Insólito fin de semana, fin de mes de octubre, a la puerta del Día de Difuntos, para homenajear a todos aquellos que murieron y quisimos, a todos aquellos que seguimos recordando y queriendo a pesar de no estar con nosotros. Extraño 31 de octubre, viernes, que nunca hubiéramos imaginado así, porque otro año cualquiera las carreteras se habrían llenado de gente dispuesta a cruzar el país entero, medio país o la provincia para acudir a rendir tributo a sus difuntos, delante de su tumba, y reencontrarse con otros miembros de su familia para recordarlos juntos, abrazarse y compartir unas horas, unos días.
Extraño 31 de octubre sin truco ni trato de los más pequeños por las casas, ni Halloween y sus disfraces por las calles, sin incluso ganas de festejar nada porque hay tantas carencias en las casas, tanta miseria que no permite malgastar recursos, tantas ausencias en muchas familias con la herida de la muerte tan reciente, tanto dolor, tanto que puede con la gana.
Extraño puente de Todos los Santos y Fieles Difuntos, con cita previa en los cementerios y tiempo de permanencia limitado.
Tenemos todos los días del año para honrar a nuestros muertos, recordarlos y seguir queriéndolos. Nada nos va a arrebatar ese sentimiento, y aunque es triste no poder seguir la tradición a nuestro libre criterio, al menos pensemos que seguimos aquí para poder honrarlos, desde casa, desde el recuerdo, contemplando una fotografía, prendiendo una vela si queremos.
Para los nostálgicos siempre quedará El Tenorio, para coronar la fecha, y quien no lo encuentre en YouTube también lo podrá rememorar en su cabeza.
Con todo mi respeto, por nuestros difuntos.
©María José Gómez Fernández
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