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lunes, 28 de abril de 2014

Desarrollo insostenible

Mientras las perlas brillan en los cuellos elegantes de las mujeres ricas
y sobresalen las tarjetas visa express de las carteras de los jóvenes ociosos;
las calles mojadas apenas por el camión de la empresa de limpieza
sienten las pisadas lentas de los que realizan su trabajo
empujados por el hambre y la necesidad extrema,
vagando de contenedor en contenedor para rebuscar en la basura
los restos de comida o de enseres que a otros le han sobrado ese día.

De: http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2010/09/03/la-publicidad-del-contraste/

En tanto menos de un tercio de la población se divierte y se preocupa
pensando en qué restaurante cenará mañana
o en qué boutique comprará su próximo último modelo;
discutiendo por teléfono su inversión en bolsa
o concretando una cita de trabajo para celebrar
entre copas y entremeses que quedarán sin tocar
el superávit de su negocio y sus éxitos empresariales,
una familia, recién desahuciada de su vivienda,
se araña la cara con la desesperación
buscando un rincón para pasar la noche,
un hueco de intimidad para llorar su desgracia.

Al mismo tiempo que el banco otorga un préstamo
tras haber asediado al cliente con una publicidad engañosa y agresiva,
comprometiendo sus bienes y su futuro y convirtiéndolos en probable miseria,
el cliente recién atrapado sin remedio y a sabiendas
sueña con hacer una compra digna en el supermercado de la esquina
para ofrecer un buen plato de comida a su familia,
que le sabrá a gloria y a él le recordará la dación en pago de su casa,
su coche empeñado y su moral por el suelo,
pero cenará con la sonrisa en la boca
tan sólo por ver cómo sus hijos hablan y ríen mientras comen.

De: http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2010/09/03/la-publicidad-del-contraste/
Añadir leyenda

En el mismo momento que el Sr. Gerente cierra el trato
para comprar el 80% de acciones de esa empresa de telecomunicaciones,
el Sr. Peláez es despedido de su trabajo, como otro 20% a diario,
y sale a la puerta del edificio que durante tanto fue su medio de vida,
mira hacia adelante en la gran ciudad de tumulto asfixiante,
y sin ver más allá de su reciente desgracia,
sin ver más solución que la repentina ocurrencia,
cruza la avenida de seis carriles,
sin mirar, sin ver, sin sentir el golpe mortal
que recibe de varios vehículos
que no lo han podido esquivar.

El telediario hablará más tarde del partido de liga,
de las carreras de moto GP, de las paralímpicas,
de los mejores destinos para las cercanas vacaciones,
de algún caso de delincuencia sin aclarar,
de las corruptelas descubiertas a miembros del partido en la oposición,
de cómo continúa avanzando el cambio climático,
del pronóstico del tiempo detallado para una semana,
pero no habrá ni un sólo minuto para el Sr. Peláez,
ni para los demás que pierden su ilusión, su estabilidad, su vida,
ni para aquellos que reinventan su futuro en cada segundo,
ni tampoco hablará de los que buscan entre la basura,
ni de todas esas víctimas que está dejando la crisis, la famosa crisis,
apoyada por los gobiernos y los estados,
inventada por el interés de las entidades bancarias.

viernes, 24 de mayo de 2013

Futuro para I+D+i

Del blog del Colectivo Carta por la CienciaCon I+D+i sí hay futuro
Al abrir el correo electrónico esta mañana, mis perjudicados ojos se han topado con un mensaje escrito por un profesor e investigador de la universidad en la que trabajo, pero no se trata de algo sectorial que afecte sólo a una o a alguna universidad u otro organismo de investigación de este país damnificado por tanto absurdo, tanto recorte y tanta medida restrictiva, sino que afecta a todos, y cuando digo a todos es a todos: a la investigación, al investigador, a las instituciones donde se lleva a cabo esta actividad, a las publicaciones, que recogen y difunden los resultados de la misma, y a la sociedad, que recibe y se beneficia de su puesta en marcha.

Es lamentable mirar alrededor y quedarse impasible, por éso he querido hacerme eco del llamamiento contenido en ese correo electrónico para luchar por la Ciencia y la Investigación y me adhiero contribuyendo a su difusión. Esta es la segunda Carta por la Ciencia, la primera se publicó hace más de un año.

