martes, 2 de febrero de 2021

Insoportable, en dos tiempos-1. N.N. – Día 325, 2 de febrero

Es tan insoportable, en ocasiones,
esta desazón, esta ausencia,
este dolor que galopa y me recorre
desde fuera hasta dentro,
desde dentro hasta afuera,
de arriba hacia abajo,
de abajo hacia arriba,
de izquierda a derecha y viceversa...

Es tan insoportable, que puede llegar
a invadirme, como un ejército
que invade territorios,
que se apodera de ellos, sin piedad...

Y me devora cuando te pienso porque te pienso,
y cuando algo me recuerda a ti,
o cuando sin querer pensarte te pienso,
ahí se hace más patente, más latente
el insoportable sentimiento de no oírte ni verte.

©María José Gómez Fernández Publicada originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 1 de febrero de 2021

Febrero 2021. N.N. – Día 324, 1 de febrero

Furibunda, la naturaleza se volvió contra nosotros.
Exhibió terremotos por doquier, huracanes, ciclones,
Borrascas con nombre, viajando en vagones por todo el planeta,
Rocas ardientes en avalanchas junto con lava y temblores,
Expresiones de volcanes, tierra que se remueve, revuelve y desprende...
Riadas, inundaciones, lluvias torrenciales, nevadas,
Olas descomunales, como el coronavirus, arrasan... y ya es febrero...

©María José Gómez Fernández

domingo, 31 de enero de 2021

Gris. N.N. – Día 323, 31 de enero

El aire está muy frío, tan frío como gris el día; parece que alguien hubiera tintado todo el cielo con nubes grises. Días así invitan a quedarse en casa, haciendo cosas agradables y personales; días así invitan al recogimiento personal.
Un paseo obligado con el perro te muestra que no eres la única persona que piensa así: la calle está poco transitada, otras personas pasean perros, van a hacer alguna compra ineludible, a casa de un familiar dependiente, pero pocos se atreven a permanecer sentados en una terraza delante de una cerveza muy fría que van consumiendo a sorbos, dejando ver en la expresión de sus rostros que el frío del líquido que beben no es lo que más se apetece en un día como este; más apropiado el vino a temperatura ambiente que está consumiendo otro señor en la mesa de al lado.
Los niños, bien abrigados, acompañan a sus padres en un paseo obligado para hacer algún recado o descargar adrenalina, el resto de la jornada se quedarán en casa entretenidos con sus juegos, con algún libro, con la televisión, el móvil, la play o jugando entre ellos, aunque otros, con menos fortuna y tiempo para el ocio, estarán fijados a sus escritorios estudiando.
Por la tarde aún hay menos actividad en las calles; al bajar la temperatura e irse la luz natural aún apetece menos salir sin motivo, solo alguna pareja que furtiva charla y se besa y se abraza confundiendo extremidades e intercambiando miradas, palabras y labios húmedos de deseo. Inevitablemente, otros pasean de nuevo a sus perros.
La noche se va instalando, la noche con sus sombras, sus desvelos, sus soledades, sus silencios, haciendo más evidentes las carencias de cada cual o llenando las estancias de demostraciones de afectos, deseos incontenidos, amor correspondido. Alguna habitación, como la tuya o la mía, alumbrada tenuemente, es testigo de un ávido tecleo en el móvil o en el ordenador, necesario contacto virtual como única alternativa para volcar los sentimientos.

©María José Gómez Fernández

sábado, 30 de enero de 2021

Esto es España. N.N. – Día 322, 30 de enero

Debe ser cultural, de educación, o no, porque no todo el mundo lo hace, pero siempre me pregunto por qué la gente grita tanto para hablarse. Quiero decir que habla demasiado alto, para asegurarse de que los oigan. Saludos a distancia, levantando la voz, camareros gritando tapas, o los que ya se saludan de un lado a otro de la calle, de una mesa a otra en una terraza. Esto es España.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 29 de enero de 2021

Recojo los pedazos. N.N. – Día 321, 29 de enero

Recojo los pedazos en los que nos rompimos, los mismos que quedaron esparcidos no solo en la cama, en la cocina, en la terraza, en toda la casa, sino también en la calle, en los bares, los supermercados, las gasolineras, las carreteras, las playas, los parques, las avenidas. Recojo los pedazos, algunos hechos añicos, como me siento yo, como podemos sentirnos si los recojo y los pongo sobre una mesa imaginada, como se podría hacer con las piezas de un rompecabezas. En algún otro momento, más tarde, no sé cuándo, procuraré buscar la conexión entre ellos, que puede complicarse, porque al romperse se perdieron pequeñísimos fragmentos, algunos de ellos prescindibles para entender cómo deben unirse, otros imprescindibles, ninguno superfluo.

Mientras recojo los pedazos en los que nos rompimos, te pienso, me pienso, nos pienso.

©María José Gómez Fernández

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