Rompe la noche esta brisa
tímida, surgida de rebote
de las tormentas del norte.
Rompe la noche la ausencia de tu risa
tímida, surgida de lecturas íntimas
de los versos que te escribo.
Rompen la noche tremendas noticias,
tímidas líneas surgidas de la explosión
en Beirut o el deshielo del permafrost.
Pero lo que más rompe la noche
es la insensibilidad
ante todas las desgracias ajenas:
el calor extremo, tu ausencia, las catástrofes...
Y que nadie haga nada...
y que nadie haga nada...
©María José Gómez Fernández
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