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jueves, 14 de mayo de 2020

Evanescencia. Fase 1. #DesescaladaResponsable – Día 60, referido al 13 de mayo

Evanescente quisiera ser,
tan cansada de cuerpo y mente,
que mi mayor deseo sería
desvanecerme y esfumarme.

De pequeña me decían:
cierra los ojos, pide un deseo,
no lo digas, no se cumpliría.
¡Qué inocente, lo creía!

Ahora pruebo por probar,
cierro los ojos, pido un deseo,
no lo digo para que se cumpla.
¡Qué tonta, creí que funcionaría!

Evanescencia
solo en sueños posible.
Cuando duerma mi deseo será
esfumarme y desvanecerme.


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Ruptura. Fase 1. #DesescaladaResponsable – Día 59, referido al 12 de mayo



Te alcanzó de lleno,
como una ráfaga de viento,
el haz de luz de un cometa,
la explosión en las manos.
Te rasgó el sentido,
resquebrajado quedó,
en trozos innumerables
por un hilo unidos.
Te robó las horas,
el tiempo perdido
por quien no lo mereció
ni el suyo entregó.
Te humilló por gusto
de transmitir desprecio,
como escudo para tapar
su nula calidad humana.
Se alejó huyendo
de sí mismo, sin lograrlo.
Se acordó siempre
de lo que pudo haber sido.
Le alcanzó de lleno,
le rasgó el sentido,
le robó las horas,
y se despreció a sí mismo.
Se alejó huyendo
de su egoísmo, se maldijo
por no poder volver,
ni tener lo que pudo haber sido.
No supo reconocer
que ya era tarde,
para proponerle retornar
con la segunda parte.
©María José Gómez Fernández
Originalmente publicado en El Doblao del Arte.

martes, 12 de mayo de 2020

Lunes inicial. Fase 1. #DesescaladaResponsable – Día 58, referido al 11 de mayo

Primer día de la fase 1 de la desescalada. Mucha más gente por las calles, alguna con prudencia y guardando distancias, equipada con medidas de protección, pero otra parte dejando mucho que desear en su comportamiento, sin guardar distancia, sin apenas medidas y con total irresponsabilidad, vaya como si no fuera con ellos.
Con independencia de lo que cada uno haga a nivel particular, porque esa es la determinación más responsable, que individualmente se decida si se guarda más tiempo el confinamiento o si la desescalada se hace más pausada y con más cautela, pues con independencia del individuo, hoy he tenido especialmente en mi pensamiento a aquellas personas que conozco o no que continúan teniendo algún familiar aún en hospital por causa del coronavirus, también a aquellas personas de grupos de riesgo, conocidas o no, que tampoco se habrán sumado al progreso de la desescalada; un especial pensamiento para todos aquellos comerciantes y profesionales de diversos sectores, conocidos o no, que han levantado por primera vez en dos meses la persiana de su negocio, con preocupación, incertidumbre y tal vez, lágrimas ahogando el pecho.
He pensado en todos aquellos que durante este tiempo de confinamiento no han dejado de trabajar, lo han hecho a destajo, en sector agrario, transporte, servicios de urgencias, policía, limpieza, personal de supermercados, y personal de entorno sanitario, todos ellos expuestos al máximo al contagio, sobre todo los últimos, y pensando en todos ellos y en su esfuerzo titánico, en los aplausos y en los desprecios que también han recibido, he sentido la necesidad de continuar con mi cautela. También he pensado en aquellos que ya no podrán vivir la desescalada porque ya no están. Pensando en todos ellos, en todos, me he reafirmado en mi idea, en mi decisión, de que continuaré mi desescalada a un ritmo más lento del que las fases marcan, porque me reitero en mi postura: prudencia y prevención, no miedo, sino sensatez y responsabilidad.


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 11 de mayo de 2020

Por si acaso. Fase 0. #DesescaladaResponsable – Día 57, referido al 10 de mayo

Por si acaso, mañana seguiré como hoy,
fase 0, aunque evolucione a fase 1,
por prudencia, por no dar un mal paso.

Por si acaso solo saldré a pasear al perro,
la compra toca el sábado,
lo demás está todo arreglado.

