Diez segundos después
se acciona el mecanismo
que agita mi respiración,
tras comprobar
que estás en línea.
Si leo que estás escribiendo
se me acelera el pulso,
me inquieto
esperando tu mensaje,
y así hasta que lo recibo.
Es la única vía que nos une,
mensajes que navegan
por las redes, los teléfonos,
emoticones y caracteres
expresando profundos
sentimientos,
mantienen estos corazones
latiendo...
©María José Gómez Fernández
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