Sevilla, 23:30 horas, 30ºC, sábado 18 de julio.
La brisa y el fresco pasan inadvertidos, tan solo un soplito de aire que llega de pronto para alegrar los poros de la piel.
Este calor continuo sobre los cuerpos es insano; este aire denso que hace unas horas podía cortarse no te da tregua para predisponerte a conciliar el sueño ni te permite descansar como es debido; las ojeras y la pesadez de piernas se han hecho mis amigas. Pero no, aún así, este calor no podrá conmigo, y mira que es bien malo un golpe de calor. Eso debí padecer anoche, cuando me encontré tan mal que parecía que se iba la vida a suspiros, sin fuerza ni para tumbarme; me tuve que mojar la nuca, las muñecas, no daba para más, solo quería echarme sobre la cama con el ventilador bien cerquita. En ese momento no era ya tan alta la temperatura como el calor que mi cuerpo tenía acumulado. Esta noche hace más calor y no me siento tan mal como anoche.
Ayer llevé mucho tiempo la mascarilla y llega un momento que parece que te falta el aire, pero es que hay que llevarla.
Imagino que otras personas de esta ciudad entenderán bien de lo que hablo.
Mientras escribo al ordenador estoy sentada junto a la ventana bien abierta para que entre ese poquito de airecillo, y con él ha entrado también el canturreo del fijo que suele cantar casi todos los viernes y sábados por las terrazas de los bares. Hoy ha cantado nada más un "aayy aayy aayy, aaayyy aaayyy, si tú a mí nooo meee quieeereee es loo quee haayyy" porque debe haber poca gente, de hecho, sin asomarme, solo por el sonido, confirmo que al bar le queda nada y menos para cerrar.
Me pregunto si la gente es que no ha salido o es que ya se ha recogido y está en casa, o simplemente se ha ido a pasear a otra zona de la ciudad, eso, o que estará de vacaciones fuera de aquí, o en casa de algún familiar. Tampoco se escucha ruido de tráfico, y normalmente hay bastante. A saber. Igual la gente, en general, está bastante mal de dinero y sale poco o nada.
Un misterio que no tengo ganas de investigar y menos después de un caluroso día y pensando que el siguiente será de aúpa.
Ya quisiera yo escribir hoy otra cosa pero es que ni a imaginar alcanzo hoy, menos a expresar.
Deseo a los que me lean que puedan descansar mejor que yo.
¡Ah, lo que dije, el bar ya está cerrando!
©María José Gómez Fernández
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