Y mientras intento sobrevivir al instante que cambió mi vida para siempre, tú te empeñas en hacerme imposible la existencia, perfeccionando tu hazaña, como si se tratara de una burda imitación culinaria que presentas como creación propia.
Precisamente hoy se cumplirían cinco años de nuestro matrimonio, y sin embargo lo que se cumple es el primer aniversario de tu abandono. ¡Oh, no! ¡no lo digo con despecho! aunque sí hay dolor por todo lo que he padecido durante este último año, y deseo que algún día lo puedas experimentar en tu pellejo.
De un día para otro me dejaste en la más absoluta miseria,
claro que eso no fue difícil para ti porque, aunque me habías dicho lo
contrario, nunca me incluiste en las cuentas bancarias y me dabas el dinero a
cuentagotas, previa justificación. Tampoco me diste de alta como empleada de la
empresa que creamos juntos, aunque te jactabas de haberla levantado y de
llevarla con tu mujer. Conmigo siempre al margen de tus manejos fue fácil
deshacerte de mí. Me dijiste “puedes seguir viniendo a comer aquí” pero al
tercer día me echaste con gritos y cajas destempladas y con una denuncia por
robo, por coger 30 euros para comprar comida a los animalitos que tenemos, que
teníamos porque los abandonaste sin piedad, a su suerte, que era la mía. Eso te
salió mal, porque ese juicio lo gané.
![]() |
Imagen de photo-graphe: https://pixabay.com/en/users/photo-graphe-2867425/ |