La vida casi intacta,
por un despiste,
en un segundo
quedó detenida.
Lo supe por su boca
y por los ojos tristes
de esa madre entera,
aún absorta
en la vorágine desatada
tras la marcha inesperada.
Dejas tres almas rotas
y por ellas velarás.
Dejas un futuro sin escribir,
estudios por terminar,
amigos que te recordarán.
Minutos antes hablasteis,
quién sabe si fue el azar
brindando la despedida.
Poco después otra llamada
confirmaba para siempre
tu partida, inevitablemente,
nada se pudo hacer
para salvar tu vida.
Guapo, inteligente, inquieto,
eterno joven veinteañero,
hace catorce días ya.
Tuve la oportunidad
de conocerte y hablar
unos minutos contigo,
hace casi un año.
Me ha dolido
conocer tu destino.
Me ha dolido
que la vida sea tan dura,
que la muerte sea tan cruel.
Decir lo siento es poco,
me ha afectado,
me ha dolido,
me ha impactado.
Descansa para siempre en paz,
y desde todas partes donde estés
cuida de tus tres almas rotas.
©María José Gómez Fernández
Para Fernando R-M R, y su familia, con todo mi respeto, cariño y dolor: Lola, Daniel y Juan.
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