jueves, 27 de agosto de 2020

Lucas. N.N. – Día 165, 26 de agosto

 Hace unas tres horas, cuando salíamos a dar el paseo nocturno al perrito, un maullido continuo y al mismo tiempo entrecortado se oía desde algún punto de la jardinera situada en las escaleras de entrada al edificio. Como no vimos nada al salir, iniciamos el paseo y en unos diez minutos, ya de vuelta, subiendo las escaleras volvimos a oír el lastimero maullido. Bastó detener la vista entre las plantas de la jardinera para fijarse, con sorpresa y ternura, que un gatito o gatita bebé estaba en el poyete, y quería llamar nuestra atención.
El perrito quiso gruñirle pero desistió de su intento en cuanto me vio que lo cogía en mis brazos.
-Lucas, ¿y tu mamá? -le pregunté poniéndole nombre.
El gatito me respondió acomodándose en mi cuerpo y entre mis manos y dejando de maullar.

Como no estábamos tranquilos porque pensábamos que la mamá de Lucas se encontraría cerca y andaría buscándolo, mientras le acomodábamos un baúl grande de plástico para protegerlo del perrito y le dábamos un poco de agua, uno de mis hijos bajó varias veces a la entrada del edificio para ver si encontraba a la mamá gata.

El perrito, mientras tanto, se estaba portando como un buen anfitrión, y pendiente de todos nuestros movimientos con el gatito en brazos.

Casi una hora después de estar con nosotros, mis hijos bajaron, esta vez los dos, y llevando con ellos al gatito. La idea era que si la madre lo olía pudiera dejarse ver. La sorpresa para ellos fue que no se dejó ver la madre, sino el resto de gatitos de la camada. Otros tres gatitos de diferente color en el pelaje comenzaron a maullar. Mis hijos vieron donde estaban y dejaron a Lucas en la jardinera que rodea al edificio para que siguiéndola se encontrara con sus hermanos. Y así fue. Se lamieron entre ellos y al poco se metieron en un hueco que daba a un apartado de la jardinera, más resguardado.

Yo, para entonces ya estaba abajo viendo dónde estaban los gatitos.
Subimos los tres a casa con cierta pena pero contentos porque Lucas estaba donde debía estar, con sus hermanos y esperando a su madre.
En los próximos días bajaremos a observar si necesitan algo, o si, de nuevo, alguno de los gatitos ha decidido explorar y ha vuelto a perderse. Ahí estaremos para volver a ayudarlos.

No hemos tenido tiempo ni de hacerle una fotografía pero Lucas es como el gatito de la imagen.

¡Toda la suerte y larga vida, Lucas y familia!


Fotografía tomada de https://www.pikist.com/free-photo-svcga/es
                           Fotografía tomada de https://www.pikist.com/free-photo-svcga/es

©María José Gómez Fernández

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