miércoles, 30 de septiembre de 2020

Ocioso. N.N. – Día 200, 30 de septiembre

-¡Eres un CESTO, hijo! -gritaba Herminia mientras perseguía a Carlos por media casa enarbolando una zapatilla que nunca acababa de lanzar a la cabeza del hijo-. ¡Mira, mira cómo has dejado el CUADRO, está para tirarlo!
-Pero mamá… si casi no te das ni CUENTA; si no es porque voy y te CUENTO todo lo que hago…
-¡Anda, que me tienes contenta, todo el día haraganeando!
-¿Y qué quieres que haga? Las cosas están muy mal para trabajar… Y encima me han despedido…
-A ver si te dedicas al CANTO y dejas de volar el dron dentro de casa, ¡caramba!

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE OCTUBRE (I): JUAN GARAY, MÉDICO, COORDINADOR DE COOPERACIÓN DE UE-CUBA @JUANGARAY1

martes, 29 de septiembre de 2020

La vida es mágica gracias a personas como @BrunaHusky. N.N. – Día 199, 29 de septiembre

¡¡¡Notición!!!

Me subí en el barco de los directos de Rosa como el náufrago que, rescatado, sube a una embarcación, luchando con el oleaje y el temporal en alta mar. Estábamos inmersos en un auténtico temporal, el del confinamiento por la pandemia, confusos durante los primeros días, tomando el control de nuestras reacciones ante la adversidad. Los días eran largos e inciertos, combinando información con horas larguísimas de teletrabajo y pastoreando todo lo que se mueve en una casa. Reconozco que otras personas estaban peor porque tenían problemas graves añadidos. En general nos sentíamos algo perdidos y un poco saturados, y entonces llegó el arca de Noé de los directos con Rosa, nos abrió sus compuertas, y como digo, me subí.


El entusiasmo colectivo y el respaldo de Rosa hicieron posible que se gestara este libro de cuentos en dos volúmenes: En Cuentos con Rosa: Carmín y En Cuentos con Rosa: Chocolate. Podrá adquirirse a partir del 30 de septiembre en formato digital en Amazon y un porcentaje de sus beneficios irá destinado a ACNUR. La obra reúne cuentos diferentes creados en torno a la descripción de dos personajes, así que estos personajes, distintos en cada relato, nos llenan a todos de pinceladas de vida, amor, secretos, intriga, muerte, ilusiones, y ¡cómo no! de carmín, chocolate, palomas e imaginación, mucha imaginación. Mi cuento se encuentra en el volumen Carmín y se titula La acera de enfrente; comentarios de compañeras de proyecto indicaban que estaba bastante bien, y yo, que he leído alguno de los cuentos, también os digo que los que he podido leer merecen bastante ser leídos, así que el siguiente que debe opinar eres tú, y tú, o bueno... también tú y tú, y todo el que quiera disfrutar de literatura escrita por escritores noveles en los que confió Rosa Montero, que para más inri prologa esta obra que publica la editorial mexicana Literálika. ¿En serio te la vas a perder?

Todos estos cuentos son el fruto de un esfuerzo común, de tardes de encierro, de ilusiones sobre la mesa, de encuentros con Rosa Montero, que nos ha ido guiando y nos guía, como un hada con varita llena de tinta capaz de inventar mil mundos y de hacer que otros también podamos inventarlos…

Y ver que tantas tardes de encierro, con el referente de los encuentros con Rosa y la ilusión por crear un cuento son ahora realidad, y que una parte de sus beneficios irá destinada a una causa que lo necesita… ¡¡¡Eso no tiene precio!!! ¡Y el libro tampoco, vaya, que está tirado, fíjate bien en lo que cuesta!

¡¡¡Rosa, los 168 te adoramos!!! Has sido el barco al que me subí en pleno temporal en alta mar, y a partir de ahí, nos tocaste con tu varita mágica llena de tinta e imaginación, llenando nuestras horas que se hacían largas esperando el próximo encuentro contigo. Tardes de encuentros que para mí han sido como volver a casa después de mucho tiempo.


Lo supimos más tarde, pero eras Rosa-Raluca, eras #LaBuenaSuerte y nos hiciste raluquear -lo supimos más tarde también-. Estoy encantada y orgullosa de formar parte de este proyecto, y lo digo a boca llena!!!

¡Gracias a todos los compañeros y compañeras del libro!, ¡gracias también a Carmen Terán, creadora de las portadas! Y sobre todo, ¡¡¡gracias a Rosa-Raluca por su enorme generosidad, por su maestría, por su magia, por su poderío y por sus libros!!!

Te queremos una "jartá" Rosa Montero 🤗

Aquí están las palabras de Rosa, explicando el proyecto y presentando el libro:

Esta bonita historia empezó el 14 de marzo, con el confinamiento. Era tal la angustia reinante que

pensé en hacer algo para intentar animarnos un poco. Y se me ocurrió organizar encuentros en vivo

en mi Facebook todos los miércoles y sábados. Muy pronto las citas se convirtieron en un taller de

escritura creativa; fueron seguidas en directo por cientos de personas y en diferido por miles.

Provenían de diversos rincones del planeta y se arremolinaron en torno a mí, pillándome tan de

sorpresa con su apasionado entusiasmo que me vi arrastrada, o más bien levantada en volandas. Ese

hermoso huracán me hizo volar.

Hicimos diversos ejercicios, y uno de ellos consistió en definir un personaje con sólo dos frases.

Mandaron más de cuatrocientas definiciones; escogí seis, y entre ellas la gente votó dos. Para

entonces llevábamos más de tres meses de taller y decidí poner punto final. Pero les sugerí que no

dejaran de escribir y que redactaran un cuento en el que interactuaran los dos personajes. ¡Madre

mía! Fue como tirar una piedra contra un panal de abejas: inmediatamente se levantó un enjambre

zumbando y brillando y dibujando rizos en el aire. Rosely Dalterio dijo que deberían hacer un libro

con los cuentos; Andrea Aquino propuso que yo escribiera el prólogo, a lo que accedí de inmediato.

Enseguida la española Alejandra Albert y la mexicana Chantal Mas abrieron dos grupos de

Facebook para organizarlo todo. Y se pusieron a revolotear y a fabricar miel de manera afanosa.

Para ello formaron varios equipos: de administradores, de editores y de diseñadores gráficos.

Decidieron hacer dos libros y donar las ganancias a ACNUR. No tengo palabras para expresar la

increíble labor que han desarrollado, el impecable nivel profesional. Al final reunieron ciento

sesenta y ocho relatos; provienen de veinte países y sus autores tienen entre doce y setenta y seis

años. Los he leído todos: son buenísimos, algunos en verdad extraordinarios. Ha sido una especie de

fiebre colectiva, un brote de genialidad que se ha extendido como un incendio a través del mundo:

casi puedo visualizar el globo terráqueo chisporroteando aquí y allá con el entusiasmado afán de

estos locos divinos. Los libros saldrán el treinta de septiembre, en versión digital, en la editorial

mexicana Literálika. Esta explosión de creatividad y empática alegría ha surgido en la más negra

noche de la pandemia. Todo lo han hecho ellos, incluso poner los títulos (En Cuentos con Rosa,

Carmín, y En Cuentos con Rosa, Chocolate). Es una prueba innegable de que la luz y la esperanza

existen.

Rosa Montero.

