Bueno, pues igual hay más de uno que sí levanta la mano, porque no todo el mundo compra, tanto para ese sorteo como para el sorteo tradicional del Niño.
En mi caso sí tengo dos décimos comprados para el sorteo de lotería de Navidad. Los compro todos los años por si la suerte me sonríe -alguna vez me ha dado una pequeña sorpresa de reintegro o 50, o 100 euros máximo-, pero ¿y si un año suena la flauta y cae algo más? Pues me hace muchísima ilusión ganar un premio metálico sin esperarlo, que no me resolverá la vida, no, pero me la alegrará bastante, de menos a más, según el montante del premio.
Así que espero con ansia el día del sorteo, otra de las poquísimas cosas que me gustan de estas fechas.
¡Y mucha suerte para todos los que tengan algún décimo!
©María José Gómez Fernández
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