Ante los numerosos rebrotes que se vienen sucediendo en una buena parte de nuestro territorio, la mascarilla se ha hecho protagonista y objeto de polémica. ¿Mascarilla obligatoria o mascarilla recomendable?. No entiendo la mascarilla obligatoria en determinados lugares abiertos y solitarios, o poco frecuentados, o en personas que presentan problemas respiratorios, autismo, y otros, o que salen para realizar una actividad física. Entiendo la mascarilla obligatoria en el paseo por la calle -con perro y sin perro-, por el parque de barrio, en todo lugar cerrado -se garantice o no la distancia de seguridad-. No puedo entender que se hable de mascarilla obligatoria para todo, todos y en cualquier situación y sin embargo no se hable de limitar las reuniones de grupos numerosos de personas o los desplazamientos innecesarios. No puedo entender que en lugar de obligar o prohibir tanto no se apele a la responsabilidad y a que hagamos uso de ella. Pero claro, se me olvida que muchas personas son de todo menos responsables y se comportan como si estuvieran solos en el mundo.
Si nos obligan a todos a llevar mascarilla y en cualquier situación, que lo hagan todos, y más aún los que aparecen en los medios de comunicación audiovisual, desde presentadores, periodistas, políticos, en publicidad, fuerzas del orden, etc., en fin, todos. Pero que no me hablen de obligatoriedad de uso de mascarilla desde una pantalla y sin mascarilla.
De qué sirve que obliguen a que yo camine con la mascarilla, cargada con la compra, si cuando tengo que pasar sí o sí por varias terrazas de bares que ocupan toda la acera, no veo otro remedio que pasar esquivando mesas, sillas y personas sin mascarilla, y me fijo que el camarero la lleva, pero en lo alto de la cabeza. ¿De qué sirve? Y encima, sudando la gota gorda porque hace un calor impresionante, y con la mascarilla más aún, mientras observas que los que están en la terraza, de pie, sentados, mezclados, codo con codo, están a gustito sin mascarilla y disfrutando de su cerveza bien fría. Y de qué sirve aplicar medidas de seguridad e higiene estrictas cuando durante los tres días que ha durado la PEvAU, en los descansos, todos los estudiantes que se examinaban han salido de los recintos universitarios y literalmente han tomado la calle, juntos hombro con hombro, con besos, abrazos y selfies, ¡ah, y sin mascarilla!
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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