lunes, 25 de mayo de 2020

La puerta abierta. Fase 2 – Día 72, 25 de mayo


La vida es como una rueda. Nos movemos en círculos aunque no lo percibamos. Nacer, crecer, jugar, estudiar, trabajar, amar, fracasar, caer, subir, reir, llorar, morir, podrían ser algunos de los palos de esa rueda de la vida. Cada persona tiene su propio círculo vital pero los círculos de una o varias personas se entrecruzan continuamente, en las diversas relaciones sociales, ya sean de trabajo, amorosas, de vecindad, de amistad, familiares. Entonces coinciden en algún punto, existe una intersección que tiene una duración en el tiempo y en el espacio, un principio y un final. Estoy recordando una historia muy reciente de dos personas que por azar de las vueltas de la vida se encontraron con que sus círculos vitales coincidieron, conectaron, formaron pareja, hicieron proyecto de vida juntos, sin saber cuál sería la duración de la interconexión de sus círculos vitales -¡claro, eso no lo sabe nadie!-, bailaron, rieron, se amaron hasta el infinito, con esa complicidad que solo existe en las miradas de los amantes que se beben sus cuerpos, hasta que un día indeterminado, la monotonía, los alicientes, las preferencias, los descontentos, la desidia, la desazón, las diferencias, comenzaron a instalarse en su día a día, y ninguno quiso entender al otro porque ninguno quiso escuchar el corazón del otro -¡qué iban a saber ellos que el punto de interconexión de sus círculos vitales estaba a punto de llegar a su fin!, se habrían evitado tantas discusiones estúpidas e ingratas...-. A partir de ahí, se acercaron peligrosamente a los límites que se rebasan con facilidad pero después uno se arrepiente de haber rebasado. Daba igual el arrepentimiento porque los círculos se habían dejado de cruzar. Ahora se preguntan si sería posible que la vida los pusiera de nuevo al uno en el camino del otro, lo hablan tranquilamente, como hace mucho no hablaban. Y la pregunta queda en el aire, porque todo es posible cuando hay sentimientos vivos y puertas que continúan abiertas; todo es posible cuando ignoramos si en la rueda de la vida está prevista otra nueva intersección de los círculos vitales de las mismas personas entre sí. Pero ellos no conocen la existencia de esos círculos ni de sus tiempos, así que se agarran a lo que sí saben: dejar los sentimientos sobre la mesa, el entendimiento funcionando y la puerta bien abierta.

©María José Gómez Fernández

Esta entrada participa en la iniciativa #relatosCírculos @divagacionistas lunes 25 de mayo 2020.

Publicado en @divagacionistas.

Besos de la vida. Fase 1 – Día 71, referido al 24 de mayo

La vida va dando besos al aire,
palmaditas en la espalda,
puñaladas en el alma,
puñetazos en la cara.

Como un carrusel de feria,
la vida gira, se para,
recorre territorios,
pueblos y ciudades enteras.

Como un vagabundo,
la vida va dando tumbos.
Pero también se afinca,
sienta raíces y se esparce.

La vida a veces se acaba,
y otras sin acabarse,
bifurca caminos y alianzas.

Pero a veces la vida,
tierna y seductora,
te guarda sorpresas
y cuando menos lo esperas,
también te besa en la boca.


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 24 de mayo de 2020

No tiene sentido. Fase 1 – Día 70, referido al 23 de mayo

No tiene sentido.
Un náufrago doliente
se agarra a las entrañas,
trepa por las lágrimas
y sigue su corriente.

No tiene sentido.
Se torna oscuro el día,
se hace noche, de repente.
Insistente, un perro olfatea
un rastro ya inexistente,
y se tumba con mirada triste,
esperando la vuelta imposible.

No tiene sentido.
Las horas no detienen las manillas
del reloj que marca del tiempo
su paso inexorable.
No volverán golondrinas,
ni claras ni oscuras,
ni flores a los balcones,
ni palabras de amor a tus oídos
como las que tuvimos.
Otras serán, pero no tendrán sentido,
como si fuera otro idioma, otro mundo
que no sabrá querer como yo he querido.

No tiene sentido.
Pero duele, tanto duele,
que aunque no tenga sentido,
seguimos queriendo, tanto
que ni puedes olvidar ni olvido.


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 23 de mayo de 2020

Movimiento. Fase 1 – Día 69, referido al 22 de mayo

Algarabía por las calles. Nada tiene que ver el bullicio de estos días con el de hace tan solo una semana. Danza de mascarillas tapando las caras de la gente, protegiéndolas del virus, si bien es verdad que muchos no las llevan. Continúa subiendo el contador de contagiados, en UCI, fallecidos y curados. ¡Hay que ver cómo somos los humanos!, que en tan corto espacio de tiempo ya parece que nos hemos habituado a vivir escuchando las noticias, casi exclusivas, de esta pandemia. Es cierto que ya empiezan a sonar otras noticias en los medios, aunque rara vez no están relacionadas con el virus.
Este virus que nos tiene en un ¡ay!, para el que aún no tenemos vacuna ni remedio, pero lo tendremos porque muchas personas se están ocupando de ello.
Este virus que ha venido para quedarse, que ha contribuido a mejorar el medio ambiente, la calidad del aire; que nos ha invitado y obligado a mirar en nuestro interior, que ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros mismos, que ha roto amistades, familias, relaciones, pero que también las ha unido.

En unos días entraremos en la Fase 2 de la desescalada aunque algunos aún continuarán en la Fase 1. Cada vez más tránsito en la calle, en los parques, en los comercios, y vehículos que van y vienen, se va reanudando la actividad en muchos sectores pero no, nada es como antes, y no debe serlo porque casi 70 días de viaje al interior de cada individuo nos está cambiando, o nos ha cambiado ya.

Por diversos motivos no olvidaré nunca este tiempo, este virus, esta histórica pandemia, que para bien o para mal a todos nos ha trastocado la vida.


Esperemos que todo este tiempo nos haga crecer como personas.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 22 de mayo de 2020

Extraña ausencia. Fase 1 - Día 68, referido al 21 de mayo

Este pellizco continuo en el estómago
que en ciertos momentos
del día y de la noche,
sube, ahoga y deja kao.


Y lo tienes que decir
para ver si no acaba en lágrimas,
pero acaba en lágrimas.

Y esta ausencia
llena de presencias...

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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