Ahora que el aire se rompe
como el cristal,
con el roce de la incertidumbre
que nos circunda...
Miro mis manos
y veo lo que tengo,
y lo que no tengo
y me alegro.
Ahora que las ruinas pueden verse
en un horizonte cada vez más cercano,
que los cuentos nos ayudan
a pasar las noches en vela
mitigando el cansancio...
Me asomo al espejo,
veo lo que soy,
y veo que, al menos hoy,
estoy sana y viva
y me alegro.
Ahora que la distancia
nos dio una tregua
a la hostilidad,
que el futuro
se desdibuja
en nuestros lienzos...
Tus ojos siguen siendo
faros en la costa
y los míos
el navegante
que los busca,
y me alegro.
Ahora que la garganta se ahoga
por el llanto contenido,
de tanto callar,
de gritar tanto.
Ahora que seguimos
el trazado del mismo camino
por veredas paralelas.
Ahora que tanto valoro
lo que tengo y no tengo,
solo puedo compartirlo contigo
escribiendo,
escribiendo,
y me alegro,
me alegro por lo que existe
porque podría ni ser ni estar,
ni ser pincelada en un lienzo.
©María José Gómez Fernández
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