Si en tu edificio no hay un cerdo entonces tienes mucha suerte, pero seguro que en muchos edificios hay al menos un cerdo, y no precisamente de esos que comen bellotas y de todo, y se revuelcan en barro, no, sino un cerdo en su acepción de persona sucia y grosera.
Me explico, aunque creo que ya se intuye por dónde voy. Me refiero a persona grosera porque no tiene consideración con los demás y realiza acciones con las que falta al respeto a otras personas. Y me refiero a persona sucia por su comportamiento incívico, insalubre y poco higiénico. ¿Por qué? Pues porque no tiene contemplaciones cuando se dedica a arrojar basura por doquier en el edificio donde vive y que comparte con otros vecinos: papelitos, papelotes, trozos de cartón, fragmentos de basura menor, mascarillas sucias, bolsas de basura chorreando líquido apestoso que mancha el suelo por donde pasa, y lo último, bolsas de basura rotas conteniendo cualquier resto orgánico, plástico, papel y vidrio -posiblemente con la intención de que su contenido, sin separar para reciclaje, se desparrame por cualquier parte-.
No sé si has tenido la fortuna de no toparte con alguien así, pero si no es el caso, entonces puedes decir como yo que hay un cerdo en tu edificio.
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario