, haciendo más evidentes las carencias de cada cual o llenando las estancias de demostraciones de afectos, deseos incontenidos, amor correspondido. Alguna habitación, como la tuya o la mía, alumbrada tenuemente, es testigo de un ávido tecleo en el móvil o en el ordenador, necesario contacto virtual como única alternativa para volcar los sentimientos.

©María José Gómez Fernández

sábado, 30 de enero de 2021

Esto es España. N.N. – Día 322, 30 de enero

Debe ser cultural, de educación, o no, porque no todo el mundo lo hace, pero siempre me pregunto por qué la gente grita tanto para hablarse. Quiero decir que habla demasiado alto, para asegurarse de que los oigan. Saludos a distancia, levantando la voz, camareros gritando tapas, o los que ya se saludan de un lado a otro de la calle, de una mesa a otra en una terraza. Esto es España.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 29 de enero de 2021

Recojo los pedazos. N.N. – Día 321, 29 de enero

Recojo los pedazos en los que nos rompimos, los mismos que quedaron esparcidos no solo en la cama, en la cocina, en la terraza, en toda la casa, sino también en la calle, en los bares, los supermercados, las gasolineras, las carreteras, las playas, los parques, las avenidas. Recojo los pedazos, algunos hechos añicos, como me siento yo, como podemos sentirnos si los recojo y los pongo sobre una mesa imaginada, como se podría hacer con las piezas de un rompecabezas. En algún otro momento, más tarde, no sé cuándo, procuraré buscar la conexión entre ellos, que puede complicarse, porque al romperse se perdieron pequeñísimos fragmentos, algunos de ellos prescindibles para entender cómo deben unirse, otros imprescindibles, ninguno superfluo.

Mientras recojo los pedazos en los que nos rompimos, te pienso, me pienso, nos pienso.

©María José Gómez Fernández

jueves, 28 de enero de 2021

Anotaciones. N.N. – Día 320, 28 de enero

Anotaciones por todas partes: en la cocina, en el baño, en el salón, en el dormitorio, en cada calendario, en cuadernos grandes y pequeños; anotaciones para recordar lo que está pendiente, citas médicas, veterinarias, días y horas de compromisos como reuniones de trabajo, cursos de formación; recordatorios para ir a la farmacia, a la peluquería; anotaciones para no olvidar lo que hay que reponer en la próxima compra del supermercado, una música que escuchar, un libro o varios para leer, sacar en préstamo, comprar; anotaciones de asuntos personales y ajenos, de los más allegados, que al final se vuelven también asuntos propios; anotaciones que vienen a recordar la trepidante actividad diaria en la que nos vemos inmersos; anotaciones para despejar la mente, escritos que necesitas consolidar en un soporte, porque son un reflejo de sensaciones, sentimientos, visualización de realidades, pensamientos sueltos... Anotaciones...

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 27 de enero de 2021

No abraces la derrota. N.N. – Día 319, 27 de enero

No abraces por desesperación la derrota,
no te hundas en el lodo
ni te des por vencido;
todo cambiará, saldremos de esta.
Las horas rotas, el tiempo huido
serán una pesadilla al despertar,
y volveremos a tener primavera,
paseos sin límites, encuentros;
volveremos a ser un poco lo que fuimos,
habiendo aprendido que somos vulnerables
pero no por ello siempre vencidos.

©María José Gómez Fernández

martes, 26 de enero de 2021

Un límite invisible. N.N. – Día 318, 26 de enero

Un límite invisible,
línea divisoria imaginable,
solo visible por responsables,
marcando diferenciado
lo debido y lo desaconsejable.

Y aún hay tantos
que llegan a saltarlo, cruzarlo,
desafiar el riesgo, el peligro,
por nada.
Sin ver más allá
de su egoísmo,
de su ombligo,
de sus libertades amputadas;
sin ver que son iguales
al resto,
sin pensar en nada,
ni importarles nada.

Así vamos,
las cifras de contagios
y de muertes
siguen subiendo.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 25 de enero de 2021

Deseos, ficción, realidad... N.N. – Día 317, 25 de enero

Cuando empezó el año, le dije a mi abuelo que pidiera un deseo pero que no lo dijera en alto, y él me dijo que esperaba que fuera un año mejor que el anterior. Primero pensé que el año lo tenía fácil para portarse bien pero luego pensé que también lo tenía fácil para portarse mal, porque siempre se puede ser más malo o ponerse las cosas más feas de lo que ya son.
En unos días empezó a ocurrir lo segundo, así lo veía yo desde mis ojos de niño. Unas imágenes en televisión mostraban a una multitud entrando en el Congreso de los Estados Unidos, por las ventanas, por la puerta, trepando por las paredes. Cuando pregunté, mi hermano mayor me mandó callar poniendo su dedo índice en los labios. Luego me explicó que había sido un asalto al Capitolio y un atentado a la democracia y me lo explicó. Parecía grave. Sé que era el día de Reyes. Unos días después tomaron posesión del cargo el nuevo presidente y la vicepresidenta, que vestía como Lisa Simpson en el episodio donde hace exactamente lo mismo. He pensado que a veces la ficción es premonición de la realidad: el presidente muere y Lisa se convierte en la primera presidenta de Estados Unidos, pero es que este hombre es ya muy mayor, así que no sé qué pasará.
Unos días antes, el pronóstico del tiempo anunciaba que se acercaba a España una fuerte borrasca, luego entendí que eso era Filomena. Las vacaciones de navidad han sido más largas que nunca este año. No me costó mucho quedarme encerrado porque ya estaba acostumbrado por el confinamiento del curso pasado. Pude bajar algún día a la calle con mi hermano a comprar pan --"así te da el aire", me dijo--. Lo convencí y jugamos un poco con la nieve. Pero ya no salí más a jugar porque la gente se había concentrado mucho y hasta habían salido con los esquíes, y claro, la policía empezó a llamar la atención. Siguió nevando más fuerte.
Mi abuelo tampoco ha vuelto a la residencia desde el verano y eso me alegra. Mi madre dice que no va a volver, así que ahora su habitación es el antiguo cuarto de invitados. Sé que los contagios están mucho peor.
Terremotos, inundaciones, trenes de borrascas, cultivos perdidos... Le dije al abuelo que no dijera en alto su deseo.