Por si acaso no mantendré reuniones
con personas ajenas a mi casa,
ni iré a los bares, aunque los eche en falta.

Por si acaso, mañana seguiré como hoy,
a no ser que haya una urgencia
que me obligue a salir a la fuerza.

Por si acaso, por prudencia, por los míos,
por la salud, por resguardarnos y protegernos,
llámame cobarde, sé que no lo soy.

Prevenir es de sabios.


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 10 de mayo de 2020

Miedo a volver. Fase 0. #DesescaladaResponsable – Día 56, referido al 9 de mayo



Nuestro mundo pequeño
de estos días de alarma
se dilata y deforma
al pensar en volver,
en volver a afrontar
en directo y en vivo
la vida de frente.

La casa es una zona de confort,
un refugio que nos abraza,
pero también es barrotes
de una cárcel figurada.
Salir o quedarnos
es nuestra decisión, o no,
conforme las fases avanzan.

Hay miedo a la vuelta,
a las incógnitas, al contagio,
a desenvolvernos
en un entorno conocido
con nuevas normas;
hay en el fondo miedo
a ser una cifra más,
y morir, morir mañana.

Después de días, meses,
el apego a la cabaña,
o bien la agorafobia,
serán lugares comunes
de temores compartidos,
pero poco a poco
usaremos estrategias,
para salir, sin miedo,
para, sin miedo, volver,
y ayudar a otros
a no sentir ese miedo.
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 9 de mayo de 2020

Reflexiones. Fase 0. #DesescaladaResponsable – Día 55, referido al 8 de mayo

Parece que a estas alturas del confinamiento muchos tenemos ciertas cosas en común como, por ejemplo, una serie de reflexiones, apreciaciones, dudas, preguntas que nos hacemos para nosotros mismos, que compartimos con otros.
1-Aún se oyen aplausos a las 20:00 horas, aunque cada vez más apagados.
2-La calle ha cobrado un 20% de actividad respecto a la que tenía días atrás.
3-Algunos se han tomado la salida como desfogue y cometen actos vandálicos.
4-Los niños existen: he vuelto a ver que pasean, corren y juegan.
5-Las farmacias -pero no todas- vuelven a vender mascarillas, guantes y gel hidroalcohólico.
7-Los estudiantes responsables sienten un gran desasosiego por la escasa e incierta información que reciben.
8-No todo el mundo está saliendo a pasear en las horas permitidas: hay quien prefiere esperar un poco más porque su salud sigue peligrando.
9-Cada vez queda menos hierba crecida en las aceras.
10-Estamos cogiendo el gusto a estar en casa, que unido a la prudencia y precaución, hace que cuando nos hablan de volver a los trabajos presenciales notemos un pellizco en el estómago.
11-Hay quien se pregunta si cambiaremos cuando volvamos a la llamada nueva normalidad, y hay quien responde que ya estamos cambiando, ya no somos los mismos.
12-Tenemos la noción del tiempo descontrolada.
13-Tenemos cosas que hacer en casa pero no tenemos ganas de hacerlas.
14-Hay momentos en los que nos entra la gana de hacer de todo en casa y lo vamos haciendo.
15-Noticias las justas.
16-Por días, cansados de teléfono, redes sociales, televisor, dispositivos móviles, ordenador.
17-Por días también, forofos de la tecnología y las bondades de internet.
18-Leer y escribir, un gran refugio; para otros la pintura, la música, la escultura, la cocina.
19-Que levante la mano quien no se haya tomado la temperatura al menos una vez estos días.
20-Sabes que es por tu bien pero hay momentos en los que te sientes como si estuvieras castigado.
21-Las personas con necesidad han aumentado, la pobreza y la desesperación ha aumentado.
22-Los perros que nos acompañan deben preguntarse por qué hay tanta gente en el parque.
23-Continúan las colas delante del supermercado, el banco, la farmacia y otros comercios de alimentación.
24-Cuando abran otros comercios y servicios también habrá colas o tendremos que acudir con cita previa.
25-Los estudiantes se preguntan cómo va a terminar este curso y cómo va a ser el próximo pero están casi seguros que no será como hasta ahora venía siendo.
26-En muchas familias se han reforzado las relaciones entre sus miembros.
27-En muchas familias se han destrozado las relaciones entre sus miembros.
28-Hay ofertas de trabajo en el sector transporte y agrario pero cuesta cubrir esos puestos.
29-Hay gente que sigue sin trabajo y sin gana de interesarse por las ofertas que se ofrecen.
30-Cambiaremos, ya hemos cambiado, pero hay algunos que no cambiarán y continuarán intentando saltarse la norma por sistema.
31-Se echa de menos poder ir a tomar algo al bar, o comer en un restaurante.
32-Hay días que uno ya no sabe qué hacer de comer.
33-Tantas personas que trabajan en primera línea y sin descanso... No se caen del pensamiento.
34-Desde hace una semana se puede ver haciendo deporte a quien menos imaginabas.
35-Hay días que bendigo a quien tuvo la idea de vender la comida precocinada.
36-Cuando se encienden las primeras luces, me gusta mirar por la ventana.
37-Me gusta mirar por la ventana cuando el fresco de la tarde me roza la cara.
38-El primer paseo del día con el perro me ayuda a situarme y ordenar pensamientos.
39-Siempre hay que tener la mente ocupada, eso lo dice mi madre.
40-Siempre hay que tener proyectos, eso también lo dice mi madre.
41-No hay que dejar espacio a la derrota, eso lo digo yo, por ejemplo.
42-Quién no ha hecho planes para el primer día que vuelva a su rutina anterior.
43-Cuando algo se haga tan tóxico que te envenene, sácalo de tu vida.
44-No hay que pensar tanto en lo que ha quedado atrás.
45-Todas las noches miro las nubes, la luna y las estrellas, pero me falta el mar.
46-Que levante la mano quien no se haya venido abajo en estos días.
47-No es capricho, es necesidad: avanzar y salir de la burbuja.
48-Agradeciendo a la meteorología la alternancia de lluvia y calor.
49-La calma se palpa en las horas de mediodía.
50-El silencio apenas roto sigue siendo el amo de las noches.
51-Aunque me venza el sueño, no puedo fallar cada noche.
52-Cada noche una cita con el teclado.
53-Cada mañana una cita con los que quieran leer lo que escribí la noche anterior.
54-Aunque me siga quedando en casa voy a dejar de poner el hashtag en el título del post.
55-Voy a empezar a usar en el título del post el hashtag #DesescaladaResponsable.


