Vorágine, carreras para llegar a todas partes, prisas, estrés, obligaciones, horarios, contratiempos, reloj, reloj, reunión, terminar el trabajo, dar cuentas, hacer informes, correr para volver a casa, correr para llegar a todas partes, comprar, los olvidos, cocinar, horarios, horas que se echan encima, horas idas, horas a las que no llegas, horas que se pasan y no vuelven más, comidas, cenas, desayunos, cafés, encuentros frugales, encuentros virtuales, encuentros anhelados, y vuelta a las prisas, prisas hasta para ir a dormir, prisa por conciliar el sueño, el sueño que no llega, que no quiere apoderarse de uno, el descanso sin el sueño, el descanso a medias, hasta que suena el despertador, lo apagas de un manotazo, procurando no romperlo para no tener que comprar otro, y las prisas, más prisas, para asearte, vestirte con tu disfraz de competencia y resolución, de jovialidad, de sonrisa dibujada, y para qué tanta sonrisa que queda tapada por la mascarilla, y antes de salir a la calle, un poco de carmín que nadie verá, y una línea en los ojos, y a correr, para llegar a tiempo, ese tiempo que luego falta para todo lo que uno necesita hacer para desahogar y llenar su espíritu...
Vivimos en un bucle de ritmo desenfrenado y absurdo. Un poco de aire, por favor.
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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