©María José Gómez Fernández

Esta es mi aportación para la convocatoria de enero 2021 de @divagacionistas #relatosNieve




domingo, 24 de enero de 2021

Las reflexiones de Rosa. N.N. – Día 316, 24 de enero

Rosa, tus palabras reflejan lo que muchos de los seres del mañana que te leemos sentimos, que estamos hartos de apocalipsis, diarios, continuos, inciertos, a los que hay que sumar trenes de borrascas -todas con nombre y sin apellidos-, terremotos en varios puntos del planeta, bolas de fuego atravesando los cielos, cifras en alza de la pandemia -en todo el mundo-, esa pandemia que ni imaginábamos que nos iba a atrapar como una bolsa de plástico atrapa en el mar a un pez. Estamos hartos, querida Rosa. Este apocalipsis que ya perdura, que se ha instalado en nuestro día a día, nos está mermando las fuerzas para continuar, nos agota la mente y los recursos para no hundirnos, pero tenemos que ser fuertes, sacar cada cual la inercia y el aliciente de donde pueda, reinventarnos cada día para que esta rutina invalidante no nos limite aún más ni nos aplaste.
Leerte es, para mí, para muchos, un aliciente. Leerte y leer es un aliciente. Escribir es, para mí, para muchos, otro aliciente. Escribir para ser, para vivir, aunque la mayoría no lo hagamos de forma profesional -da igual el motivo-. Crear, ser creativos, es un aliciente, debe serlo, porque nos pone alas y nos deja volar para que otros vuelen al leernos. Pero el mayor aliciente que podemos encontrar en estos tiempos inciertos es contar con salud, sabernos vivos, nosotros, los nuestros, los que nos importan, humanos, perrunos, gatunos, todos aquellos que nos importan, y seguir cuidándonos para seguir estando bien, sobre todo ahora que una parte de la humanidad ha conseguido arrumbar a un peligro como Trump, y eso ya es otro aliciente, asistir al destronamiento de la insensatez y de la locura.
Sigue ahí, sigue escribiendo, Rosa, porque tú eres un aliciente.💜🌹🍀✍️ Besos para ti y lametones para Carlota, con el deseo de que se encuentre mejor.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 23 de enero de 2021

Inevitablemente te pienso. N.N. – Día 315, 23 de enero

Hay tantos momentos al día que entretengo el pensamiento con mis asuntos necesarios, inútiles, cotidianos, laborales, domésticos... Y debo hacerlo para dejar de pensar en ti, en mí contigo, en nosotros, para que no se me arda la razón ni el entendimiento. Pero casi nunca lo consigo porque siempre termino pensando en ti conmigo, en mí sin ti, en nosotros juntos, en los dos por separado, y se me arde el entendimiento, se me nubla el horizonte, se me instala una sonrisa, se me borra, se me congela la expresión y mi rostro queda frío y triste, inexpresivo, se me asoma una lágrima, vuelve la sonrisa, imagino que estás a mi lado, estás, hasta te hablo, mientras sueño con la humedad de nuestros besos más apasionados, nuestros alientos pronunciando nuestros nombres entre susurros, nuestros íntimos y más secretos momentos, esos que ahora no quiero contar para guardarlos para ti, para mí, esos que solo tú y yo sabemos y conocemos, tras una puerta entornada, a la luz tenue de una lámpara o de los latidos de una vela delante del espejo, a los pies de la cama...

©María José Gómez Fernández

viernes, 22 de enero de 2021

Solo pensar agota. N.N. – Día 314, 22 de enero

Vertederos de ilusiones, ahora más vacías de personas, de ruido, de trajín, de vida, en definitiva, las calles se tornan más grises de lo que ya son por el color de las aceras trasegadas y del asfalto desgastado por el paso de las ruedas de los vehículos, por el ir y venir continuo.
Mucha gente está en su casa o vete a saber si en el hospital, o simplemente no están ya; los que seguimos tenemos respeto, miedo a que nos toque ser el siguiente contagiado porque no podemos saber cómo nos afectará el virus, cómo reaccionará nuestro organismo, qué secuelas nos dejará, cómo se organizarán, entre tanto, sin nosotros, los nuestros.
Solo pensar agota, deprime. Mejor sigamos el día a día, cuidándonos, como hasta ahora, sin dejar que el pensamiento vuele a zonas hostiles.

©María José Gómez Fernández

jueves, 21 de enero de 2021

Continuamente trabajo, con el pensamiento. N.N. – Día 313, 21 de enero

Continuamente trabajo, con el pensamiento, en lo que más me gusta, pero no siempre puedo terminar el trabajo, así que se agolpan las ideas, las imágenes en mi recuerdo, en mi mente; se acumulan las notas en cualquier papel que encontré cuando las apunté, en cualquier archivo del móvil, del ordenador; algunas se quedan en un limbo del que pueden o no ser rescatadas. Y transcurre el tiempo hasta que puedo darles la forma deseada en su soporte final.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

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