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 8 de mayo de 2020

Una vida sin nada. Fase 0. Desescalada #YoMeQuedoEnCasa – Día 54, referido al 7 de mayo



Camina a tientas por el pasillo, esquivando las sombras de la noche, con la intención de alcanzar la habitación iluminada por una pequeña lámpara; cuando llegue hasta allí de nuevo estará a salvo de un tropiezo, de un choque involuntario contra algún objeto, a salvo de la inseguridad de atravesar la oscuridad que se cierne en torno suya como una bruma densa e irrespirable. La oscuridad no le gustó desde la temprana infancia, y sin embargo, le atrae como un abismo; contradictoriamente es una persona noctámbula, o eso o es que tiene los horarios por completo trastocados. Una vez que llega a la habitación con luz, y mientras el resto duerme, se enciende el televisor hasta aburrirse, después la tablet y con los auriculares puestos remata los últimos vídeos musicales que tenía pendientes; más tarde le toca el turno al móvil, que si whatsapp, que si noticias, que si el tiempo, que si la galería... Para terminar, y al cabo de casi una hora y media, enciende el libro electrónico y lee un rato, o lo que calcula que es un rato porque cuando quiere darse cuenta ha estado leyendo una hora. Apaga el libro, se fuma otro cigarro más, se levanta y va hasta la cocina a beber agua, se asoma a la ventana, los ojos como platos, se vuelve a sentar, da otra calada al cigarro, y otra y vuelve a la ventana, observa a dos que pasan discutiendo y gesticulando y se preocupa por su coche que está aparcado justo al lado de los que están pasando, que ya han dado un puñetazo en el capó de otro coche... Las cinco de la mañana en el reloj, a lo tonto... Se decide a ir hasta el dormitorio procurando no hacer ruido, y ahora sí, se alumbra con la linterna del móvil que se lleva consigo; primero una parada en el cuarto de baño y luego a dormir como si nada.
Las once y media de la mañana. Da una vuelta entre las sábanas, abre los ojos y la luz del día lo arrasa todo. Las doce menos cuarto. Ya ha puesto los pies en el suelo y a duras penas camina hasta la cocina para tomar un primer café y fumar un cigarro. El día por delante se hace largo. No hay mucho más que hacer salvo el teléfono, un café, un cigarro, rellenar cigarros, un cigarro, el ordenador, un cigarro, la tablet, un café, un cigarro, el libro electrónico, un cigarro, el televisor, salir a la terraza, un café, un cigarro, un paseo con el perro, comer, un cigarro, recoger el plato, ir al cuarto de baño, un café, un cigarro, cabecear encima del teclado, un café, un cigarro, salir con el perro, un cigarro, hablar por teléfono, un cigarro, cenar, recoger el plato, un cigarro, salir con el perro, un cigarro, el ordenador, un cigarro, deambular por la oscuridad hasta llegar a la única habitación con luz y volver a hacer lo mismo que cada noche hasta que den las cinco de la mañana. Ir a dormir. Un bucle sin fin. Una vida sin nada.
#YoMeQuedoEnCasa
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 7 de mayo de 2020

