Nuestro mundo pequeño
de estos días de alarma
se dilata y deforma
al pensar en volver,
en volver a afrontar
en directo y en vivo
la vida de frente.
La casa es una zona de confort,
un refugio que nos abraza,
pero también es barrotes
de una cárcel figurada.
Salir o quedarnos
es nuestra decisión, o no,
conforme las fases avanzan.
Hay miedo a la vuelta,
a las incógnitas, al contagio,
a desenvolvernos
en un entorno conocido
con nuevas normas;
hay en el fondo miedo
a ser una cifra más,
y morir, morir mañana.
Después de días, meses,
el apego a la cabaña,
o bien la agorafobia,
serán lugares comunes
de temores compartidos,
pero poco a poco
usaremos estrategias,
para salir, sin miedo,
para, sin miedo, volver,
y ayudar a otros
a no sentir ese miedo.
de estos días de alarma
se dilata y deforma
al pensar en volver,
en volver a afrontar
en directo y en vivo
la vida de frente.
La casa es una zona de confort,
un refugio que nos abraza,
pero también es barrotes
de una cárcel figurada.
Salir o quedarnos
es nuestra decisión, o no,
conforme las fases avanzan.
Hay miedo a la vuelta,
a las incógnitas, al contagio,
a desenvolvernos
en un entorno conocido
con nuevas normas;
hay en el fondo miedo
a ser una cifra más,
y morir, morir mañana.
Después de días, meses,
el apego a la cabaña,
o bien la agorafobia,
serán lugares comunes
de temores compartidos,
pero poco a poco
usaremos estrategias,
para salir, sin miedo,
para, sin miedo, volver,
y ayudar a otros
a no sentir ese miedo.
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario