Recojo los pedazos en los que nos rompimos, los mismos que quedaron esparcidos no solo en la cama, en la cocina, en la terraza, en toda la casa, sino también en la calle, en los bares, los supermercados, las gasolineras, las carreteras, las playas, los parques, las avenidas. Recojo los pedazos, algunos hechos añicos, como me siento yo, como podemos sentirnos si los recojo y los pongo sobre una mesa imaginada, como se podría hacer con las piezas de un rompecabezas. En algún otro momento, más tarde, no sé cuándo, procuraré buscar la conexión entre ellos, que puede complicarse, porque al romperse se perdieron pequeñísimos fragmentos, algunos de ellos prescindibles para entender cómo deben unirse, otros imprescindibles, ninguno superfluo.
Mientras recojo los pedazos en los que nos rompimos, te pienso, me pienso, nos pienso.
©María José Gómez Fernández
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