Y voló sin poder volar,
pero de él nunca voló.
Te abrazo
y abrazo tu dolor.
Naturaleza inquieta,
innata curiosidad
por ver mejor desde la altura,
sin calcularla.
Un accidente
desde el filo del peligro.
Equilibrista del alfeizar
de su ventana
y de sus días.
Su espíritu aventurero,
libre, siempre libre,
la hizo volar, y voló
al cielo de los gatos buenos.
Adiós, gatita, adiós.
Cuida desde tu nueva casa
de ese corazón que dejas solo,
que también es mi corazón.
Cuidemos de él entre las dos,
para que no caiga,
para que no decaiga.
Sellemos un pacto
chocando mano y pata
chocando pata y mano.
En recuerdo de Mele, una gatita rescatada de la calle, posiblemente abandonada, buena y cariñosa, la gata que en su séptima vida encandiló el corazón de M.
Yo solo te vi en fotografía, pero M. me contaba muchas cosas de ti, y tambien me encandilaste.
D.E.P.
©María José Gómez Fernández
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