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©María José Gómez Fernández

lunes, 28 de septiembre de 2020

Ni héroe ni heroína. N.N. – Día 198, 28 de septiembre

Atravesaban la plaza agarrados el uno al otro, más como dos en peligro de caer, por caminar trastabillando, que como una pareja amantísima; los dos tan delgados que parecían juncos al viento. El Feo y La Canija iban a pillar algo a la esquina cerca del cine San Fernando; no mucho, que la pasta no es chicle y no les iba a dar para tanto. Después se irían, "de tranquis" a meterse sendos picos a un lugar apartado en el Barrero, entonces una zona llena de basuras y poco recomendable para pasear. En los últimos tiempos habían logrado mejorar sus paupérrimos ingresos gracias a la intervención de un benefactor que les salió como por arte de magia, un profesor universitario que de pura casualidad los conoció y quiso ejercer de Pigmalión: El Feo encontró acomodo limpiando en un supermercado de barrio -no era gran cosa, pero trabajaba cuatro horas, toda una hazaña para él-, y La Canija tenía que acudir a la casa del profesor para atender labores domésticas. Ambos habían dado al profesor su palabra de cumplimiento. Dos días a la semana, al terminar su trabajo, La Canija esperaba a El Feo en la casa del profesor y éste les instruía repasando con ellos lectura, escritura y otras disciplinas a nivel de sexto de primaria, y todo iba realmente bien porque estaban contentos por la oportunidad de aprender y porque el profesor, orgulloso, les hacía ver sus avances.

Los demás días de la semana corrían el peligro de verse envueltos en cualquier desamparo del azar, incluso tentaban a la suerte y volvían a sus antiguas fuentes de ingreso, aún no abandonadas: pequeños hurtos de El Feo y prostitución barata de La Canija, pero de esto el profesor no sabía nada.

Se despidieron en torno a las 11 de la noche con un fugaz beso en los labios -¡tan enamorados seguían!-. El Feo fue a sus asuntos para birlar algo por ahí; La Canija se puso a hacer dedo a las afueras de la ciudad, en dirección a la playa. Tuvo suerte y pronto subió a un coche.

Dos días después, el periódico refería que una mujer joven, cuya descripción correspondía con la de La Canija, había sido hallada sin vida en las dunas de la playa. No había muerto por sobredosis de un mal pico sino cosida a puñaladas. El Feo la lloró durante mucho tiempo, sin poder olvidarla.

©María José Gómez Fernández

Con este relato participo en la convocatoria de @divagacionistas con #relatosPicos de septiembre 2020. Basado en una historia real ocurrida a finales de los años 80 en una ciudad del sur de España.

Publicado en Divagacionistas.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Las reflexiones de Elvira. N.N. – Día 197, 27 de septiembre

Esta mañana leyendo el artículo de Elvira no he podido resistirme a expresar mi opinión por escrito.

¡Cuánta razón tiene Elvira Lindo!

Cuántas veces no he pensado lo mismo -muchos seguro que también, otros no, para nada-, respecto al pago de justos por pecadores, al deterioro que está sufriendo la cultura, al ninguneo y casi, caso omiso, que se hace a la opinión científica, a la falta de educación y comportamiento de tantos, afincados en sus equivocadas ideas retrógradas, xenófobas, androcéntricas...

¡Cuánta razón! ¡Anda que no nos queda camino por recorrer! Hasta que todos entendamos que la responsabilidad social empieza por uno mismo, hasta que todos interioricemos que los pilares sobre los que la sociedad debe asentarse para caminar son básicamente tres, que se ramifican a su vez en otros más. Y es que, sin educación, sin cultura y sin ciencia no hay futuro.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Las reflexiones de Rosa. N.N. – Día 197, 27 de septiembre

👏👏👏¡¡¡Buenas noches!!! Antes de irme a dormir he querido leer el artículo de nuestra querida Rosa. Estoy segura de que Raluca también estaría de acuerdo con su contenido, lo mismo que yo. Pero tendrás que leerlo para sacar tus propias conclusiones.

Por mi parte, pienso que la humanidad se está perdiendo más del 50% de creatividad, inteligencia, mano de obra, razonamiento, investigación, ciencia, política, gestión, progreso, en fin, de todo, si se empeña en no dar su sitio por igual a la mujer y al hombre, si se empeña en no variar el enfoque androcéntrico del mundo que predomina en la sociedad.
No se trata de machismo ni feminismo, no se trata de dominancia de hombres sobre mujeres ni de mujeres sobre hombres; se trata de interiorizar la igualdad de género a nivel social, cultural, educativo, laboral, sexual, etc. Se trata de valorar el mérito y el esfuerzo con independencia de ser hombre o mujer. Si la humanidad no varía su enfoque androcéntrico la vida y la historia seguirán viviéndose y escribiéndose con género marcado masculino y la generación actual así como las venideras se estarán perdiendo el 50% o más de la realidad, porque la vivirán y revisarán de forma sesgada.
El conocimiento es el instrumento para combatir el punto de vista del género marcado -que es peor que un virus-, para terminar con él y que éste no acabe con el valor de la mujer y sesgue sus aportes en todos los ámbitos, escondiéndolos bajo los laureles inmerecidos que se otorgan a muchos hombres.
Por supuesto, y como los méritos y logros de las mujeres son tan desconocidos para tantos, es imprescindible, justo y necesario sacarlos a la luz, referirlos, escribirlos y estudiarlos, solo así podrán rescatarse del olvido de la memoria y darle su merecido sitio en la historia, en igualdad con aquellos de los hombres. En este largo camino que aún nos queda por recorrer, hay muchas mujeres que también tienen que cambiar su punto de vista androcéntrico, afincadas en su cómodo e inútil papel de florero. También por eso debemos seguir luchando con la razón y la palabra, para minimizar y extinguir este despropósito e injusticia hacia la mujer.

Cuando la sociedad esté vacunada contra el virus del desconocimiento y otorgue su lugar por igual a la mujer y al hombre, es posible que se reduzca el maltrato y la infravaloración de la mujer puesto que será reconocida y valorada, y por tanto, tan respetada como el hombre.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 26 de septiembre de 2020

La importancia de ser quien eres. N.N. – Día 196, 26 de septiembre

No eres más que yo,
no soy más que tú.
No dejes que te arrasen
ni te invadan, ni te pisen.
No permitas que nadie
te humille, te ignore,
te ridiculice, te grite.
Defiende tu sitio
con las mejores armas:
la razón y la palabra.
Defiende tu persona
con el silencio
cuando el contrario
busque gratuito
el enfrentamiento.

Nadie es más que tú,
nadie es más que nadie.
Tenemos diferentes
profesiones, estudios,
vivencias, entornos,
pero somos personas,
seres humanos por igual,
con honor, sentimientos,
capacidad, voluntad,
derechos, libertad.

No eres una marioneta
y nadie es más que tú.
Haz valer ante ti y los demás
la importancia de ser tú.

©María José Gómez Fernández

viernes, 25 de septiembre de 2020

Un cerdo en el edificio. N.N. – Día 195, 25 de septiembre

Si en tu edificio no hay un cerdo entonces tienes mucha suerte, pero seguro que en muchos edificios hay al menos un cerdo, y no precisamente de esos que comen bellotas y de todo, y se revuelcan en barro, no, sino un cerdo en su acepción de persona sucia y grosera.

Me explico, aunque creo que ya se intuye por dónde voy. Me refiero a persona grosera porque no tiene consideración con los demás y realiza acciones con las que falta al respeto a otras personas. Y me refiero a persona sucia por su comportamiento incívico, insalubre y poco higiénico. ¿Por qué? Pues porque no tiene contemplaciones cuando se dedica a arrojar basura por doquier en el edificio donde vive y que comparte con otros vecinos: papelitos, papelotes, trozos de cartón, fragmentos de basura menor, mascarillas sucias, bolsas de basura chorreando líquido apestoso que mancha el suelo por donde pasa, y lo último, bolsas de basura rotas conteniendo cualquier resto orgánico, plástico, papel y vidrio -posiblemente con la intención de que su contenido, sin separar para reciclaje, se desparrame por cualquier parte-.
No sé si has tenido la fortuna de no toparte con alguien así, pero si no es el caso, entonces puedes decir como yo que hay un cerdo en tu edificio.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 24 de septiembre de 2020

Un soplo de aire. N.N. – Día 194, 24 de septiembre

Vorágine, carreras para llegar a todas partes, prisas, estrés, obligaciones, horarios, contratiempos, reloj, reloj, reunión, terminar el trabajo, dar cuentas, hacer informes, correr para volver a casa, correr para llegar a todas partes, comprar, los olvidos, cocinar, horarios, horas que se echan encima, horas idas, horas a las que no llegas, horas que se pasan y no vuelven más, comidas, cenas, desayunos, cafés, encuentros frugales, encuentros virtuales, encuentros anhelados, y vuelta a las prisas, prisas hasta para ir a dormir, prisa por conciliar el sueño, el sueño que no llega, que no quiere apoderarse de uno, el descanso sin el sueño, el descanso a medias, hasta que suena el despertador, lo apagas de un manotazo, procurando no romperlo para no tener que comprar otro, y las prisas, más prisas, para asearte, vestirte con tu disfraz de competencia y resolución, de jovialidad, de sonrisa dibujada, y para qué tanta sonrisa que queda tapada por la mascarilla, y antes de salir a la calle, un poco de carmín que nadie verá, y una línea en los ojos, y a correr, para llegar a tiempo, ese tiempo que luego falta para todo lo que uno necesita hacer para desahogar y llenar su espíritu...

Vivimos en un bucle de ritmo desenfrenado y absurdo. Un poco de aire, por favor.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Sentimientos, sin más. N.N. – Día 193, 23 de septiembre

Ya no me empeño
en poner nombre
a los sentimientos.

Ya no me empeño,
solo los siento,
a veces los comparto,
y casi siempre
me los dejo dentro.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 22 de septiembre de 2020

Esa extraña noche. Microrreto Sueños de Robot. N.N. – Día 192, 22 de septiembre

Esta es la primera vez que participo en estos Microrretos. No recuerdo bien cómo tropecé con este reto de escritura y con el blog El Tintero de Oro pero me atrajo la idea, me he hecho seguidora del blog, de su cuenta de twitter y facebook, y además me he lanzado a participar utilizando por primera vez un generador de argumentos. Creo haber utilizado todos los elementos del argumento escogido. Le he dado varias vueltas y este es el resultado, así que espero que os guste.


  •  argumento que te salga al hacer clic en el botón Generar nuevo argumento.
  • Escribe un microrrelato de hasta 250 palabras como máximo basándote en todos o alguno de los elementos que os aparezca en el argumento generado.
  • Publica el microrrelato en tu blog junto al argumento en el que te basaste. Explícanos qué elementos de ese argumento escogiste para escribir tu micro.
  • Deja un enlace a tu micro en los comentarios de esta entrada para que pueda añadirlo a la lista y que todos puedan leerlo.
  • Tienes de plazo hasta el 30 de septiembre.

Argumento que me salió al  hacer clic en el botón “generar nuevo argumento”:

Argumento:
Un diseñador de interiores con profundas creencias religiosas y una meteoróloga adicta a la televisión, se volverán vampiros, pero una maquilladora de cadáveres se cruzará en sus caminos, en una historia con varias líneas temporales que habla sobre la separación de los seres queridos y las víctimas de abusos.

ESA EXTRAÑA NOCHE

En el aire, en la sombra, espera agazapado para saltar sobre su próximo objetivo. Nadie lo ha visto pero el vampiro sabe que cada vez son más.

Eladio echa la persiana de su tienda-estudio de decoración de interiores. Cansado por el largo día, da gracias a Dios porque el negocio ha sido bueno, a pesar de la situación crítica que atraviesa el país. De pronto, una mordida en su cuello. Horas más tarde lo encuentran muerto tendido en el suelo delante de su establecimiento.

Terminado su espacio "El Tiempo" en el informativo de la noche, Mar sube con prisa a su coche para volver a casa, ansiosa por llegar para verse en el programa que dejó grabando. Sin tiempo a cerrar la puerta, siente un agudo dolor en su cuello, y apenas puede comprobar cómo una boca succiona su sangre. Por la mañana descubren su cuerpo en el asiento del coche, con la puerta entreabierta.

Teresa no habla con ninguno de sus clientes a pesar de tener que atenderlos, pero esa noche es una excepción porque cuando se dispone a maquillar a Mar, ésta abre los ojos y se levanta. Eladio también. Teresa se quiere morir del susto y la impresión y retrocede hasta un rincón del depósito, aunque ninguno de los muertos se muestra agresivo.

-¡Estáis muertos! -les dice llena de pánico-.
-¡Señor, si no he podido ni despedirme de mi marido! -dice Eladio-.
-Hemos sido víctimas de un ataque -añade Mar-, ¡esto tiene que salir en las noticias!

©María José Gómez Fernández

Publicado en El Tintero de Oro.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Peludos, ladrones del corazón. N.N. – Día 191, 21 de septiembre

Si mi querido PELUDO Simeón supiera leer le escribiría una nota que pudiera leer cada vez que salgo de casa y se queda esperando mi vuelta. Pero como no sabe leer lo que hago es hablarle con gran cariño, poniendo voz melosa con mimitos, y eso lo entiende y se alegra moviendo su COLA y mirándome con ojos amorosos que solo él sabe poner.

Eres la mitad de la felicidad MÍA, demostrando tu FIDELIDAD a pesar de la adversidad. Eres uno más de esta casa y de esta familia, eres parte de nuestra VIDA.
No permitiré que nadie te dañe.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE SEPTIEMBRE (IV): JAVIER TAIBO, EMPRESARIO

domingo, 20 de septiembre de 2020

Las reflexiones de Rosa. N.N. – Día 190, 20 de septiembre

¡¡¡Bueeeeenooosss y ralucos días a todos y todas!!! Aún durmiendo la mayoría, supongo!!! Leí el artículo de nuestra Rosa y su reflexión sobre nuestra aceptación o no de la muerte como algo intrínseco a la vida, más aún en estos tiempos que corren y nos ha tocado vivir. Recomiendo su lectura para que cada cual haga su propia reflexión.

En mi opinión, una reflexión ajustada a lo que nos ronda en la sesera a muchos: unos piensan y viven sin contemplar que la muerte también les tocará; otros, más existencialistas, tenemos la muerte muy presente, y dentro de este grupo, los hay que se la pasan envueltos en la melancolía y aquellos que desgranan y disfrutan cada momento de la vida, raluqueando, raluqueando, y para mí, esa es la mejor actitud de vida, positivismo y raluqueo (con nuestros baches, accidentes e incidentes). Y sí, todos nos perdemos en necedades como dar clic a las interminables galerías de imágenes de famosos, con pésimo texto periodístico; puede ser aburrimiento, curiosidad, o querer empatizar con lo desconocido o lo que, hipotéticamente, también nos pudiera ocurrir al común de los humanos, vaya como una catarsis en modo marujeo. En fin, nadie es perfecto, a pesar de proponérselo.
¡¡¡#FelizDomingo!!! 🥰👋😇

©María José Gómez Fernández

sábado, 19 de septiembre de 2020

El concurso de la IFLA. N.N. – Día 189, 19 de septiembre

Entre otras cosas, un microrrelato me motivó el día. Descubrí la convocatoria del concurso hace dos días, a través de IWETEL, una lista de distribución de mi profesión (bibliotecaria y otras hierbas), y esa misma tarde me puse a darle vueltas a una idea que se me fijó irremediablemente.
Por la noche tenía la idea con forma. Di la brasa a alguna que otra persona cuya opinión y observaciones me merecía la pena, y les doy las gracias por la atención que me han prestado, su tiempo y su interés. Hoy, una vez incorporadas todas las sugerencias recibidas, envié el microrrelato al concurso de la IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas). Se titula "Hasta los pelos de desinformación". Ahora toca esperar. Lo más importante ya está hecho, y eso es participar, porque participando se escribe, se ensaya, se aprende, y aprender es lo más gratificante que existe.

Por si alguien quiere participar, pongo aquí el enlace al concurso y a sus bases; estará abierto hasta el 22 de septiembre próximo.

©María José Gómez Fernández

viernes, 18 de septiembre de 2020

Balance de incorporación al trabajo. N.N. – Día 188, 18 de septiembre

Muy breve, seré breve, porque todos tenemos mil cosas en la cabeza y a nadie le apetece que otro venga a sumarle más.
Transcurridos unos diez días desde que me reincorporé al trabajo puedo decir, mínimo:
-Estoy feliz por tener un trabajo al que reincorporarme después de unos días de vacaciones.
-Me siento afortunada por tener un trabajo, a pesar de que los años pesan y también el tiempo que ya uno lleva a la espalda trabajado.
-Sentirse feliz y afortunado por trabajar no quitan que la vuelta a la rutina, a los horarios y a las obligaciones produzcan un cierto bajón anímico.
-Esa bajada de ánimo se justifica un poquito en la falta de tiempo que sobreviene para tus cosas personales: más obligaciones, más cansancio, menos tiempo para ti y lo que te gusta hacer.
-No me permito encerrarme en la bajada de ánimo así que me apoyo en los que tengo alrededor para recobrar aliento y fuerza, y procuro organizar el tiempo para que me alcance a hacer el máximo de cosas que debo y quiero hacer.
-Me alegro por lo que tengo y por lo que me llega y me busco. Ver el mundo en positivo y rodearse de positividad contribuyen a no perder la alegría y la fortaleza.

©María José Gómez Fernández

jueves, 17 de septiembre de 2020

Duendes y musas. N.N. – Día 187, 17 de septiembre

No sé cómo empezó esto de que me gustara escribir pero ya hace tiempo que lo hago, así como desde los 12 o 14 años. Desde entonces, aunque con algún intermedio, no he podido parar. Escribir me ha servido para desahogar emociones, pensamientos, sentimientos, y también para inventar alguna fantasía, imaginar historias, ponerme en la piel de otros. Escribir es como pintar, como componer música, como diseñar un edificio, un proyecto; es crear, y a mí me sirve para sacar lo que llevo dentro, que no tiene que ser algo privado, también puede ser algo público, algo que ves y te descoloca, una injusticia, o algo curioso, o algo gracioso, o una opinión que sientes que debes ofrecer.

Estos días los duendes y las musas no me han dejado del todo. Ojalá alguien me haya echado en falta. Tanto quehacer y tan poco tiempo han impedido que escribiera en este y mi otro blog, pero bueno, ya he vuelto a la carga.

©María José Gómez Fernández

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Sigo en el otoño. N.N. – Día 186, 16 de septiembre

Hay previsión de lluvias
y bajada de temperaturas...

¡Y mira que hacía falta!
¡Y mira que lo anhelaba!

Pero ahora que se acerca
y que el otoño nos habla,
ahora que los días
empiezan a ser más cortos,
que anochece más temprano,
el cielo gris me cubre de soledades
y más echo en falta tu regazo
y tus cálidas manos, sus caricias,
y los besos y los abrazos.

Ahora que el frío se anuncia
me doy cuenta:
desde tu partida,
a pesar de la primavera
y del verano,
yo sigo en el otoño.

Ahora me doy cuenta
de que no dejé de sentir
ni soledad ni frío,
a pesar del calor
del verano y en derredor,
pero ahora lo noto con más fuerza:
yo sigo en el otoño.

©María José Gómez Fernández

lunes, 14 de septiembre de 2020

La Tierra llora. N.N. – Día 183, 13 de septiembre

La NATURALEZA es pasado, lo dice la tierra y el mar; es hogar, es vida, es futuro, no es solo un lugar más para TURISMO, que también; es CULTURA: sus paisajes, inspiración de artistas. Es ciencia: geología, biología, agricultura... El ser humano es una pequeña parte de esa gran conjunción en armonía, y la que más daño hace al resto. Si nos acopláramos mejor con el conjunto, en actitud de COMPAÑERISMO con nuestra madre Tierra, conviviendo y desarrollándonos en forma sostenible para el planeta, contribuiríamos a mantenerla en un estado de eterna JUVENTUD. Pero la Tierra llora. ¿Nadie la oye?

©María José Gómez Fernández

Originalmente publicado en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE SEPTIEMBRE (III): PURA SÁNCHEZ, DIRECTORA DEL ALBERGUE JUVENIL EL ESCORIAL

domingo, 13 de septiembre de 2020

Infoxicación y responsabilidad. N.N. – Día 182, 12 de septiembre

Muy breve, voy a ser muy breve, lo suficiente para que, espero, se note y traspase, o sea, todo lo contrario al eslogan utilizado en el anuncio de una conocida compresa femenina.

Nos sobra información y nos falta responsabilidad, personal y social, a muchísimas personas les sobra de lo uno y les falta de lo otro.

No sirve de nada escuchar y/o leer, ver, noticias en los diferentes medios, noticias relacionadas con el virus que ha venido para trastocar nuestra desbordada dinámica de vida. No sirve de nada saturar al respetable con cifras y cifras, con noticias que abordan la parte escabrosa y morbosa, con noticias sobre los que no respetan las normas que se van estableciendo, las restricciones cambiantes, desde el principio imprecisas, tantas veces contradictorias.

Más útil sería aportar algún dato, referir algún hecho de la forma más objetiva posible, y sobre todo, insistir en la importancia de que la gente asuma su parte de responsabilidad, personal y social, en estos momentos, en todos, pero en estos más. Invocar a la responsabilidad de las personas en su comportamiento diario como parte fundamental para evitar la propagación del virus cuyo nombre todos conocemos.

Se precisa más información seria, rigurosa y que sea ésta la que predomine y no las noticias falsas -fake news-, ni la información sensacionalista y alarmista que se torna en infobesidad. Se precisa la concienciación de las personas a su responsabilidad particular como ingrediente necesario para posibilitar una fructífera responsabilidad social, partiendo de los organismos competentes, a través de todos los medios de comunicación.

En definitiva, menos infoxicación y más responsabilidad.


©María José Gómez Fernández

sábado, 12 de septiembre de 2020

Cada instante. N.N. – Día 181, 11 de septiembre

Degusta cada instante porque puede contener la dosis necesaria de vivencias para poderlo definir como momento de felicidad. Después pasa y no vuelve, solo queda recordarlo y saborear el regusto de plenitud que nos dejó, y desear que venga otro instante igual.

©María José Gómez Fernández

jueves, 10 de septiembre de 2020

Y el verso se hizo polvo. N.N. – Día 180, 10 de septiembre

Se consumió con las llamas
de los incendios del mundo,
y camaleónico se tornó anaranjado,
como el cielo de California,
como el cielo de la sierra de Huelva,
como el cielo sobre el campo
de refugiados de Lesbos,
como el cielo de cualquier lugar
devorado por las llamas.

Se volatilizó con las explosiones
de Molina de Segura en Murcia,
se deshizo en mil fragmentos
desplazados a muchos metros
en las explosiones de Beirut.

Y el verso se hizo polvo
y se fundió con nosotros,
con nuestro dolor,
nuestros temores,
con la tristeza palpable
de los desamparados,
y con las lágrimas
de niños y mujeres,
de hombres que lloran
como niños que fueron.

Fue vilmente acuchillado,
aporreado, asesinado,
con cada víctima del machismo,
y con ellas, incinerado.

Fue la voz que flota en las calles,
en las protestas, en las revueltas,
y que luego se acalla
por la conveniencia
de guardar el orden
y las apariencias.

Y el verso se hizo polvo
por ser leve como el aire
hasta confundirse con él
y ser respirado por todos.

Pendió en el aire
con las gotículas de saliva
salpicadas de mentiras
desde las bocas de políticos,
hasta caer al suelo, caer
como caen los gobiernos
cuando ya no tienen más
para ofrecer al pueblo.

Y el verso se hizo polvo
para ser voz y decir basta,
para retomar el poder de la palabra
que denuncia los desórdenes,
las injusticias, los golpes,
las balas, las catástrofes,
la sinrazón, la incongruencia,
el egoísmo, la locura, la muerte.

Y el verso se hizo polvo
y resurgió de la nada.

©María José Gómez Fernández

Nunca se sabe-4 y final especial para Begoña. N.N. – Día 179, 9 de septiembre

A petición expresa de Begoña -no suelo reabrir un final, así que haré una excepción-, voy a poner un nuevo punto final a esta breve historia, aunque mi vecino bloguero ha elaborado un final porque echaba en falta qué ocurría en la cita de los personajes. Podéis verlo en esta entrada en su blog jm vanjav hasta en 500 palabras+. Que cada lector elija el final que más le guste, o bien, puede inventar uno propio. En cualquier caso, gracias a todos por leer y a jm vanjav por colaborar.

A las 11 de la mañana ya estaban sentados en una mesa del bar de la plaza Concha y Mario. Habían llegado casi a la vez, cada uno desde un lado, saludándose desde lejos, mientras las respectivas Consuelo y Tere susurraban al oído un posible "allí está, vamos a saludar".

Aunque Mario podía caminar distancias muy cortas prefirió acudir en su silla por comodidad y bien para Tere y para él. Consuelo caminaba al lado de Concha, atenta a cada paso que daba con la ayuda de un hermoso bastón digno de la colección de bastones del escritor Antonio Gala.

-Buenos días -se saludaron todos casi a la vez-, con una sonrisa y mirada de aprobación de Concha y Mario tras recorrer el físico del contrario.

Tras acomodar a sus respectivos Consuelo le habló a su señora, no sin dirigir también la mirada hacia Mario y Tere -a esta con complicidad-:

-Bueno, nosotras dos nos vamos, que tenemos que ir a la compra y luego a arreglar cosas en casa.

-Sí, aquí poco hacemos -apostilló Tere-, volvemos en una hora o así. Mario, llámame si me necesitas antes.

Pidieron un descafeinado con leche y un croissant tostadito para Concha junto con una tostada de pan de molde para Mario.

-Muy amable por la cita Concha.

-Vamos a tutearnos Mario. Pues me hizo ilusión. Hay momentos que se me cae la casa encima. ¿Qué mal puede hacernos charlar un rato? Esto es original, no creo que muchos de nuestra edad hicieran lo mismo.

-Pues sí, Concha. La gente se pierde lo mejor por ajustarse al qué dirán y a tanta etiqueta social. ¿Así que te entretienes con la tablet? Yo me pongo con mi ordenador, miro por la ventana a ratos, me gusta observar la quietud de la plaza en la noche y sí, me llamó la atención la luz. Empecé a imaginar historias, sí, como hacen los escritores, así que intrigado por mis propias ocurrencias terminé preguntando a Tere, y ya me contó. Pero aún sentí más intriga.

-A mí me hizo mucha ilusión que alguien se interesara por mí, la verdad. Además de mi hijo y su mujer, y claro está, Consuelo, poco más. Hace tanto... Uff, por lo menos desde la última vez que me hicieron una entrevista.

-¿Una entrevista?

-Sí, yo era modelo, de alta costura, pero de España no salí. Rechacé muchas ofertas para Paris, Nueva York, bueno, otros sitios, y claro, los periodistas me entrevistaron aquella vez, creo que fue casi la última, para que yo contara por qué había rechazado llegar más lejos en el mundo de la pasarela.

-¡Ah! ¿Y qué les respondió?

-Pues, aunque a algunos pueda parecerle una tontería por mi parte, por mi aversión a los viajes.

-Lo que puede cambiar el futuro una manía.

-No es exactamente una manía. Los viajes que hice por España me cansaban mucho, no solo ir de acá para allá, sino ese sentimiento de no estar nunca en tu sitio, ese desencaje, siempre con todo a cuestas, durmiendo en camas que no escogí, en fin, muchas cosas... Es que no era solo un día, era de continuo y me cansaba mucho.

-Pues sí que tiene que ser cansado. Yo, lo poco que he viajado ha sido alguna vez en vacaciones, pero claro no es lo mismo. Así que eras modelo... qué interesante. Se te ve muy guapa, si se me permite decirlo.

-Muchas gracias Mario. Claro que se permite. ¿Qué hacías tú?

-Yo siempre he sido electricista. Siempre haciendo instalaciones en las viviendas, en los edificios, o arreglando averías. Y todo cansa, porque llega un momento que también te hartas de pasar la vida recomponiendo lo que está descompuesto. Eso sí, siempre me gustó mi trabajo, pero sería la edad, que ya me empecé a cansar. Un día tuve un accidente y caí desde lo alto mientras arreglaba una antena -que también las he instalado y arreglado-, y desde entonces esta pierna me falla más que una pistola de plástico...

-¡Jajajajajaja!

Un buen rato, varias confidencias y risas más tarde, Consuelo y Tere ya volvían de los quehaceres. Se sentaron para tomar un descanso antes de regresar a casa. Mario y Concha lo estaban pasando realmente bien. Tenían que repetir, sin duda, pero ahora había que volver, no sin antes intercambiar números de teléfono y otros datos que les permitirían comunicarse por diferentes vías.

Por la noche, en el silencio de la plaza, la luz de la habitación de Mario y la torrecita de Concha eran los únicos faros en esa playa sin mar, ahora menos solos, acompañados por el otro, por sus ocurrencias, por sus vivencias, y también por la complicidad y la nueva amistad entre ambos, y por todo lo que está por vivir, porque nunca se sabe...

©María José Gómez Fernández

martes, 8 de septiembre de 2020

Nunca se sabe-3 y final. N.N. – Día 178, 8 de septiembre

Hace tiempo que tiene llave y, de buena mañana, Tere entra como un torbellino inundando la casa de vida, como la luz que ya entra por alguna ventana.

-¡Mariooo, buenooos díaaas, ya he llegadoooo!

Después de saludar, Mario se interesa por el recado que le encargó.

-Consuelo me ha dicho que sí, que le de a ella el papel, que se lo dará a su señora porque le vendrá bien tener un aliciente.

Tere entregó a Consuelo la nota de Mario. Un día entero de incertidumbre y espera. No tenía por qué responderle, a cuento de qué. Siguió su rutina como siempre aunque de tanto en tanto se le venía a la cabeza si tendría respuesta. La llamada de su hija lo puso muy contento, más su visita que se extendió desde mediodía hasta la cena que compartió con él.

Por la mañana Tere llegó un poco antes de lo que solía, como siempre irradiando luz y vida.

-¡Mariooo, buenooos díaaas, ya he llegadoooo! ¡Ay, este hombre, todavía en la cama! Mira lo que traigo.

La sonrisa se dibujó en la cara de Mario mientras desdoblaba la nota recibida. ¡Le había respondido!

Desconocido vecino Mario:

Con estos tiempos que corren y el encierro que llevamos por nuestras limitaciones, recibir su nota ha sido algo muy bonito. ¡Cómo iba yo a imaginar que en esta situación podía conocer a alguien nuevo! Es muy posible que tengamos cosas en común, además de una edad y vivencias parecidas, y sobre todo esa sensación de armonía que nos hace sentir bien con nosotros mismos, aunque a veces un poco solos, eso sí. Seguro que haber crecido en la posguerra nos ha hecho fuertes, animosos y con instinto de superación, sin perder el sentido del humor.

La luz de mi torrecita está encendida porque duermo tarde y poco y me entretengo leyendo libros y escuchando música, y otras veces, mirando fotografías del mundo de la moda en una tablet que me compró mi hijo.

Estaré a las once en el bar de la plaza para desayunar. Si lo desea podemos vernos, así podremos seguir hablando. Puede ser el principio de una buena amistad.

Mi nombre es Concha.

Saludos respetuosos.

-Tere, por favor, ayúdame a arreglarme, hoy desayuno en el bar de la plaza a las once, ¡con Concha!

-¡Ahora mismo, y lo acompaño!

©María José Gómez Fernández

lunes, 7 de septiembre de 2020

Nunca se sabe-2. N.N. – Día 177, 7 de septiembre

Desconocida vecina del otro lado de la plaza:

Mi nombre es Mario. Me atrevo a escribirle aun sin conocerla. Veo cada noche la luz de su torrecita encendida y sentí curiosidad, como los GIRASOLES que se empeñan en mirar al sol. Es difícil TRASPASAR el límite para contactar con un desconocido pero puede que tengamos cosas en común, como que seamos de la misma ÉPOCA o que nos rodee una INEFABLE soledad aunque contamos con alguna compañía y ayuda.

A esta altura de mi vida un HOGAR es sentirme bien conmigo mismo.

¿Aceptaría que nos enviáramos notas?

Mis respetuosos saludos.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE SEPTIEMBRE (II): LAURA RIPOLL, @LAURITAKELOKE MODELO Y COOPERANTE

Nunca se sabe. N.N. – Día 176, 6 de septiembre

La pequeña torre de la casa que hace esquina con la plaza está iluminada hasta muy entrada la madrugada. Desde el otro lado de la plaza puede verse la luz. Es tenue y amarillenta, seguro que de bajo consumo y luz cálida -piensa Mario, electricista jubilado-. Mario se acuesta muy tarde porque a su edad no necesita dormir tantas horas como cuando era joven; además, para dar vueltas en la cama es una tontería acostarse, se pierde la paciencia y los nervios. Prefiere quedarse frente al ordenador curioseando páginas, leyendo noticias, viendo imágenes, escuchando música; a veces entra en Google Maps y busca un lugar, una ciudad y virtualmente se acerca a sus edificios, recorre sus calles. Esta es una buena opción para viajar sin moverse de la silla, más aún de la silla de ruedas, con la dificultad que le acarrea ir a cualquier parte, además tampoco tiene medios para afrontar gastos de viajes; lo poco que tiene lo necesita para vivir. Cuando levanta la vista del ordenador Mario se entretiene mirando la plaza por la ventana, la plaza y las casas que dan a ella; disfruta ese momento en que impera el silencio, roto por algún coche que transita lento buscando aparcamiento o de paso, pero le llama la atención la luz que también está encendida -como la suya- al otro lado de la plaza, una luz pobre, más pobre aún con el visillo beige corrido.

Una mañana, intrigado, le pregunta a la chica que le ayuda con las tareas de casa; ella sale más a la calle y habla más con la gente, así que está más enterada de lo que ocurre en los alrededores.

-Ah, pues en esa casa, creo que vive una señora sola, bueno, con su gato. Eso me dijo la mujer que le hace las cosas de casa y la compra.

-Te lo pregunto porque cada noche la luz de la torrecita de la casa se queda encendida hasta muy tarde y me ha llamado la atención.

-Pues es una señora de su edad, chispa más o menos. Su hijo y la mujer viven en la casa de al lado, y me ha dicho mi compañera que van todos los días a verla. Vaya, que la atienden.

-Eso está bien. Fíjate, yo, si no fuera por ti... Mi hija, la pobre, viene cuando puede, pero no puede todos los días, aunque las dos veces que me visita a la semana para mí son una fiesta.

-Dicen que fue modelo cuando era joven. Debió ser bien guapa. Ahora no sé cómo se conservará.

-El que tuvo, retuvo.

Mario se queda pensando en las palabras de la chica. De repente se acuerda que tiene que pedirle que le ayude a transplantar una maceta.

-¿Me ayudas con la planta, te acuerdas?

-Ah, sí, qué tonta, casi me olvidaba.

Mientras están trabajando con la planta, él ayuda en lo que puede, a Mario se le ocurre una idea, se muerde los labios antes de decírsela a la chica, igual es una intromisión, una idea alocada, igual no es apropiado, pero...

-¿Crees que estaría bien... si te pido que le hagas llegar una nota mía a esa señora?

-¡Uuummm, qué misterio! Bueno, no sé, no la conozco personalmente, pero todo es probar. Se lo voy a decir a la compañera que la atiende, a ver qué dice, total, tendría que dársela a ella para que se la entregara a su señora.

-Gracias Tere. Entonces hoy le preguntas y mañana me das respuesta. Tendré escrita la nota.

-Muy bien Mario, pues así lo haré. Bueno, esto ya está. Voy a ir recogiendo y dentro de un rato, cuando termine la comida ya me voy.


©María José Gómez Fernández

Hay que saber decir adiós. N.N. – Día 175, 5 de septiembre

Todo tiene un principio y un final. Nos mostramos más entusiastas ante los inicios de algo y sin embargo, cuando se termina, normalmente, nos cuesta asimilarlo, interiorizar que se ha acabado.
Nos ocurre con algunas estaciones del año, sobre todo el verano, ahí, al final del verano como que nos ponemos nostálgicos, y esto es sentir del común de los mortales. Nos sucede con el amor, que nos deja fuera de sitio, rotos, también aliviados en otros casos. Nos sucede con los hijos que se van de casa y pasamos por el síndrome del nido vacío. Ocurre con un trabajo, más aún si después de su final uno no tiene otra oferta. Podríamos ir recorriendo mil cosas cotidianas y veríamos que también es así: una casa que compras y luego vendes, un objeto de recuerdo que se rompe, un libro que prestaste y nunca te fue devuelto, un delicioso plato de comida.
A todo tenemos que saber decir adiós, aunque nos cueste más o menos, pero es preciso y sano saber cerrar esa puerta cuando se trata de cuestiones irreversibles, interiorizar que terminó, asumirlo y continuar con la vida, porque la vida sigue.
Ayer fue uno de esos días en los que decir adiós me produjo tristeza, gran tristeza y hasta dolor. Cuando tienes que decir adiós y no te habías preparado para ello porque es algo inesperado, es más costoso hacerlo.
Tuve que decir adiós a mi camada de gatitos y su mamá, que había estado vigilando para que pudieran crecer y poder ser autónomos. Se afincaron en la jardinera del edificio, ella herida en una pata y con sus crías de un mes, aproximadamente. Agua, comida, estar pendiente de que ninguna cría se escapara o cayera a la calle y corriera una suerte no deseada. Todo bien hasta ayer, cuando tristemente comprobé que ninguno de ellos aparecía por parte alguna después de casi 24 horas, y lo definitivo fue encontrar apilados sus recipientes de agua y comida en un rincón del poyete de la jardinera. Estaba claro. Alguien los había hecho desaparecer pero desconozco la suerte que habrán podido correr, aunque la puedo intuir. Nadie que se hubiera hecho cargo de ellos, todos juntos -cosa difícil- habría dejado allí, bien a la vista, los cacharritos de la comida y del agua; estaban puestos a conciencia como un mensaje, una señal. Hay que ser mala persona para hacer desaparecer a unos pobres animalitos sin darles más oportunidad. 
Pensar que ahora eran libres de cualquier peligro era lo único que podía consolar la tristeza que me invadió. Ahora, cada vez que entro o salgo del edificio, no puedo evitar mirar hacia el rincón de la jardinera donde han estado todos estos días.
Rumiaba esa tristeza y la suerte que habrían corrido cuando me dieron la noticia de la muerte de un vecino del edificio de al lado. Me quedé hundida. Sabía que estaba enfermo pero no tenía idea de que hubiera empeorado, es más, el mes pasado lo vi por la calle varias veces y nos saludamos. José Antonio, El Oreja -por su parecido con el Príncipe Carlos de Inglaterra-, un hombre bueno, divertido, de los que van de frente, que no es tan frecuente hoy, buen amigo, una buena persona, otra más que el cáncer nos arrebató. Intenté consolarme con la idea de que también él ahora era libre, libre de la enfermedad y del dolor, pero es difícil, y aunque se termine asumiendo, cuando se trata de una pérdida así, aunque hay que saber decir adiós, es difícil hacerlo. D.E.P. amigo, y vuela alto.

©María José Gómez Fernández

viernes, 4 de septiembre de 2020

Todos eran sus libros: un relato bibliográfico de Rosa Montero. N.N. – Día 174, 4 de septiembre

María sacude la cabeza en un intento de despejarla, como los perros cuando se sacuden tras aliviar su estrés. Mientras trabaja desde casa está esperando que den las 7 de la tarde en su reloj, las 7 de la tarde, hora de España, la hora mágica de este tiempo de encierro, que para algunos parece que fueran LOS TIEMPOS DEL ODIO, porque con la pandemia, la confusión generada por unos y otros políticos, famosos, los medios de comunicación, gente de a pie que dilapida en redes sociales, el mundo entero parece estar enfrentado, sufriendo y enfrentado, los negacionistas y los que siguen las recomendaciones y las normas. María se pregunta qué posición habría tomado Bárbara ante estas corrientes de opinión, qué habría hecho y contra quién habría arremetido, como ya lo hizo BÁRBARA CONTRA EL DOCTOR COLMILLOS; María se pregunta cuáles habrían sido en esta situación LAS BARBARIDADES DE BÁRBARA.

Pero para María las 7 de la tarde es la hora de LA BUENA SUERTE en la que se entrega y escucha embelesada LO MEJOR DE ROSA MONTERO, como si fueran ENTREVISTAS, pero no, es mucho más, es LA VIDA DESNUDA porque Rosa abre su puerta y sus ventanas a todo el que quiera oírla y verla a través de Facebook, y responde a las preguntas y comentarios a los que siguen el directo. Mientras la escucha y la ve, María se dice, que ya podrían muchos periodistas tomarla como modelo para afinar EL ARTE DE LA ENTREVISTA: 40 AÑOS DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS son toda una experiencia nada desdeñable.

Ya es casi la hora, contando los segundos para que comience la emisión. Desde que sigue estos vivos María siente que despierta LA LOCA DE LA CASA y ahora vuelve a escribir, pero los miércoles y los sábados, a las 7 de la tarde, ESCRIBE CON ROSA MONTERO. Se lo ha propuesto, y dedica cada día un tiempo concreto a escribir lo que oye, lo que ve, lo que lee, lo que procesa, lo que la rodea, lo que la imaginación le ofrece; escribir sobre viajes, los que no ha podido hacer y los pocos que ha hecho, viajes vividos a través de lo referido por amigos cuando han vuelto, como EL VIAJE FANTÁSTICO DE BÁRBARA, o conocidos a través de las fotografías que tomaron, instantáneas que quedan para siempre en el recuerdo, como las ESTAMPAS BOSTONIANAS Y OTROS VIAJES.
Escribir, fotografiar la vida utilizando la palabra, porque la palabra es poderosa y sirve para denunciar, para luchar; la palabra puede ser como el TEMBLOR que produce un terremoto; escribir sobre mi país, que también se lo merece, ESPAÑA PARA TI... PARA SIEMPRE, sobre todo con lo que hemos vivido en los últimos CINCO AÑOS DE PAÍS, que darían para escribir hasta sobre nuestro rey emérito, pero no precisamente la HISTORIA DEL REY TRANSPARENTE, porque ha demostrado que para nada puede ser calificado como transparente.
Escribir unas necesarias INSTRUCCIONES PARA SALVAR EL MUNDO.
Escribir y no parar, todos los días, como el que practica un deporte, escribir sobre los HOMBRES (Y ALGUNAS MUJERES), qué digo algunas, muchas, escribir HISTORIAS DE MUJERES, escribir sobre NOSOTRAS: HISTORIAS DE MUJERES Y ALGO MÁS, como las relaciones, el amor, AMADO AMO, o aquel amante que no hacía más que decir a su objeto de deseo TE TRATARÉ COMO A UNA REINA, su amada y su obsesión, aquella mujer BELLA Y OSCURA, aquella mujer que tenía dominado EL CORAZÓN DEL TÁRTARO, con tanto magnetismo y tan salvaje como LA HIJA DEL CANÍBAL; escribir sobre LA CARNE, la pasión y el sexo como vínculo de una relación que no tendrá un proyecto sólido sobre el que crecer; escribir sobre las PASIONES: AMORES Y DESAMORES QUE HAN CAMBIADO LA HISTORIA, los AMANTES Y ENEMIGOS: CUENTOS DE PAREJAS; o escribir sobre la otra cara del amor, escribir una CRÓNICA DEL DESAMOR.

María se dice a sí misma “me gustaría escribir sobre EL AMOR DE MI VIDA, ese amor tan diverso, no solo el tradicionalmente entendido como amor, el que se da entre un hombre y una mujer, porque también está el amor entre mujeres o entre hombres, el amor por los padres, los hermanos, los hijos, los amigos, los animales que nos acompañan, y más, porque el amor es inagotable”.

