Muy breve, seré breve, porque todos tenemos mil cosas en la cabeza y a nadie le apetece que otro venga a sumarle más.
Transcurridos unos diez días desde que me reincorporé al trabajo puedo decir, mínimo:
-Estoy feliz por tener un trabajo al que reincorporarme después de unos días de vacaciones.
-Me siento afortunada por tener un trabajo, a pesar de que los años pesan y también el tiempo que ya uno lleva a la espalda trabajado.
-Sentirse feliz y afortunado por trabajar no quitan que la vuelta a la rutina, a los horarios y a las obligaciones produzcan un cierto bajón anímico.
-Esa bajada de ánimo se justifica un poquito en la falta de tiempo que sobreviene para tus cosas personales: más obligaciones, más cansancio, menos tiempo para ti y lo que te gusta hacer.
-No me permito encerrarme en la bajada de ánimo así que me apoyo en los que tengo alrededor para recobrar aliento y fuerza, y procuro organizar el tiempo para que me alcance a hacer el máximo de cosas que debo y quiero hacer.
-Me alegro por lo que tengo y por lo que me llega y me busco. Ver el mundo en positivo y rodearse de positividad contribuyen a no perder la alegría y la fortaleza.
©María José Gómez Fernández
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