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jueves, 28 de enero de 2021

Anotaciones. N.N. – Día 320, 28 de enero

Anotaciones por todas partes: en la cocina, en el baño, en el salón, en el dormitorio, en cada calendario, en cuadernos grandes y pequeños; anotaciones para recordar lo que está pendiente, citas médicas, veterinarias, días y horas de compromisos como reuniones de trabajo, cursos de formación; recordatorios para ir a la farmacia, a la peluquería; anotaciones para no olvidar lo que hay que reponer en la próxima compra del supermercado, una música que escuchar, un libro o varios para leer, sacar en préstamo, comprar; anotaciones de asuntos personales y ajenos, de los más allegados, que al final se vuelven también asuntos propios; anotaciones que vienen a recordar la trepidante actividad diaria en la que nos vemos inmersos; anotaciones para despejar la mente, escritos que necesitas consolidar en un soporte, porque son un reflejo de sensaciones, sentimientos, visualización de realidades, pensamientos sueltos... Anotaciones...

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 25 de enero de 2021

Deseos, ficción, realidad... N.N. – Día 317, 25 de enero

Cuando empezó el año, le dije a mi abuelo que pidiera un deseo pero que no lo dijera en alto, y él me dijo que esperaba que fuera un año mejor que el anterior. Primero pensé que el año lo tenía fácil para portarse bien pero luego pensé que también lo tenía fácil para portarse mal, porque siempre se puede ser más malo o ponerse las cosas más feas de lo que ya son.
En unos días empezó a ocurrir lo segundo, así lo veía yo desde mis ojos de niño. Unas imágenes en televisión mostraban a una multitud entrando en el Congreso de los Estados Unidos, por las ventanas, por la puerta, trepando por las paredes. Cuando pregunté, mi hermano mayor me mandó callar poniendo su dedo índice en los labios. Luego me explicó que había sido un asalto al Capitolio y un atentado a la democracia y me lo explicó. Parecía grave. Sé que era el día de Reyes. Unos días después tomaron posesión del cargo el nuevo presidente y la vicepresidenta, que vestía como Lisa Simpson en el episodio donde hace exactamente lo mismo. He pensado que a veces la ficción es premonición de la realidad: el presidente muere y Lisa se convierte en la primera presidenta de Estados Unidos, pero es que este hombre es ya muy mayor, así que no sé qué pasará.
Unos días antes, el pronóstico del tiempo anunciaba que se acercaba a España una fuerte borrasca, luego entendí que eso era Filomena. Las vacaciones de navidad han sido más largas que nunca este año. No me costó mucho quedarme encerrado porque ya estaba acostumbrado por el confinamiento del curso pasado. Pude bajar algún día a la calle con mi hermano a comprar pan --"así te da el aire", me dijo--. Lo convencí y jugamos un poco con la nieve. Pero ya no salí más a jugar porque la gente se había concentrado mucho y hasta habían salido con los esquíes, y claro, la policía empezó a llamar la atención. Siguió nevando más fuerte.
Mi abuelo tampoco ha vuelto a la residencia desde el verano y eso me alegra. Mi madre dice que no va a volver, así que ahora su habitación es el antiguo cuarto de invitados. Sé que los contagios están mucho peor.
Terremotos, inundaciones, trenes de borrascas, cultivos perdidos... Le dije al abuelo que no dijera en alto su deseo.

©María José Gómez Fernández

Esta es mi aportación para la convocatoria de enero 2021 de @divagacionistas #relatosNieve




sábado, 23 de enero de 2021

Inevitablemente te pienso. N.N. – Día 315, 23 de enero

Hay tantos momentos al día que entretengo el pensamiento con mis asuntos necesarios, inútiles, cotidianos, laborales, domésticos... Y debo hacerlo para dejar de pensar en ti, en mí contigo, en nosotros, para que no se me arda la razón ni el entendimiento. Pero casi nunca lo consigo porque siempre termino pensando en ti conmigo, en mí sin ti, en nosotros juntos, en los dos por separado, y se me arde el entendimiento, se me nubla el horizonte, se me instala una sonrisa, se me borra, se me congela la expresión y mi rostro queda frío y triste, inexpresivo, se me asoma una lágrima, vuelve la sonrisa, imagino que estás a mi lado, estás, hasta te hablo, mientras sueño con la humedad de nuestros besos más apasionados, nuestros alientos pronunciando nuestros nombres entre susurros, nuestros íntimos y más secretos momentos, esos que ahora no quiero contar para guardarlos para ti, para mí, esos que solo tú y yo sabemos y conocemos, tras una puerta entornada, a la luz tenue de una lámpara o de los latidos de una vela delante del espejo, a los pies de la cama...

©María José Gómez Fernández

viernes, 22 de enero de 2021

Solo pensar agota. N.N. – Día 314, 22 de enero

Vertederos de ilusiones, ahora más vacías de personas, de ruido, de trajín, de vida, en definitiva, las calles se tornan más grises de lo que ya son por el color de las aceras trasegadas y del asfalto desgastado por el paso de las ruedas de los vehículos, por el ir y venir continuo.
Mucha gente está en su casa o vete a saber si en el hospital, o simplemente no están ya; los que seguimos tenemos respeto, miedo a que nos toque ser el siguiente contagiado porque no podemos saber cómo nos afectará el virus, cómo reaccionará nuestro organismo, qué secuelas nos dejará, cómo se organizarán, entre tanto, sin nosotros, los nuestros.
Solo pensar agota, deprime. Mejor sigamos el día a día, cuidándonos, como hasta ahora, sin dejar que el pensamiento vuele a zonas hostiles.

©María José Gómez Fernández

jueves, 21 de enero de 2021

Continuamente trabajo, con el pensamiento. N.N. – Día 313, 21 de enero

Continuamente trabajo, con el pensamiento, en lo que más me gusta, pero no siempre puedo terminar el trabajo, así que se agolpan las ideas, las imágenes en mi recuerdo, en mi mente; se acumulan las notas en cualquier papel que encontré cuando las apunté, en cualquier archivo del móvil, del ordenador; algunas se quedan en un limbo del que pueden o no ser rescatadas. Y transcurre el tiempo hasta que puedo darles la forma deseada en su soporte final.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 20 de enero de 2021

Continuamente, en mi mente, trabajo. N.N. – Día 312, 20 de enero

Continuamente, en mi mente, trabajo en lo que más me gusta, aunque no siempre puedo consolidarlo. Hay tantos momentos, situaciones, experiencias que no puedo captar al instante, por imposibilidad de hacerlo al tiempo que transcurren, cazarlos con mi papel y mi anotador, ya sea la grabadora de voz del móvil, un bolígrafo, un lápiz; y es en ese justo momento cuando tengo la sensación de que la vida se escapa entre los dedos, entre las teclas del teclado que deberían culminar el acto definitivo de mi yo escritor.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 19 de enero de 2021

Continuamente trabajo. N.N. – Día 311, 19 de enero

Continuamente trabajo en lo que más me gusta. Me detengo en alguna parte, observo a la gente, observo las cosas, el transcurrir de la vida, el flujo de la calle, y me gusta disecarlo, paladearlo, como si fuera un pajarito que lo mira todo posado en alguna rama, en algún alambre, en alguna ventana.

La vida es puñetera, bien se sabe, no hace falta que venga un observador como yo a contarlo; tiende trampas, te cede el paso solemne, todo depende del caso, del momento y lugar oportuno en que te encuentres. La vida es dura, con sus dos caras, la bonita y sonriente y la puñetera.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 10 de enero de 2021

¿Quién saca a quién?. N.N. – Día 302, 10 de enero

He pensado muchas veces que no salgo yo a pasear al perro, sino que Simeón es el que me saca de paseo a mí: paseador de sus humanos, a los que otorga el beneficio de ejercitar mínimamente el cuerpo, las extremidades inferiores, el torso que se dobla y endereza para recoger los excrementos, el vaivén siguiendo su impulso ante un rastro que olfatea vehemente. Un paseo sin sobresaltos, a ser posible, y varias veces al día; rutina de horas y trayectos que conllevan otras rutinas añadidas, como rellenar el agua, la comida, darle algún capricho como el juego o alguna golosina, o permitirle que se tumbe a los pies, en lo alto de alguna cama de sus humanos, así sus olores lo envuelven y le hacen sentir seguro, en casa, con los suyos.

©María José Gómez Fernández

sábado, 9 de enero de 2021

Por mis amigos, lo que haga falta. N.N. – Día 301, 9 de enero

Y yo encantada porque mi amiga Lola, de la Farmacia, me ha hecho trabajar en sábado. Por un amigo lo dejo todo, lo intento todo, lo doy todo, y los que son mis amigos lo saben. La amistad da sentido a nuestra existencia, nos extiende y amplía, nos permite experimentar otras formas de amor diferentes del amor romántico y pasional, el de los enamorados; el valor de la amistad no se aprecia lo suficiente por muchas personas pero quien es tu amigo está ahí sin condiciones. Y yo encantada, le he explicado cómo debe proceder para poder llevarse un libro en préstamo de la biblioteca, en este momento distópico, para que ella se lo explique a otra persona, familiar cercana, y le he escrito todo en un papel, completando la explicación, y al final, y por si hay alguna duda y me pueden necesitar, mi nombre, donde trabajo y mi teléfono particular.
Por mis amigos, lo que haga falta.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 7 de enero de 2021

Como ausente. N.N. – Día 299, 7 de enero

 Voy por la calle como ausente. Si me encuentro con alguien nos saludamos, a veces sonrío. Por un momento levanto la vista y miro cerca, lejos; lo veo todo como si fuera una imagen ajena a mí pero en la que estoy incluida, un vídeo en el que aparezco pero sintiendo que me encuentro dentro de una escena a la que no pertenezco. Vuelvo a saludar levantando la mano apenas, en realidad poco o nada me interesa. ¿Quién me metió en este corto si yo no me presenté a ningún casting?

Sigue el paso lento del transcurrir de cada día y por inercia voy viviéndolo; ahora hay que trabajar, ahora comer... Tan solo degusto los instantes con los míos y aquellos otros en que podemos comunicarnos, tú ya sabes, de este modo especial, virtual, a tanta distancia. Sé que los dos sentimos algo parecido respecto a lo que estoy contando; no, no es consuelo de tontos, es tan solo afinidad, continuidad de lo que nunca debió torcerse ni separarse.
Un consuelo contar con apoyos. Sé que tengo el tuyo y tú el mío. Muy importante el que dan los seres queridos, los padres, los hijos, los pocos parientes cercanos, algún amigo.
Y la rutina sigue, como sigue el frío, y la lluvia, y el viento que te corta las manos y la cara, aunque te protejas, porque la rutina corta, como el viento frío, corta, como cortan las adversidades de la vida.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 4 de enero de 2021

Aquí hay poco sitio para un poeta. N.N. – Día 296, 4 de enero

Querido hijo:

Con todo mi AFECTO te escribo estas breves letras para que sepas que me encuentro bien. Me apetece pasar una temporada contigo para coger fuerzas. El médico dice que puedo viajar. Necesito cambiar de aires.
Aunque en este país vivimos en DEMOCRACIA, como sabes, sin embargo, el plantel político se asemeja cada vez más a un circo de vanidades, un coso de insultos donde parece haberse perdido la INTELIGENCIA para dialogar, debatir.
ESPAÑA no se merece esto pero los españoles actúan igual que los políticos.
Cuando abran fronteras iré a verte, aquí hay poco sitio para un POETA.

domingo, 3 de enero de 2021

A todas partes. N.N. – Día 295, 3 de enero

Simeón se sienta a mi lado muy atento, como confirmando cada uno de mis actos y de mis movimientos. Mira mi mano que coge un papel y un bolígrafo y empieza a escribir; levanta el hocico como comprobando si es o no correcto lo que hago. Está sentado sobre sus cuartos traseros y parece una esfinge guardiana de un tesoro -tal vez yo sea algo muy valioso para él-. El tiempo transcurre, y al cabo de un buen rato -no sé cuánto- se sienta delante de mí, apoya su hocico en una de mis rodillas y me observa; es posible que ya sea su hora de volver a salir y esta su forma de recordármelo. Creo que sabe que me estoy dando cuenta. Insiste, su hocico comienza a presionar la rodilla y a empujar la pierna hasta que le digo "¡vamos, Simeón!". Y me levanto, mientras él, moviendo contento el rabo, sigue fiel mis pasos hasta que llegamos a la puerta de la calle.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 2 de enero de 2021

Los huequitos que te cambian. N.N. – Día 294, 2 de enero

Desde la cama miras los pequeños haces de luz que se filtran por las rendijas de la persiana; los sigues, embelesada, hasta la pared donde se unen con nuevas formas, distorsionadas, creando figuras en la imaginación que aún está despertando del sueño. Al instante, una tristeza inmensa se apodera de ti, te encoje, te produce incluso dolor físico; ves tu realidad reflejada en las figuras de luz que se proyectan en la pared, ahí son una ilusión óptica, como si fueran nada, y nada tienen que ver con los óvalos originales de la persiana donde son oquedades de un cuerpo sólido. La tristeza y el desasosiego crecen y provocan que suba una lágrima hasta los ojos y se derrame mejilla abajo. No hay nada más triste que llorar tumbada en la cama, porque las lágrimas no se van, sino que se quedan y te empapan al rozarte el embozo de la sábana. Todo lo que parecía sólido se desmoronó en tu vida, ya no sabes si para bien o para mal, solo tienes la certeza de que ocurrió y de que a partir de ahí nada en tu vida será exactamente igual; todo cambia con un gesto, una brisa, un silencio mantenido o una voz más alta; todo cambia con un simple pensamiento. Las decisiones tomadas todo lo cambian, no se trata de finales ni principios sino de nuevas perspectivas que te arrastran.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 31 de diciembre de 2020

Hasta nunca, 2020. N.N. – Día 292, 31 de diciembre

Las últimas horas de la tarde dibujan en las fachadas inciertas sombras anunciando la noche que acecha, la última noche del año, de este año que es seguro pasará a la historia por la pandemia que invadió al mundo, que lo dominó, a pesar de los incrédulos que aún la niegan y seguirán negándola. Se van descolgando las sombras por las fachadas mientras la calle comienza a presentar su habitual desolación y silencios, rotos solo por alguno que aún regresa a casa. Ahí es donde continúa la vida, simulacros de celebraciones de felicidad inexistente; no mucho que celebrar pero costumbre obliga y habrá que engalanar la mesa y brindar con lo que sea, y más tarde tomar la uva y algo de turrón, y bailar, y reír, porque en una noche como esta así venimos haciéndolo desde hace mucho tiempo. Algunos enfatizarán el ambiente con sus mejores galas cubriendo sus cuerpos, disfraces para el simulacro, para no arrumbar las costumbres ni arruinar el momento de la última noche del año.

Muchos miles de personas no podrán celebrar nada porque ya no existen.
Muchos miles de personas no estarán en condiciones de celebrar aunque podrían desearlo.
Como suele suceder, la vida se encarga de descolocarlo todo hasta los que creemos, por costumbre, que son o deben ser los mejores momentos.
Seis horas más y el año de los dos ceros intercalados habrá terminado, año de pesadillas, distópico año con valoración general negativa, a pesar de que habrá quien lo valore como un año de logros, pero esos son casos aislados.

Las calles se hacen eco de las canciones y voces que salen por las ventanas y balcones de cada casa. El egoísmo colectivo y el falserío se ha olvidado de todos los que trabajarán esta noche y de aquellos que los relevarán por la mañana: policías, bomberos y personal del entorno sanitario. Hoy nadie se acordará de ellos. No habrá aplausos ni a las ocho, ni a las diez, ni pasadas las doce, como si pasáramos página y el pasado quedara muy lejos; pero seguimos igual o peor si cabe, y aún así, por egoísmo, por querer olvidar deprisa, hoy no habrá aplausos.

Y entretanto ronroneas por mi mente, como gato cariñoso que busca el acomodo en mi regazo. No puedo apartarte de mi cabeza, tampoco quiero, pero la ausencia me invade y me atrapa, me abraza con toda sus fuerzas, como lo haríamos los dos, y para consolarme, me besa, larga y cálidamente, tu ausencia me besa.

Fin de año, maldito año, hasta nunca, 2020.

©María José Gómez Fernández

domingo, 27 de diciembre de 2020

Ternura que cura. N.N. - Día 288, 27 de diciembre

Bea CANTA suavecito mientras prepara su mochila para VOLVER a su turno que comenzará en una hora, así no va con prisas porque nunca son buenas. Cuando llegue al hospital, se cambie y se enfunde su EPI continuará con la LUCHA callada que viene manteniendo desde hace meses entre las trincheras sanitarias de pasillos, respiradores, mascarillas, guantes, gafas; viendo la esperanza en la mirada de los que confían en ella y se aferran a sus ojos que sonríen dándolo todo, diciendo más, a tantos:

-¡Abuela, Antonio, Cecilia, Juan, Laura, Manuel, Felipe, aquí SEGUIMOS, saldremos de esta; ten fuerza y RESISTE!


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE DICIEMBRE (V): SALVADOR AMOR, @SALVADORAMOR CANTAUTOR

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Azul errante. N.N. – Día 284, 23 de diciembre

La chica de blanco la acompaña hasta el banco del gran jardín, se retira unos metros sin perderla de vista y se sienta en el banco de al lado. Para Sabela este es el momento más feliz y auténtico del día. La brisa le roza la piel, no importa si hace frío o calor, es un privilegio sentirse al aire libre, sentirse libre. Sus ojos, ahora un poco hundidos por la edad, acicalados por escasas y elegantes arrugas, realzan su color gris azulado cuando miran hacia el cielo, ya esté nublado o azul radiante, y sonríen cuando las nubes pasan, cuando pasan los pajarillos revoloteando de rama en rama. Sus ojos pueden ver el mar que no está, y sonríen aún más.

Lo mejor del día para Sabela son esos quince minutos en el banco del gran jardín de la residencia de ancianos donde entró por decisión propia, aunque ahora ya no tenga capacidad para determinar si desea continuar allí. Se diría que, salvo durante esos quince minutos diarios, Sabela siente que ese ya no es su sitio pero no lo dice, no es capaz de recordar cómo tiene que decirlo y solo asiente o niega con la cabeza, no se acuerda siquiera de qué quería decir, ni si tenía intención de decir algo. Pero sus ojos hablan por sí solos durante esos quince minutos. Miran, ven lo que está delante, pero ven más allá, lo que está lejos, lo que estuvo hace tiempo; ven todas las cosas que la hicieron vibrar hace años, muchos, aquel amor que nunca se terminó y que se mantuvo por carta y por teléfono después de darse por acabado o eso creyeron los dos; ve las caras sonrientes de sus hijos cuando tenían que darle buenas noticias, contarles sus pequeños logros y sus grandes éxitos; ve las manos de su madre acariciando su cara en diferentes etapas de su vida, cuando le transmitía su adhesión y su aprobación, su cariño incondicional; ve pasar cada instante en que amó, gozó, rio, bailó, bebió, corrió, triunfó, cantó... Ve aquella casa donde fue feliz durante tanto... Ve el mar, y el mar puede verse en sus ojos si alguien se detiene delante de ellos, las olas rompiendo suaves en la orilla llena de piedrecitas y sus pisadas casi borradas cuando el agua se bate en retirada. Ve el mar, y hasta se huele el mar si te sientas al lado de Sabela... Y ve todo azul y sus ojos cobran un color azulado más intenso, y hasta una lágrima de felicidad y nostalgia escapa por ellos.

--Sabela, ¿está llorando? -se preocupa la chica vestida de blanco-.

Sabela niega con su cabeza y la mira suplicante, queriendo hacerse entender.

--No son lágrimas, no, Sabela... -dice la chica de blanco agachándose y situando su mirada justo frente a sus ojos-.

Y Sabela asiente y sonríe mientras la lágrima baja por su mejilla. La chica de blanco la besa en la frente con una ternura palpable, y luego le susurra al oído:

--Es una ola rompiendo y el mar que se escapa por tus ojos, los más bonitos que nunca vi, con ese color de azul errante...

Y Sabela asiente y sonríe de nuevo mientras enfilan el camino de vuelta al edificio principal de la residencia.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 22 de diciembre de 2020

La última función. N.N. – Día 283, 22 de diciembre

Es un privilegio poder ver el MAR desde mi terraza. El olor a salitre, el vaivén de las olas, su romper sereno en la orilla, su espuma blanca… Siento que puedo VOLAR, muy muy alto, como si fuera inmortal, como si no tuviera edad ni sexo.
Ahora vendrá Dinora a darme el masaje diario en los PIES con esa CREMA fabulosa con olor penetrante a aloe vera.
Repasaremos juntas mi papel en la que será mi INTERPRETACIÓN de la última obra de teatro en la que actuaré. Después podré disfrutar de mi jubilación, con el azul inmenso ante mis ojos.