No veo la luna. Fase 0. Desescalada #YoMeQuedoEnCasa – Día 53, referido al 6 de mayo

No veo la luna,
se esconde tras las nubes
que semejan visillos,
nubes alargadas.

No veo la luna,
solo puedo verla difuminada,
luminosa tras estelas
de pinceladas de nubes,
nubes blancas y alargadas.

No veo la luna
como quisiera verla,
mirándose redonda en el mar,
acariciada por el agua,
entre ligero oleaje de espuma
rompiente en la orilla mojada.

No veo la luna,
la que yo quisiera ver,
clara luz, redonda cara,
luna de estela y espuma,
luna de orilla mojada,
luna en espejo de agua,
luna de mar empapada.

#YoMeQuedoEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 6 de mayo de 2020

A la luz del móvil. Fase 0. Desescalada #YoMeQuedoEnCasa – Día 52, referido al 5 de mayo

Cuando termina el día, ya adentrada la noche, Bea tiene la costumbre de leer un libro antes de dormir; esos minutos a solas con las páginas, imbuida en la paz interior o en el trepidante transcurso de la narración, le proporcionan una plenitud incomparable. Cuando la lectura son versos ocurre que se mece con cada uno de ellos, los respira hasta arrancarles el sentido que le transmiten y eso también la colma de satisfacción.
Una vez que el parpadeo comienza a intensificar sus intervalos y ya los ojos quieren estar más cerrados que abiertos, Bea cierra el libro -antes de que se le caiga de plano en la cara y destroce el encanto del momento-, lo deposita con delicadeza en la mesita de noche y se asegura de que el despertador está a punto para hacer sonar su alarma a la hora prevista por la mañana; luego comprueba lo mismo pero en el móvil, al tiempo que apaga la luz de la lamparita y la habitación queda vagamente iluminada por el haz que emite la pantalla del dispositivo. La luz de la pantalla va bajando su intensidad como por arte de magia y Bea aún apura un poco más: revisa las notificaciones pendientes, baja el volumen multimedia para no molestar a los demás que ya hace rato duermen, escucha la canción que acaban de subir a YouTube, lee un par de noticias que tenía pendientes de leer, revisa los últimos whatsapps recibidos y se atreve a responder el único que cree que debe contestar; hace lo propio con messenger de Facebook y para terminar consulta la previsión meteorológica incrustada en la pantalla de inicio de su móvil, gentileza de Accuweather: ¡tremendo, mañana tres grados más! -esa información desarma a Bea, que cierra el móvil, y lo deposita en la mesita de noche justo delante del despertador tradicional, mientras bufa y protesta acomodándose en la cama después de quitarse las gafas y dejarlas a buen recaudo sobre el libro.
Ahora ya está todo oscuro, tan solo entra tímida, por entre las rendijas de la persiana, la luz de la luna de esta noche, que hace un momento disfrutó desde el balcón e iluminaba reluciente la calle.
Se oye un vocerío de chavales a lo lejos -¿por qué puñetas no estarán en sus casas?-, y un perro, que insistente, ladra; un motor de una motocicleta que ha pasado rápida por la avenida cercana, y las ruedas de un coche, circulando a poca velocidad, con incierto destino a estas horas.
Al poco vuelve a hacerse el silencio, tan solo roto por la respiración profunda de los demás que duermen en la casa. Bea suspira cómoda, se acurruca, se relaja. Mañana está a la vuelta de unas horas y todo un día está a la espera de que cada cual lo conquiste como mejor le convenga.

#YoMeQuedoEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 5 de mayo de 2020

Volver a ser lo que fuimos. Fase 0. Desescalada #YoMeQuedoEnCasa – Día 51, referido al 4 de mayo



Y el tiempo pasa, los días van sumando, ya 4 de mayo, 51 días que abandonamos nuestra vida habitual, conocida, acelerada, llena de compromisos, citas, encuentros, libertad de movimientos y enfermedades más o menos controladas hasta entonces (52 días si contabilizamos el 14 de marzo).
Ronda la incertidumbre de cuándo volveremos a tener lo que teníamos hace 51 o 52 días, y con razón ronda porque va a ser complicado aventurar plazos. Posiblemente volvamos a ser lo que fuimos pero no igual, no del mismo modo, no como quisiéramos. El miedo por el contagio estará ahí, incluso cuando exista un tratamiento, incluso cuando exista una vacuna. La sensación de falta de aire con la mascarilla puesta estará ahí, aunque nos sintamos más protegidos con ella. El tacto torpe con los guantes estará ahí, aunque sean una barrera entre nuestra piel y los objetos del exterior. La obsesión por la limpieza estará ahí y nunca estaremos seguros de haber higienizado adecuadamente las cosas. La inseguridad en la calle estará ahí porque no sabemos si quien se cruce con nosotros será alguien con necesidad o si además tendrá intención de quitarnos lo que llevemos encima. La libertad de movimiento nos hará pensar que estamos vigilados, controlados, y en verdad así es, y quiero pensar que es por nuestro bien, y quiero pensar que estas medidas las estaría tomando cualquier otro gobierno con cualquier otra ideología; eso quiero pensar, porque si dejo volar mi pensamiento igual se me va la pinza y no quiero perder la calma que debe acompañarnos en estos días difíciles, históricos y difíciles, que nos está tocando vivir. Pero ante todo, lo que deseo con todas mis ganas es que la desescalada no se estanque ni se retraiga, deseo que siga adelante y no se detenga, a pesar de que el fin en que desemboquemos no sea la misma realidad que dejamos atrás sino la nueva realidad indeterminada que nos anuncian.
#YoMeQuedoEnCasa
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 4 de mayo de 2020

Para mi madre. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 50, referido al 3 de mayo

Querida madre, lo primero y a la primera que se lo deseé: feliz día de la Madre, y que te lo pueda decir durante mucho tiempo. ¿Quién nos iba a decir que este año pasaríamos encerrados este día? Pues así es. Ya llevamos cincuenta días con sus noches, sus risas y sus lágrimas. Cincuenta días predominando la lluvia, la soledad, el silencio. Cincuenta días de conversaciones por teléfono, de preocupaciones y alegrías, de pequeños momentos de felicidad.

Querida madre: te quiero.

Querida madre y queridas madres, biológicas, de corazón, de humanos y de mascotas.
Queridas mujeres que decidieron no ser madres y aquellas otras que aunque quisieron no pudieron.
Queridas abuelas que ejercieron de madre por doble.
Queridas tías que también ejercieron de madre.
Queridas mujeres que en algún momento de su vida han tenido que ejercer de madres.
Queridas todas, creo que lo que más valoran nuestros hijos es que seamos su referente, y ante todo, mujeres libres que transmitan libertad al educar desde el respeto y el cariño.

#YoMeQuedoEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 3 de mayo de 2020

Demasiada gente. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 49, referido al 2 de mayo

Parece como si hubieran oído la llamada de la selva y ¡venga, todos a la calle! y encima, en Sevilla último día de Feria. Hace rato que se oye música cerca, a todo trapo, y también se han oído cohetes como esos de los fuegos artificiales. En fin, que no falta un perejil para el fin de fiesta.
Hoy se ha podido ver mucha gente en la calle. Sí, yo también he salido a hacer recados y con el perrito, incluida visita al veterinario, y precisamente porque he pisado la calle en varias ocasiones afirmo que me ha parecido ver demasiada gente.