El correo decía así:

Ante el rápido deterioro de la situación de la I+D+i en España, el Colectivo de la Carta por la Ciencia ha creído necesaria una nueva edición de la carta pública de alerta que se envió hace un año a toda la sociedad española. La COSCE, que forma parte de este colectivo, invita a firmar la iniciativa para recoger el máximo número posible de adhesiones.

Se puede descargar la carta en
http://www.cosce.org/pdf/carta_2013-CAfinal%20_2_.pdf

Para firmar, se accede directamente desde
http://www.change.org/es/peticiones/aumentar-la-inversi%C3%
B3n-en-i-d-i-evitando-as%C3%AD-el-%C3%
A9xodo-masivo-de-nuestro-capital-humano


Este es el blog del Colectivo Carta por la Ciencia: Con I+D+i sí hay futuro

Integran el colectivo:
COSCE Confederación de Sociedades Científicas de España
CRUE. Conferencía de Rectores de Universidades Españolas
FJI. Federación de Jóvenes Investigadores
PID. Plataforma Investigación Digna
CC.OO. Confederación Sindical de Comisiones Obreras

UGT. Unión General de Trabajadores

jueves, 28 de febrero de 2013

Medidas, mentiras y sueños de vidrio


Si no pensamos igual, si no sentimos igual..., no podemos ir a la par...

No consigues retenerme en tu mirada.
Tal vez porque ando inquieta de un lado para otro, porque me duele la realidad que vivimos, me duele como una herida fresca de la que brota la sangre sin doler apenas.
No podemos avanzar en línea.
Quizá porque no estamos de acuerdo en casi nada, y la opinión nos hace enfrentarnos en cada esquina, situándonos a cada uno en un extremo.
De: mesecosicas.blogspot.com.es

De: comunidad.uem.es
La realidad es tan dura que hasta quita las ganas de sonreir.
Un día cualquiera, las noticias que te llegan por cualquier medio de comunicación, te arrojan a la cara un sinfín de despropósitos, corrupción, mentiras, protagonizados por nuestros gobernantes, por personas y personajes públicos, que deberían ser ejemplo y modelo de rectitud y honestidad. El engaño que destilan, su afán de lucro, el abuso de poder que ostentan, su egoísmo, nos están llevando a una situación límite, para muchos de pobreza y miseria irreversibles.

¿Cómo reír si tienes un mínimo de sensibilidad? ¿Cómo no unirte al dolor, a la desesperación de muchos y a su protesta? Desahucios, suicidios, personas quemándose en las sucursales bancarias, viviendo en la calle, gente, cada vez más, sin trabajo, sin posibilidades, sin medios, sin futuro, con hijos, con padres a los que atender, pero sin capacidad para atenderlos, sin derecho a sanidad pública, colegios con recursos más y más limitados, el ciudadano ahogado en impuestos, en precios encarecidos, en horarios y condiciones de trabajo leoninas; todo un conjunto de medidas, mentiras hechas realidad, que convierten nuestros sueños en vidrio, y los hacen añicos, en pro de un intento de salvar un capitalismo feroz, unos intereses privados, de engordar con dinero sucio los bolsillos de unos pocos, inventando una crisis, arbitraria y convencional, que dará al traste con los derechos conseguidos por trabajadores y ciudadanos a través de una lucha de años.


De: www.papozoblanco.es

Puede que la distancia se esté instalando entre nosotros, empeñándose en hacernos desconocidos que en otro tiempo eran cómplices, amigos.
Es posible que la amistad y el amor puedan vencer los obstáculos y permitan que puedas retenerme en tu mirada y que yo consienta en detenerme porque pueda descansar de este delirio, de esta inquietud y esta lucha necesaria.
Pero la sensatez y la honradez tienen que hacerse ver, dejar que las retengan nuestras miradas, porque sólo así podremos volver a confiar, a construir, a sonreir.



Quiero pensar que el amor y la amistad podrá ganar el pulso a las dificultades, que me permitirá volver a confiar un poquito en aquellos valores humanos que me inculcaron.
Pero mientras todo siga siendo turbio, sucio, enmarañado, no podrás retenerme en la mirada porque no dejaré de moverme para intentar cambiarlo, para aliviar tensiones, para ayudar a otros.

Si no pensamos igual, si no sentimos igual..., no podemos ir a la par... Pero si nos unimos, si somos un mismo sentir, una misma idea, tendremos un soplo de esperanza con el que impulsarnos hacia un estado de bienestar. Si vamos juntos, si caminamos en la misma dirección, si somos íntegros y honestos podremos trabajar en la construcción de un país gobernado por personas que nos representen, que velen por los intereses de los que los escogieron, que luchen por defendernos; un gobierno de personas que también sean íntegras y honestas, dignas de los ciudadanos a los que representan.

