Cualquier gestión a realizar se vuelve un mundo, ir al médico es toda una hazaña. Las ventanillas, atención al cliente, casi todo telefónico, virtual, y jode, porque en ocasiones es bien necesario tratar asuntos en persona, o recoger documentación original. El estrés sube grados porque los teléfonos arden sonando y nadie contesta al otro lado.
No sé nada, ni cuándo volveremos a vernos en persona, a hablarnos por teléfono, a enviarnos un mensaje de voz o hacernos una videollamada. No sé nada. Solo sé que te pienso, que todo duele, que intento esbozar sonrisas y las esbozo pero que nada es lo mismo, que falta algo, mucho, todo, que falta lo suficiente para sentirse pleno, aunque no será por intentarlo, pero nada es lo mismo, nada.
©María José Gómez Fernández
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