lunes, 21 de diciembre de 2020

No todas las casas son un hogar. N.N. – Día 282, 21 de diciembre

Carla mira por la ventana mientras la lluvia cae insistente. Se pregunta cuántas luces en cada casa albergan realmente un hogar o solo un lugar donde vivir. Prefiere no mirar hacia adentro; ya sabe lo que hay: la puerta de su habitación cerrada, las discusiones intermitentes, vocerío desacompasado y en altibajos para evidenciar quién cree tener la razón, acompañado de pasos y zancadas a lo largo del pasillo, portazos inesperados; los auriculares para amortiguar esos ruidos, el móvil cerca para comunicarse con sus amigas y amigos a los que no cuenta lo que ocurre; el ordenador encendido y el trabajo de Historia sin terminar porque es incapaz de escribir dos líneas -aunque debe terminarlo para mañana; lo acabará de noche o cuando el temporal amaine-. Dormita de día y en clase procura pasar desapercibida.
Carla quiere estudiar en la universidad pero hoy día es todo incierto, no sabe si superará el bachiller y la selectividad; el entorno y los medios económicos no favorecen la concentración ni el estudio y con la situación de confinamiento es imposible ir a estudiar a casa de Mariel o de Inma como solía.

Por la ventana imagina que el mundo es mejor ahí afuera, sabe que no, pero eso la consuela y le ofrece un remanso de paz para seguir con su trabajo de Historia.
Para historia la suya. Esto ya no es un hogar ¿Por qué tienen que aguantar a ese gañán que tienen por padre? ¿Desde cuándo su madre, ella y su hermano se convirtieron en víctimas?
Acontecimientos acumulados, no ha sido de golpe: sus bajas frecuentes por ansiedad y depresión, la reestructuración de personal de su empresa, su entrega fácil a la bebida, su desinterés por las responsabilidades; le sobrábamos todos, empezó a burlarse de mi madre, de nosotros, se reía en nuestra cara; nos faltaba al respeto primero, después vinieron las bofetadas, los castigos, las palizas a mi madre.

No, Carla, sigue con la Segunda República, cuando finalice habrás terminado el trabajo, no tienes que entrar en la Guerra Civil. Solo falta un párrafo más, favorecida su redacción por el extraño pero agradable silencio que llega desde detrás de la puerta. El trabajo está acabado. De pronto, un golpe seco, un portazo. Carla acude, su madre se desangra en la cocina. Avisa al 061. Abraza y consuela a su hermano pequeño. Entre lágrimas llama a la policía. La guerra ha estallado.

©María José Gómez Fernández

Con este #relatosHogar participo en la convocatoria de diciembre de @divagacionistas


miércoles, 16 de diciembre de 2020

Para Ana, con todo mi cariño. N.N. – Día 277, 16 de diciembre

Te imagino mirando por la ventanilla del coche viajando hacia la costa, pensando…
-Imposible superar la sublime BELLEZA del cielo estrellado, bueno sí, solo una buena imagen del COSMOS, pero eso se ve en vídeos, en revistas.
-Por qué, sí, lo sé, la muerte es parte de la vida. Qué queda cuando morimos. ¿Dejamos de ser materia y pasamos a ser ANTIMATERIA?

Los ojos se encharcan en lágrimas. No quieres pensar, hablar, escribir. Todo es confuso, doloroso, incluso este último viaje fúnebre para dar sepultura a tu madre.
Sientes un VACÍO que hiere. No queda NADA más que su recuerdo.

©María José Gómez Fernández con todo mi cariño para Ana.

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE DICIEMBRE (III): CARMEN GARCÍA CALATAYUD, BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA @BNE_BIBLIOTECA


lunes, 7 de diciembre de 2020

Tú eres más. N.N. – Día 268, 7 de diciembre

Me acompañan tus pasos en los que doy. Vienes conmigo delante, detrás o a mi lado. Nadie puede verte. Nadie lo sabe si yo no lo digo, y aunque lo diga no pueden creerme.

Vas conmigo a todas partes y solo yo puedo sentirlo. Nadie te deja paso por la calle porque no te ve. Nadie replica tu discurso porque no te oye.

Nadie son todos los demás y, al mismo tiempo, nadie es ninguna persona. Así que el resto no es nada y eso es infinitamente menos que tú, que me acompañas al caminar, que me hablas y luego callas, a pesar de que no te oyen ni te ven los demás, que son nadie.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

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