Mañana es 28 de Febrero, Día de Andalucía. Entonaré el himno de Blas Infante con más deseos e ilusión que nunca, como el niño que mira una estrella pidiéndole que se cumpla su sueño, nuestro sueño ciudadano de tierra, trabajo, paz y libertad.

¡Salud!



sábado, 23 de febrero de 2013

No me acaricies el pelo

"No me acaricies el pelo, que tengo poco. No me acaricies el pelo, que tengo poco. No me acaricies el pelo, que tengo poco... y ninguno de tonto".

Así empezaba una canción de Ilegales, con ese mismo título. Yo se la dedico a los que pretenden hundirme a toda costa, y para ellos también ésta otra de Kaka de Luxe: "Pero que público más tonto tengo".
Y también quiero dedicarles la imagen de este post, con este precioso texto:
Esto se lo dedico con todo mi ""cariño"" a esas personas que, a diario, y desde hace tiempo, e inexplicablemente, y sin razón alguna, pretenden hacerme la vida imposible, sometiendo a mi persona a mobbing imposible de denunciar, queriendo conseguir que me sienta inútil, declarándome inepta de forma pública, humillándome... Pero yo no me rindo, éso es lo que les digo a esas personas -por llamarlas algo, porque ni éso son-. Yo renazco como un Fénix cada día porque tengo una gran fuerza interior y se que la vida devuelve las bofetadas a quien las da.
Por favor, no me toquen más las narices y dejen que llegue hasta donde mi capacidad me pueda llevar.
Tomada de: Todo lo que se te ocurra. Animador. Facebook: https://www.facebook.com/TodoLoQueSeTeOcurra
Y dejen de acariciarme el pelo, de darme palmaditas en la espalda, de ponerme sonrisas falsas, de hacer como que me aprecian y valoran para luego hablar mal de mí por detrás y ponerme zancadillas a cada paso que doy.
Salud para todos, menos para ellos.

sábado, 2 de febrero de 2013

Levando ancla

Quiso abrazar lo más bello de la vida en un segundo y al mismo tiempo, liarse a patadas con todo lo que le provocaba odio, malestar, inseguridad. Empezó a contarle su historia, a pesar de que se conocían desde siempre, pero se la contó como si nunca antes se hubieran visto. Iba a dejar atrás todo, iba a irse y lo sabía, aunque nadie se lo hubiera dicho, pero lo sentía muy adentro, muy directo. Sus fuerzas se reducían sin poder evitarlo y le parecía que cualquier cosa que quisiera hacer sería insuperable.

De: blogdenjan.blogspot.com

Su interlocutor no pudo contenerse y estalló, como era de esperar.
El diablo se frotó las manos, se encogió de hombros, miró a izquierda y derecha, miró hacia donde se situaba la corte celeste, escupió al suelo, blasfemó -¿el diablo blasfema?- y asombrado sentenció sin alardes:
-Estas cabronas casi me ganan la partida. Son tan malas como yo mismo: corruptas, ineptas, estúpidas, ineficaces y para rematar: incautas y descuidadas. Las han pillado, aunque no se pueda demostrar porque la subjetividad de los hechos complica la defensa.
Y añadió:
-¡Son peores que yo! Ni yo lo hubiera hecho tan bien, aunque tienen que refinar sus métodos...
Después de escucharlo le dio la espalda, entendió que no podría hacer más, que su historia, triste e injusta historia, no tenía solución final, que ella misma debía desencadenar su desenlace, dedicando sus maltrechas energías a hacer cosas que realmente le produjeran satisfacción; muy simple, ser valiente y centrarse en lo que más te guste, en lo que más te aporte. Muy simple y sin embargo, nada fácil. Pero debía seguir avanzando en su camino.

martes, 13 de noviembre de 2012

Perdí

-Y dígame, ¿qué le preocupa exactamente?
- Me preocupan muchas cosas. No sabría por dónde empezar.
- Por donde más le apetezca.
- No me apetece nada. La apatía me invade. Le podría decir que casi todo me da igual.
- ¿Cómo puede decir éso?
- ¿Usted qué cree?... Perdí...
Su mirada quedó perdida en un punto fijo de la blanca pared que tenía en frente. Sin pestañear, durante un buen rato, los ojos no expresaban nada, no miraban nada concreto, no buscaban encontrar nada, sólo miraban aquel punto fijo como podrían haber mirado cualquier otro punto de esa u otra pared.
- Oiga, ¿se encuentra bien?
No hablaba porque no tenía nada que decir, porque no tenía ganas de decir ninguna palabra.

No era la primera vez que ocurría. Esa misma escena ya se había repetido multitud de veces. Nadie le podía sacar una sola palabra más de sus labios, ni hacerlo salir de ese limbo en el que quedaba suspendido. Se levantaba ayudado por los dos hombres que llegaban siempre para recogerlo, sin pestañear, con los ojos casi secos por haber permanecido abiertos e inmóviles tanto tiempo. Lo llevaban a la habitación, lo sentaban en la cama que estaba situada cerca de la ventana, iluminada por una generosa luz natural. La puerta se cerraba de inmediato y cuando escuchaba la llave girando en la cerradura por fuera apretaba con fuerza los párpados, como si quisiera que las pestañas se clavaran en sus entrañas, y así durante unos minutos interminables, hasta que volvía a abrir los párpados y dejaba libre una tímida lágrima para que bajara por su mejilla. Después venía la tempestad, un llanto inconsolable asolaba todo su ser, lo hacía retorcerse con dolor que podía sentir en su estómago y en su pecho, como una lluvia persistente, como un cuento interminable, como aquel instante inevitable que le acompañaría siempre.
- Perdí -se repetía en su interior-. Dejé ir lo que tanto quise, lo que tuve y disfruté.
Nadie podía oírlo pero tampoco quería que nadie lo escuchara, ¿para qué?. ¿Acaso por escucharlo iban a poder devolverle lo que tanto añoraba?
De elrincondelpoetadesahuciado.blogspot.com
- Una mala jugada, no calculé que cada paso mal dado iba dinamitando su confianza, iba escarbando el respeto mutuo, iba distanciándola sin remedio.
Hasta que un día no pudo más. Amaneció, se levantó, saludó, como todas las mañanas, pero no hubo respuesta. La buscó por toda la casa, la llamó. No estaba. Había hecho lo que tantas veces le dijo que haría. Cuando todo dejara de tener sentido, cuando no pudiera poner más de su parte, cuando la situación se volviera irreparable, se iría. Cada uno seguiría su camino por separado. Le había advertido en muchas ocasiones que era peligroso vivir en un límite porque puedes entrar en un camino sin retorno. No podía luchar continuamente para no perder la poca vergüenza y dignidad que le quedaban. No podía soportar un pulso mantenido con la incertidumbre, con la inseguridad. Y tal como tantas veces le dijo, ahora lo había hecho. Se había ido.

Dos días después de que se fuera lo encontraron tendido en la cama, medio desnudo, llorando como un niño abandonado. Lo asearon y vistieron y lo llevaron a esa habitación, de donde salía para hablar con el hombre de la bata blanca, que parecía amable, pero que no tenía derecho a saber nada de su vida, de sus miserias, de sus glorias. Le daban 5 pastillas al día, y aún no sabía bien qué efecto le producían, porque él sentía lo mismo que el primer día que llegó y, tampoco quería sentir de otro modo.
Lo único que podría sacarlo de su agónico estancamiento sería volver a oírla, a verla, a tocarla. Si pudiera hablarle le pediría mil veces perdón, le demostraría que era capaz de tener otra actitud. La haría feliz, inmortal entre los mortales, como ella le había dicho mucho tiempo antes que la hacía sentir, al principio.

Soñaba por las noches que ella volvía.
Tal vez, una mañana cuando amanezca, se levante, salude, como otras mañanas, puede que le responda. Tal vez ese sueño se haga realidad un día, al despertar. No sabe dónde está pero daría todos los latidos que le quedan por saberlo, por volver a tenerla delante y poder tener todo el tiempo del mundo con ella.

Si él supiera...
A ella la encontraron desorientada en una estación de autobús, cuando intentaba hacer un viaje a ningún sitio. Se encuentra en otra habitación del mismo edificio. Tampoco quiere hablar, y cuando se queda sola llora desconsolada.
- Perdí -dice también-. Ojalá no me hubiera tenido que marchar, pero si me hubiera quedado, hoy hasta yo misma estaría perdida. Quisiera volver el tiempo, pero tan sólo si pudiéramos volver para no tener que decir nunca más: "perdí".

En Enwebada, en Micros

viernes, 9 de noviembre de 2012

Por dignidad


Mientras pagamos las deudas a los bancos a costa de nuestro estado de bienestar, a costa de nuestros empleos, de nuestros sueldos, nuestros derechos, la educación de nuestros hijos, la sanidad pública, mientras nos empobrecemos y nos humillan, los bancos, engordados por el ojo de su amo, el gobierno, se dedican a emplear el dinero tuyo, suyo, mío, de todos, en desahuciar a aquellos que más castigados están por esta crisis inventada por intereses capitalistas.
De Acción Social y Solidaria UCA: https://www.facebook.com/ucasolidaria
Las restricciones que aplican a los trabajadores tendrían que aplicarlas también en los límites de ejecución irreversibles. Cuando todos estemos parados, cuando todos los que están parados no puedan pagar su hipoteca, cuando no tengamos para comer, y mucho menos para afrontar la educación de nuestros hijos, cuando no nos atiendan en las consultas del médico de familia ni en los hospitales de urgencia, cuando todos seamos ciudadanos mendigos, indigentes declarados, zombies de este estado de pobreza, el gobierno nos seguirá aplicando restricciones, nos seguirá machacando, posiblemente no nos ofrezca techos, ni comedores sociales, y se burlará de todos nosotros mientras ellos y otros pocos, incluídos los bancos, banqueros y capitalistas de pro, se reirán de nosotros con los bolsillos bien llenos del dinero que nos robaron, de las ilusiones que nos quebraron, de las vidas que mutilaron.
Es inhumano el punto al que nos están llevando, ¿qué más, qué más? Cuántas personas más tienen que suicidarse porque no es posible asimilar que de repente te han declarado un sin techo y un indigente, porque no saben cómo saldrán adelante ellos y sus familias, porque no comprenden!!! Yo tampoco lo entendería, ni tú, ni él, ni ella... pero a los gobernantes no les importa lo que tú o yo o él o ella no comprendamos, no les importa lo que sintamos.
Aunque sólo sea por dignidad, hay que seguir protestando, por los que no han podido asumir y se han desesperado, por los que aún estamos aguantando.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Al final le tocaron los huevos

Nada consolará su desmotivación. La rutina le ha calado tan hondo, las complicaciones se han embravecido de tal modo y amenazan la supervivencia misma, el sustento, que de esta forma, ¿cómo inventarse cada día la razón de ser?
Es necesario que la invada la paz interior pero cómo rozarla siquiera cuando la convulsiona cada mordida de lo imprevisto, la tambalea el inestable suelo que pisa, la distorsiona la sorpresa que cada minuto le depara.
La incertidumbre la circunda. La enfermedad le está ganando una partida. Los sentimientos le han vuelto la espalda. Las dificultades económicas la aprietan cada vez más. Todo ésto, como un triángulo, y ella en medio, percibiendo como los lados se acercan entre sí, reduciendo el centro. Va a quedar emparedada a no ser que haya una fisura, que encuentre una salida por donde escurrir el bulto.
Sería un remanso que le aseguraran que no perderá su trabajo, una de sus fuentes de ingreso y a la vez el enlace con la actividad y algunas relaciones sociales, un modo de identidad. Pero no terminan de darle garantías de su continuidad laboral y ahí, en la duda, columpia sus preocupaciones que impiden en buena parte cumplir con el reposo por prescipción facultativa, reposo físico y psíquico.
¿Cómo no se va a alterar? ¿Cómo va a estar tranquilamente en reposo? Si en un segundo todo su mundo se puede desmoronar como un terrón de azúcar en una taza de café, negro café, como negra la suerte que le augura su destino más inmediato.
No sabe con cuánto tiempo puede contar porque no se lo han dicho pero tiene la certeza de que será poco, al menos para todo lo que quisiera dejar zanjado. Y así ni las ganas le acompañan, ni la ilusión, ni las fuerzas.
Si sintiera su apoyo, pero la dejó a un lado, terminó con ella, y de la noche a la mañana, o mejor dicho, de la mañana a la noche su vida realizó un cambio de sentido de la marcha. Lo que antes iba ahora venía, lo que estaba se fue, lo que estaba por venir ya no llegaría. ¿Qué había ocurrido, en qué le había fallado?. Quedó perpleja cuando lo vió acicalarse aquella noche de sábado porque no recordaba que hubieran planeado salir a ningún sitio. Se asombró aún más de cómo él le hablaba: por una parte con la confianza de tantos años compartidos, por otra parte con desprecio y desaire, irrespetuoso, por último como si la ignorara.
- Pero... ¿vamos a salir?, si no habíamos dicho...
- No vamos a salir -la cortó en seco-, voy a salir yo.
- ¿Y éso, a dónde vas?
- He quedado con una chica que conocí. Tengo que aprovechar el tiempo, que ya no tengo tanto, y las oportunidades no hay que dejarlas pasar.
- Vaya sorpresa que me estás dando. Podrías divorciarte de mí primero y luego salir con quien quisieras...
- ¡Déjame de monsergas y plánchame esa camisa!
Ella se quitó de su vista sin hacer caso a su petición, sin dar crédito a lo que estaba escuchando y viendo, sin entender la razón de ese cambio radical en él, que tan sólo unas horas antes le había recordado lo bien que habían estado la semana anterior en Valencia y luego estuvo planificando arreglos en la casa, sin olvidar el cumplido que le hizo por lo guapa que la encontraba y lo bien que se sentía con ella.
En la cocina, mientras bebía una tila que se acababa de preparar, notaba el temblor de las manos, de las piernas, el temblor de su mundo, de su vida. Sintió como un mareo parecido al tambaleo que también sufría en lo más profundo. Aquéllo no era exactamente un tambaleo, era un derrumbe repentino.
De fotolog.com (google images filtro estricto)
http://www.fotolog.com/javivilandia/28525472
Tras escuchar cerrarse la puerta de la calle de golpe y sabiendo que estaba sola, rompió a llorar, sin consuelo posible. No le dijo ni siquiera adiós y encima había dejado todo patas arriba: la toalla mojada sobre la cama, una camisa enganchada en la puerta, un pantalón en el suelo... y ese olor penetrante del perfume varonil que se había aplicado minutos antes.

Lo dejó todo tal cual, llamó a uno de sus cuatro hijos, cogió su bolso, subió al coche y se fue. No volvió hasta el lunes y esperó que él llegara para ponerle delante la documentación para iniciar los trámites de divorcio que aquella misma mañana le había preparado una abogada conocida. Él firmó, casi no habló y volvió a acicalarse para salir. Una semana después salía por la misma puerta pero llevando consigo todas sus pertenencias para alojarse en otro piso de su propiedad; así lo leyó en el documento que había firmado unos días atrás.
Desde entonces las preocupaciones y las dificultades se han hecho sus aliadas, aunque al principio el dolor y el desconcierto matizaban las durezas que iban surgiendo.
Tan sólo un mes después la han despedido de su trabajo, por estar enferma, porque han encontrado a otra persona que trabajará por menos dinero, porque a pesar de estar trabajando para la madre de una señora abogada, ésta no la tenía ni siquiera dada de alta en la Seguridad Social, porque el sinvergüenza no descansa y se aprovecha de las flaquezas del débil para llevar a cabo sus ejecuciones.
No importa ahora cómo se llama ella, sólo importa que cuando menos lo podía soportar le tocaron bien los huevos hasta que hicieron tortilla con ella.

En Enwebada, en Micros

domingo, 10 de julio de 2011

Trapos sucios

Bebió de un trago la copa, dejándola en seco en la barra. Miró hacia el suelo sin ver. Pensó sólo un segundo. Cogió las llaves, el tabaco, se colgó el pesado bolso, se levantó con decisión y se dirigió hacia la salida. Necesitaba aire fresco, dejar de pensar en lo que había ocurrido la noche antes porque no conseguía sacárselo de la cabeza: una y otra vez le volvía al recuerdo la misma imagen. Tal vez si lo compartiera con alguien le pesaría menos. Pero no fue capaz de hacerlo hasta que pasaron tres meses, tres largos meses de angustia, de incomprensión, de inexplicable culpabilidad, de sentirse como si fuera insignificante, sin valor, como si fuera nada. Se lo contó una buena mañana, de repente, a la que entonces era su jefa, también amiga, que la escuchó sin dar crédito a lo que oía, indignada, y que tras escucharla la reprendió por no haberlo contado antes. No entendía cómo había podido callar durante tres meses.
Pero era ahora cuando sentía que podía, que necesitaba hablar, compartir, escuchar el parecer de su interlocutor. Notaba que le habían vuelto las fuerzas para afrontar las cosas en su justa medida y también se dió cuenta de que después de éso todo sería diferente. Sin duda su vida iba a cambiar, empezando por sus sentimientos hacia él, que durante varios años se las había ingeniado para hacerla sentir inferior, mediocre, minimizando sus valores, desvirtuando sus destrezas, situándola en un segundo plano, haciéndola pensar que dependía de él para todo, cuando en realidad era todo lo contrario porque el mediocre, el escaso en valores, el dependiente de ella era él.
Los últimos tres años, sobre todo, fueron un auténtico infierno, cada vez peor, y ésto era porque ella se negaba a ser la piltrafa en la que él la quería convertir a base de palabras, a solas y delante de la gente.
El maltrato psicológico dió un paso más. El respeto ya había salido por la puerta, el amor también a pesar de que él le decía que la quería más que a nada. Pero nadie que quiere y respeta trata con prepotencia, con sadismo, con desprecio.

