No se despoja la aurora
de las sombras de la noche;
las va guardando, las guarda
hasta que al fin amanece.
No se despoja mi alma
del eco de tu voz
ni del filo de tus ojos
que aún se clavan, se clavan.
No se despoja el recuerdo
de nada, de nada, de nada,
todo se va guardando, se guarda
hasta el final del tiempo, y más.
No se despoja la aurora,
no se despoja mi alma,
no se despoja el recuerdo...
porque no les da la gana.
©María José Gómez Fernández
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