María no se siente capaz de escribir una obra como LA FUNCIÓN DELTA, pero tiene claro que quiere seguir escribiendo, con calor abrasador, con dolor, con emoción, cuando esté alegre y triste, con una sonrisa al sol, con LÁGRIMAS EN LA LLUVIA, y siempre, siempre, con todo EL PESO DEL CORAZÓN, porque la escritura es para un escritor como EL NIDO DE LOS SUEÑOS.

Quedan unos minutos para que concluya el vivo de Rosa de esta tarde tan especial y María ya espera con ganas la siguiente emisión, la próxima tarde, porque estos encuentros con Rosa son para ella como volver a casa después de mucho tiempo. Entonces le ronda un pensamiento y vuelve a sacudir la cabeza para despojarse de él, porque no quiere ni pensar que se dejen de emitir estos directos y verse privada del privilegio de asistir y atender esa charla entre amigos, medio entrevista, taller literario, clase magistral.
---No, Rosa, no quiero ni pensar en LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE.


Aquí toda la bibliografía de Rosa Montero y mucho más,en su página oficial.


©María José Gómez Fernández

Desde el silencio. N.N. - Día 173, 3 de septiembre

Después del fuego...

No se detuvo el tiempo
pero se paró el reloj,
su tic-tac enmudeció
y dio paso al silencio.

Los campos, casas, los árboles,
grises, humeantes, calcinados,
de cenizas cubiertos,
la antesala del silencio.

Animales con quemaduras,
otros rescatados vivos,
otros quemados y muertos,
quejidos que rompen el silencio.

Después del fuego
costará reconstruir la vida,
las risas y los pucheros,
reforestar y repoblar
de personas, plantas y animales
desde el vacío del silencio.

Después del fuego,
el dolor,
la desolación,
la ruina,
el silencio...

©María José Gómez Fernández


miércoles, 2 de septiembre de 2020

Leer seguro. VadeReto Septiembre 2020. N.N. – Día 172, 2 de septiembre

 Cada noche antes de dormir, a la tenue luz de la lámpara junto a la cama, mamá empezaba a leer un libro. Entonces yo no sabía leer; ella misma me enseñó dos años después. Me entusiasmaba escuchar sus palabras que, arrancadas del libro con sus ojos, salían elocuentes por sus labios. Imaginaba todo lo que iba escuchando y la habitación se llenaba de todas las cosas que se oían en la lectura. Si era un viaje, me veía también viajando, siempre agarrado a mi almohada. Y los personajes se instalaban en mi cama, unos tumbados, otros sentados, y también escuchaban lo que leía mi madre.

Cuando supe leer -aunque aún no leía muy fluido pero sí claro y se me entendía muy bien-, mamá acudía por la noche a leer para mí, solo que, una vez leídas dos páginas, y cuando ya me había conseguido entusiasmar, me decía "bueno, estoy un poquito cansada de leer, ¿por qué no sigues tú?"

Para mí era todo un reto puesto que ella decía que se quedaría un poco más para ver cómo continuaba la historia.

Un rayo de luz incide sobre un libro abierto, aproximadamente por el centro de sus páginas. El entorno es oscuro para resaltar la iluminación sobre el libro.
Foto de Nitin Arya en Pexels.

Me acomodaba un poco en la almohada, sin incorporarme, cogía el libro con mis manos pequeñas y hacía los honores. Ella se quedaba al lado escuchando mi voz y la historia que iba leyendo. Apenas era capaz de leer una página, ya me sentía cansado y el sueño se apoderaba de mí poco a poco. Mamá elogiaba lo bien que lo había hecho y me decía que le estaba gustando mucho el libro. Luego yo ponía el libro en la mesita de noche, con mucho cuidado. Ella me arropaba, me besaba la frente con ternura y me daba las buenas noches apagando la luz.

El sueño me vencía rápido y al poco, se llenaba de todo tipo de cosas y los personajes entraban y salían de él. Una noche soñaba que era un pirata y tenía un barco, otra que era el niño del libro de la selva, y así con tantas y tantas historias de cada libro, de cada cuento. Una vez soñé que la luna podía ser el planeta del Principito y yo la observaba desde La Tierra buscando a ese ser extraordinario y a su flor. Y en el sueño lo veía y hasta hablábamos en la distancia, como el que se habla con un vecino por la ventana.

Un niño/a pequeño/a se asuma a un risco, acompañado de su oso de peluche, para contemplar una enorme y hermosa luna llena. El cielo no está todavía negro. Una neblina de nubes blancas le dan marco a la luna en un cielo azul cobalto.
Imagen de Myriam Zilles en Pixabay.

Con el paso del tiempo me convertí en un lector insaciable, y lo sigo siendo. Los familiares y amigos siempre me regalaban libros en las fechas señaladas, así que a veces, en un mismo día volvía a casa con una bolsa llena de libros. Leía siempre en la cama, sentado en la mesa de escritorio, en el sofá, pero también en la mesa de la cocina. Leía en muchísimos sitios.
Si viajaba en tren leía en el tren, y también en el trayecto del autobús. Mi madre me decía que era aburridísimo ir conmigo en el coche porque me pasaba medio camino leyendo y un cuarto durmiendo. Leía en un banco en el parque, o bajo un árbol si íbamos de campo, o sentado en la toalla sobre la arena si estábamos en la playa. Leía un buen rato en el bar mientras el resto de la familia se la pasaba riendo y charlando.

Una escalera central aparece escoltada por dos escaleras mecánicas (se supone que una de subida y otra de bajada) . El ambiente es oscuro y la iluminación incide principalmente en la escalera no mecánica, dejando las otras dos en penumbra y ocultando todo el entorno.
Imagen de Okan Caliskan en Pixabay.

Pero a pesar de leer en muchos lugares, siempre ha habido sitios en los que no me ha gustado leer, nunca me han invitado a la concentración, me desmotivaban, por ejemplo, el cuarto de baño es uno de esos lugares. Mi abuelo, cuando pasaba al baño para hacer sus necesidades, siempre llevaba un libro, y se quedaba allí más tiempo del necesario, y me resultaba hasta repugnante y poco sano. Él siempre decía, libro en mano, "voy a la escuela de aplicación y tiro".
La calle es otro de esos lugares donde nunca me ha gustado leer. Yo sería incapaz de ir caminando, leyendo y esquivando personas, alcorques de árboles, desniveles y cualquier otro obstáculo. Cualquier lugar en el exterior donde transiten personas tampoco me parece un lugar para leer, por ejemplo un centro comercial o los accesos al metro, sobre todo si estos sitios tienen escaleras, convencionales o mecánicas. Y eso me recuerda algo que le ocurrió a un profesor de la universidad y que me reafirmó en esta convicción. Este señor leía en absolutamente cualquier situación y cualquier parte, y se puede decir que lo mató la lectura. Una tarde que volvía a casa, por supuesto leyendo, no calculó bien donde ponía el pie para bajar las escaleras del metro y accidentalmente cayó a lo bestia, es decir, que bajó las escaleras rodando sobre sí mismo, con algún que otro rebote de su cuerpo, sin soltar el libro en ningún momento, que tan solo soltó involuntariamente al final, cuando en el último rebote, quedó muerto por un golpe en la nuca contra el suelo.
Por cosas como esta es que no me gusta leer por la calle ni en accesos a edificios donde transiten personas o que tengan escaleras, porque hay que leer pero seguro.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Para VadeReto Septiembre 2020, del blog Acervo de Letras. Historias de mi otra vida.

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