Tantas veces me asoma
a la memoria
el lamento de tu agonía,
lacerante, macilenta;
y tu llanto
de huracanes y tormentas,
de mares desbordados;
y tu enojo
de lava disparada
por cráteres de volcanes,
malhablados y enfurecidos;
y tu dolor
que te resquebraja y te parte,
haciendo temblar
tus entrañas
allá, desde la tierra firme
hasta los abismos marinos.
Tantas veces me asoma
a la memoria
el deterioro enorme
de tu extrema belleza,
vilipendiada y ajada,
que me espanta el sueño,
que me aleja el hambre
y la gana.
Me aterra saberte cada vez más enferma,
agonizante, tal vez, en algunas décadas,
y nosotros, impotentes,
reclamando un tratamiento
que si llega será tarde.
Quisiera equivocarme...
Añoro las estampas,
que tantas veces asoman
a mi memoria,
que aún nos ofreces
en tus bosques, cada vez más escasos,
en tus cristalinas aguas recónditas,
tus parajes polares
de blanco coronados.
Y te miro y te miro,
sentada al borde de tu lecho:
el jadeo de tu respiración trabajosa,
tus agitados sueños,
y me dueles y me duele,
convulsionando contigo.
Se me llenan los ojos de lágrimas
al verte sufrir,
como se sufre por una madre.
Por aliviarte
haré todo lo que pueda,
aunque no consiga sanarte,
y estaré a tu lado
entre tanto...
deleitándome con el azul de tu sonrisa
que aún puedo ver asomar por las rendijas...
Impresiones, Crítica, Poesía: Saciar emociones, soltar amarras, decir lo que pienso, expresar lo que parece, pisar el firme, derramar silencios...
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martes, 14 de julio de 2015
Sentada al borde de tu lecho
lunes, 11 de febrero de 2013
Renovarse y caminar
De: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/02/andalucia/1335979340.html |
La idea fue de mi hijo mayor, que desde hace dos meses buscó la ruta y fijó la fecha aproximada; comprobó las condiciones meteorológicas, la dificultad para cada uno de nosotros.
Pude desconectar de problemas cotidianos, reir con ganas, estar con mi familia, escucharlos y verlos, sentir la naturaleza en cada poro, comer al aire libre, y caminar, caminar, respirar profundo y limpio.
Desde Cazalla de la Sierra, empezamos a recorrer el sendero en la Fuente del Chorrillo, que hace un elogio del agua en un azulejo con una frase de la canción "Como el agua" de Camarón de La Isla, mi Isla. Durante cuatro horas y cuarto hicimos el camino de 9 kilómetros del Sendero de Las Laderas, incluída la parada para comer y algunas paradas para descansar.
Encinas, alcornoques, ovejas, cerdos, vacas, burros, olivos, viñedos, pinos, un cielo azul inmenso y otros senderistas fueron parte del paisaje que se abrió ante nuestros ojos cansados de ciudad. Bajada hasta la Rivera del Huéznar y subida a Cazalla por el antiguo Camino de la Estación.
La vuelta a casa en coche sirvió para recordar las vivencias que a la ida tan sólo podíamos imaginar.
¡¡¡Tenemos que repetir...!!!
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