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miércoles, 25 de diciembre de 2019

La noche más larga - Explicación


Para algunos románticos la noche es mágica porque, iluminada la oscuridad por luces artificiales, hace que todo parezca envuelto en un halo especial que da pábulo a intimidades, escarceos, y socialmente otorga licencia y permisividad para desinhibirse y divertirse con lo que cada cual quiera, aunque hay quien se propasa consumiendo drogas o alcohol, o bien abusando de la libertad de los que creen más débiles, precisamente, porque para otros, la oscuridad y las sombras de la noche son el escenario perfecto para ocultar miserias y llevar a cabo acciones deplorables contra personas y cosas.

La noche más larga en el hemisferio norte coincide con el solsticio de invierno, que cada año varía y tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre.
"El solsticio de invierno se corresponde con el momento en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste" (Wikipedia).

Explicación a La noche más larga.

Giros del destino - Explicación


Lamentablemente, en estos días que corren, muchas personas ven truncada su vida por un giro del destino. El desempleo, los despidos rompen el ritmo y la armonía de muchos, que de un día a otro se ven desamparados y desahuciados. Ojalá todas esas realidades tuvieran un final rápido y feliz, como el que, amparándonos en el espíritu navideño, hemos dibujado para Pablo, algo que nos recuerda que la solidaridad existe y que la amistad está por encima de todo.

Explicación a Giros del destino.

lunes, 23 de diciembre de 2019

La noche más larga


Eran casi las 6 menos diez de la tarde del 22 de diciembre cuando se puso el sol, dando paso a la entrada de la noche que duraría hasta pasadas las 8 y media del día siguiente, sin duda la noche más larga del año.

Cuando era pequeño me daba verdadero miedo escuchar a mis mayores decir que esa iba a ser la noche más larga; me iba pronto a la cama después de cenar y sin embargo no conseguía conciliar el sueño hasta que el agotamiento me vencía, porque durante mucho rato, horas eternas para mí entonces, pensaba que en esa noche tan larga ocurrirían cosas que terminarían haciéndonos daño. Acurrucado entre las mantas, con la cabeza tapada hasta la coronilla, imaginaba que alguien entraría en casa y nos raptaría, o que caeríamos en un abismo oscuro cuando estuviéramos durmiendo, y moriríamos sin enterarnos. Pensaba en infinitas horas de oscuridad que evitarían que nunca más volviera a ser de día, es decir, que en La Tierra siempre sería de noche, lo que me hacía pensar que la larga noche provocaría el advenimiento de una especie de fin del mundo, aunque sin llegar a serlo. Una elucubración me llevaba a otra, y cada nuevo pensamiento se volvía más retorcido; daba mil vueltas en la cama, cansándome de tanto moverme, sudando a pesar del frío, propio de la entrada del invierno, que también sucedía esa noche, y todo junto, el invierno y la noche más larga, se me figuraban como entes terribles que nos atraparían en un limbo incierto, como si fuéramos a ser tragados por un agujero negro.

Imagen ©Paul Volkmer, libre de derechos. Tomada de Everypixels free: https://www.everypixel.com/search?q=&authorname=Paul%20Volkmer

Al despertar por la mañana siguiente me sorprendía por verme de nuevo sano y salvo en mi cama, cuya ropa parecía haber sufrido una auténtica batalla, claro está, la que había mantenido conmigo mismo, por evitar ser devorado por la noche más larga que estaba a punto de terminar. Me alegraba comprobar que por las rendijas de la persiana entraba un tímido reflejo de la claridad del incipiente amanecer. Con alivio empezaban a quedar atrás los pensamientos lúgubres y tenebrosos que me habían acompañado en la vigilia horas antes.

Ahora que han pasado muchos años, esbozo una sonrisa cuando refiero mis recuerdos infantiles sobre la noche más larga pero sé bien que en la noche ocurren cosas buenas y también malas, no tan lóbregas como las que yo imaginaba, aunque a veces...

©María José Gómez Fernández para la convocatoria #relatosEntrada de @divagacionistas de 23 de diciembre, 2019.

Aquí se puede leer la recopilación de #relatosEntrada de @divagacionistas.

Giros del destino


Entrada la medianoche yo seguía esperándolo a la puerta del bar, con sentimientos encontrados, entre preocupación y cabreo por el retraso. Me juré que una vez terminada la copa me marcharía sin más, así que encendí un cigarrillo para acompañar el tiempo. Al rato observé que un tipo pretendía acceder al pub por la puerta de salida; un segurata le impedía el acceso capeando la insistencia machacante del hombre. Me percaté de que era mi amigo y me acerqué para quitar hierro al asunto mientras pensaba "este se está colando con media entrada". Pablo me reconoció con cierta dificultad, lo que delataba su perjudicado estado de ebriedad. Dejé mi copa y me llevé a Pablo dando tumbos.
Fuimos a mi casa; en su estado no quise abandonarlo a su suerte ni reprocharle su retraso, mi larga espera o la pérdida de mi querida entrada al concierto de GUNS N' ROSES.
Se echó en el sofá como si fueran los brazos de un amante al tiempo que rompía en llanto inconsolable. Entre sollozos y voz resbaladiza me contó que el día antes lo habían despedido del trabajo; desde entonces vagaba de bar en bar sin saber cómo reconducir su vida y afrontar los pagos de la moto y del piso, de los que meses antes había pagado la entrada.

Imagen ©MichaelGaida, libre de derechos, tomada de Everypixel free.

Luego se quedó dormido, y mientras yo cavilando cómo podría ayudarlo, y así amanecimos. No quise despertarlo porque dormía como si no hubiera un mañana y quería evitarle su baño de realidad.
Me acordé de Macarena, amiga de siempre y algo más, que dirigía una empresa familiar de portes rápidos a domicilio. Por teléfono quedamos a la entrada de su negocio y al despedirnos respiré con un soplo de esperanza.
Desperté a Pablo con un café calentito y una sonrisa. Me pareció más envejecido que nunca, incluso con la entrada del pelo más notoria.
-¿De qué te ríes, gilipollas? ¡Estoy yo para risitas! -me escupió en la cara a modo de buenos días-.
- ¡Yo también te quiero!. ¡Porque somos amigos que si no te iba a aguantar tu abuela! -le respondí-, ¡vamos!, arréglate un poco que hemos quedado con Macarena.
Me miró sin verme y respondió con un cordial ¡vete al carajo!.
Dos horas más tarde me dijo mil veces gracias y lo siento dos mil. Macarena y su oferta de trabajo lo habían devuelto a la vida con una entrada triunfal.



©María José Gómez Fernández para la convocatoria #relatosEntrada de @divagacionistas de 23 de diciembre, 2019.

Aquí se puede leer la recopilación de #relatosEntrada de @divagacionistas.
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