Y yo me pregunto que dónde está la responsabilidad de cada uno. ¡Qué obedientes somos cuando nos interesa! He visto grupos de personas adultas paseando juntas, pandillas de jóvenes hombro con hombro; de repente todos somos deportistas y a los perros se les ha dado una tregua; hay quien no entendió bien, y en la puerta de la trastienda había montado un despacho de botellines de cerveza que los paisanos compraban y bebían respetando medio metro de distancia de seguridad entre ellos y charlando, tal cual lo harían en un bar. ¡Que no es eso! Niños mezclándose para jugar, madres sentadas en un mismo banco del parque, padres menos, siempre menos.

¿A dónde vamos? Esto es una irresponsabilidad y un cachondeo.

Por mi parte continuaré haciendo mis salidas bien contadas, con prudencia, porque aunque algo ha mejorado pero la situación sigue siendo delicada y un mal paso nos puede hacer retroceder y empeorar.

#YoMeQuedoEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 1 de mayo de 2020

Mayo de 2020. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 48, referido al 1 de mayo


Muerde el calor, como el tiempo muerde.

Arde la calle en las horas altas.

Ya los vientos llegan con polvo en suspensión del Sahara

O las noches placenteras, con estrellas y sin mantas.

#YoMeQuedoEnCasa

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Hoy no quiero. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 47, referido al 30 de abril

Hoy no quiero pasear
los dedos por el teclado,
combinando letras
que formen palabras
para imprimir la fuerza
que tendrían al pronunciarlas.

Hoy no quiero más que dejar
volar el tiempo aletargado,
que se resiste a avanzar,
que me consume a su lado
sin remedio, sin tic-tac,
el tiempo también confinado.

Hoy no quiero ni pensar
siquiera, porque de pensar
ya siento que me he cansado,
y prefiero recostar mi sueño
en el hombro de la noche
y que me acune arrullando.

Hoy no quiero saber más.
Hoy no quiero ni pensar.
Hoy no quiero pronunciar
días, horas, ni nombres.

Hoy no quiero recordar,
solo quiero dormir,
para luego poder despertar
diciendo hoy sí que quiero.

#YoMeQuedoEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 30 de abril de 2020

Busco la calma. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 46, referido al 29 de abril



Busco en el crepúsculo la calma,
adormecida entre las primeras sombras
que se descuelgan caprichosas
y se enredan entre el aire y las cosas,
invadiendo rincones, avenidas y plazas.
La calma, mientras miro al horizonte,
lejos, lo más que la vista alcanza,
en dirección suroeste, hacia el mar,
hacia mi madre y mi infancia,
y se empañan los cristales de mis gafas.
La calma, respirando el fresco aire
que envuelve los días y las noches,
circulando en grandes masas por La Tierra,
y al sentirlo sobre mi rostro y mi piel
me recuerda que la vida aguarda.
Busco la calma en las estrellas,
en las palabras amigas que abrazan,
en la dulce mirada de mis hijos,
que ve más allá de donde la mía alcanza
cuando busco la calma en la esperanza.
#YoMeQuedoEnCasa
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 29 de abril de 2020

La fuerza de la costumbre. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 45, referido al 28 de abril

45 días de confinamiento: 1 mes y medio, algo más de 6 semanas, 1080 horas, 64800 minutos.

Hemos tenido mucho tiempo para reencontrarnos con nosotros mismos, con amigos y familiares, con conocidos, porque la posibilidad de comunicación la estamos teniendo, de un modo u otro; tiempo para reflexionar sobre lo rápido que íbamos, las obligaciones que tenemos, las prioridades que marcamos, los órdenes establecidos por nosotros mismos, los órdenes que otros establecen y que rigen nuestras vidas. Hemos tenido tiempo para seguir con rutinas, no iguales, pero sí parecidas, a las que solíamos tener. La fuerza de la costumbre nos ha movido a establecer horarios y cumplirlos de forma lo más estricta posible para no encontrarnos tan descolocados, o para cumplir con obligaciones domésticas o laborales; no siempre hemos podido llevar a cabo todo lo que nos hemos propuesto. Todo este tiempo -y el que está por venir, aunque con expectativas de mayor apertura- hemos procurado llenarlo con actividad que a su vez nos llenara nuestro interior, eso que llaman el espíritu, buscando la parte positiva, recordando, reuniéndonos con los que compartimos el día a día, para charlar, reír; hemos dado rienda suelta a nuestra creatividad y hemos rehuido de la sobrecarga de obligaciones e imposiciones, para sentir la mínima presión psicológica.

En unos días se anuncia que comenzará una desescalada paulatina y lenta lo que supondrá una nueva readaptación a otra situación insólita para todos hasta ahora. La desescalada en total nos llevará otras ocho semanas más, siempre que las cosas transcurran según lo previsto. Cada vez que pasemos de una fase a otra de la desescalada -4 en total- nos encontraremos ante un nuevo escenario de acciones permitidas que no tendrá parangón con ninguno conocido antes del 14 de marzo de 2020. La fuerza de la costumbre nos incitará a repetir comportamientos y horarios que ya teníamos interiorizados, aunque nuestro razonamiento nos obligará a rectificarlos y adaptarlos a las nuevas exigencias de lo permitido-no permitido y a nosotros mismos.

Las reflexiones de 45 días, las vivencias particulares nos llevarán a desviarnos de la fuerza de la costumbre, del yo que éramos antes del confinamiento, y en el mejor de los casos, muchas personas habremos crecido interiormente, endurecido la piel, con mayor conciencia de nuestra nueva capacidad de resistencia, límite de aguante actual, solidaridad, empatía. La fuerza de la costumbre habrá perdido gas y no podrá condicionar a nuestro nuevo yo como antes lo hacía. Es posible que este paréntesis nos haga evolucionar hacia un grado mayor de tolerancia, aunque no a todos porque siempre hay quien se resiste a adaptarse a los cambios, sobre todo aquellos que en situaciones límites no consiguen ahondar en sí mismos porque carecen de contenido en el que ahondar; ellos no tendrán problema para seguir el mandado de la fuerza de la costumbre, los mismos que, por carecer de riqueza interior se han dedicado a sembrar de cizaña, trampas y espinas los hasta ahora 45 días de confinamiento.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 28 de abril de 2020

No es cosa de hombres. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 44, referido al 27 de abril

Error es empeñarse
en engañarse a uno mismo
negando que nunca fue
lo que siempre quiso,
como negar el alba
o el ocaso, las olas
o los besos y abrazos.

Cobarde atrincherado
en inventadas mentiras
por aparentar tesón
donde solo hay heridas;
que no es cosa de hombres
demostrar que la pasión
le pudo y le nubló la razón.

Como negar el aire
o la nieve, el calor
o las risas y los llantos
del amor y el desamor;
que no es cosa de hombres
admitir un fracaso
y que aún duele amar...

... por seguir enamorado.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 27 de abril de 2020

Aquel hombre interesante. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 43, referido al 26 de abril

Elegante y enigmático, siempre de negro, camina cabizbajo pendiente del rumbo de sus pies. Su tez pálida contrasta con la oscuridad que transmite su mirada.
Martina lo observa desde hace poco a media distancia antes de encontrarse con él, que llegó hace rato y ocupa una mesa de la terraza; ha pedido un café solo y un brandi sin hielo, saborea el café que combina con un cigarrillo negro mientras la aprobación se deduce de sus gestos, superada tan solo por la que manifiesta tras el primer sorbo al brandi.
Ha llegado el momento. Martina se acerca sin ser vista hasta situarse justo detrás de él, le habla, él gira ligeramente la cabeza para verla al tiempo que Martina se gira en su posición, como jugando a que no la encuentre; piensa que eso le resultará gracioso, por todo lo que han hablado en la distancia, pero es un riesgo que corre, porque esta es la primera vez que van a verse en persona. El momento es explosivo, inesperado, no solo se sonríe y se ríe sino que se levanta de la silla, se queda medio mudo, hace aspavientos con las manos y la cabeza como si no se pudiera creer lo que está pasando, retrocede unos pasos y Martina, también sonriente y eufórica muestra su satisfacción por el encuentro, señalándose primero a ella, después a él, tapándose la cara con las manos, entreabriendo los dedos para poder verlo, hasta que en un impulso se acerca hasta él y de un salto se le encarama entrelazando las piernas a su cuerpo, y ahí se quedan, ante la mirada perpleja de la gente que los observa, fundidos en un abrazo interminable, repitiendo sus nombres y besándose con apasionada ansiedad.
Horas después la cama de un bonito hotel fue testigo de una pasión desorbitada que daba rienda suelta a su delirio tras largo tiempo de espera pactado.
Diecisiete años más tarde ninguno puede olvidar aquella primera vez y otras muchísimas que la sucedieron, al igual que la infinidad de momentos álgidos que vivieron, sin límites. Pero algo se quebró hace tiempo y ahora tienen que separar sus caminos, la ilusión se ha ido alejando junto al respeto, al descuido y a los placeres desgastados por altibajos dañinos sin sentido. De nada valen reproches. Se despiden sin decir un adiós. Ahora Martina conoce mejor la oscuridad que él sigue guardando en su mirada.