Ella lo amenazó con ir con sus hijos a denunciarlo a comisaría, en plena noche. Le plantó cara y le dijo con valentía que le diera otra si tenía dos cojones.
Las cinco de la madrugada y ella sentada en la cama, con la cuna de su bebé al lado, el pequeño llorando -como todas las noches-, desesperada por no poder dormir una noche tras otra, desesperada por no tener relevo en la vigilia del niño, le pidió que estuviera pendiente porque dos horas más tarde el despertador la volvería a situar en otro día repleto de obligaciones. La respuesta de él no fue precisamente la de alguien que ama y respeta: sin cruzar palabra se levantó de la cama, pero no para atender al crío, sino para desde una posición dominante demostrar quién mandaba. La fulminante bofetada la dejó por un instante clavada en el colchón, haciéndola aún más diminuta de lo que sentía. Descargó toda su rabia y toda su envidia hacia ella con un golpe certero en la mejilla, propinado con la mano bien abierta, con los ojos desencajados, no de sueño, sino de rencor, de desprecio, todo contenido, explosionado en una sola detonación que la dejó más helada que el frío de aquella noche de mediados de noviembre. A punto estuvo de lanzarle otra descarga, la mano alzada, abierta otra vez, pero la fría mirada de ella, sus palabras cortantes lo hicieron recapacitar. No se la dió porque pudiera ser denunciado, aunque le influyera. En realidad no le volvió a pegar porque ella le dijo que a partir de ese instante nada sería igual, habría un antes y un después.

Una noche como aquella fría noche, que la dejara paralizada y sin capacidad de reacción por tres largos meses, un año más tarde: nada era ya igual. En todos esos meses le dijo que no lo quería, que quería separarse, que no lo soportaba. En todos esos meses convivió con quien decía quererla pero le reprochaba todo. Tuvo que aguantar las miradas afiladas, sentirse espiada, la angustia de poder ser agredida de nuevo. Tuvo que alzar la voz para que algún vecino se percatara de que algo extraño estaba ocurriendo, para que alguien más supiera. Tuvo que compartir la casa, pero no la cama ni la mesa, con quien decía quererla pero le demostraba odio. Un año después, una noche como aquella, ella dormía de nuevo en su cama, plácidamente, sola y bien acurrucada. Acababan de firmar el divorcio. No consentiría que nadie volviera a tratarla como si fuera nada, no consentiría que nadie le pusiera nunca más una mano encima.

En Enwebada, en Micros.




Viviendo en el astillero

Hace ahora seis años que conocimos la sentencia del juicio de primera instancia, unos días después de acabarse la Feria de Abril: habíamos perdido. Toda la algarabía de la ciudad, engalanada de encajes y volantes, se apagó repentinamente como de costumbre, igual que nuestra esperanza, como la colilla de un cigarro aplastada con saña contra el cenicero. No nos rendimos y nuestro caso se juzgó en segunda instancia: esta vez ganamos. Entonces la parte contraria se revolvió y nos llevó ante el Tribunal Supremo. Su decisión fue inapelable: habíamos ganado. Contentos, como un acusado absuelto de su presunto delito, comenzamos a organizarnos para que en pocos meses se iniciara la reparación de nuestro edificio, malogrado, agrietado, que inclinado como un barco siniestrado, seguía hundiéndose por uno de sus pilares. Pasarán unos años pero nuestro abogado conseguirá borrar de la memoria colectiva que algún día fuimos el Titanic de la Oliva.

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