#YoMeQuedoEnCasa y participo con este relato en la convocatoria #relatosPlaceres de @divagacionistas. 27 de abril, 2020. #QuédateEnCasa y participa.


©María José Gómez Fernández.

Publicado en Divagacionistas.

domingo, 26 de abril de 2020

Los nervios de Alicia. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 42, referido al 25 de abril

Hoy ha sido el tema de conversación en casa, todo el día, y ayer también. Han hablado mucho del asunto, como cuando se hacen planes para una ocasión especial, pero es que es una ocasión especial. Alicia ha ido y vuelto incontables veces a su habitación, y cada vez que volvía traía en sus manos una ropa y unos zapatos diferentes, se reía y volvía a irse después de decir un "no, espera, que la otra camiseta me gusta más, espera que la traigo". Más tarde regresaba y preguntaba si podría llevar a Cati, su muñeca preferida, y si también tendría que ponerle una mascarilla para dar el paseo. Su padre le respondía que le parecía muy bien lo de la mascarilla y estuvieron un buen rato entretenidos preparando una para la muñeca. Menos mal que es fin de semana porque si tuviera que hacer deberes del colegio hoy sería muy difícil que se centrara en ellos. Los nervios casi no la han dejado comer y Alicia dice que está contenta pero que también tiene un poco como de miedo, porque después de cuarenta y dos días sin salir a la calle le pregunta a su padre si no les pasará nada. Su padre la ha tranquilizado diciéndole que no tiene por qué preocuparse, que saldrán un ratito a dar un paseo de la mano, los tres, y que podrá caminar y correr por la plaza con Cati, y después volverán a casa, se limpiarán los zapatos, se lavarán muy bien las manos, se cambiarán de ropa y prepararán la comida. Alicia le ha dado las buenas noches tras un día muy largo. En la cama, Cati y ella son incapaces de cerrar los ojos, le explica a su muñeca los mismos argumentos que su padre le ha explicado a ella, y así, hasta que el sueño va venciendo y se duerme. Aún al despertar está fuera de sí y aunque sabe que tendrá que esperar hasta las doce no para de preguntar "¿papá, nos vamos ya? es que Cati quiere salir prontito".

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 25 de abril de 2020

Refugio. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 41, referido al 24 de abril

Donde se pierde la imaginación,
donde los proyectos aguardan,
con las ilusiones y los deseos,
cual lista de espera,
allí regreso yo para retornar
con fuerzas renovadas.
Donde el llanto y el dolor no llegan,
sí la risa envuelta por nubes
de solidaridad y comprensión,
como un refugio que arropa
allí regreso yo para retornar
fuerte para el nuevo día.
Donde no se encona la opinión,
donde la tolerancia se sienta
para conversar con la razón,
aunque me llames utópico
allí regreso yo, para volver
con perdón, ilusión y motivación.
La fuente de la que bebo
no vierte agua, sí deseo,
deseo de entendimiento,
no de confrontación.

Sería mejor el mundo
si tuviera un refugio
como ese al que regreso yo,
para volver cada día
con fuerza, intención,
con perdón y motivación.
#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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