lunes, 18 de enero de 2021

Un misterio. N.N. – Día 310, 18 de enero

¿Cuántas vueltas da un perro antes de tumbarse? Esto es un misterio. Pues exactamente da las que considera que tiene que dar hasta que encuentra el momento, el rincón, el sitio concreto y secreto para tumbarse y enroscarse, y esa es la última vuelta, ni una más ni una menos. Por lo que leí, no sé ahora dónde, es algo ancestral, lo mismo que escarban en el lugar donde luego terminan tumbándose, aunque sea una mullida camita con mantas y cojines; todos los perros lo hacen; Simeón lo hace, es un perro, por mucho que viva cómodamente instalado en una casa y forme parte de una familia.

©María José Gómez Fernández

domingo, 17 de enero de 2021

Echo de menos tanto… N.N. – Día 309, 17 de enero

Echo de menos tanto... Esos momentos robados para nosotros, robados de la rutina diaria, momentos en los que el alrededor podía parecer que flotara e incluso fuera una ilusión o no existiera, porque no importaba nada, solo éramos nosotros. Esos momentos de miradas cómplices, de conversaciones con proyectos, con debates, con ilusión y chispas en las miradas; momentos de paseos agarrados por la cintura, cogidos de la mano, pequeños momentos, grandes momentos, largos a veces, otros injustamente cortos; momentos robados para un beso, para hacer el amor a deshora, sin pensar ni planear; momentos robados al silencio, al sueño, al trabajo, mágicos e inolvidables momentos en los que podíamos pensar dónde íbamos a pasar las vacaciones o qué arreglos haríamos en la casa, o qué compraríamos para cocinar qué, o el vino que mejor acompañaría, o si veríamos la luna desde la playa de noche, o si nos íbamos a bañar en el mar oscuro; cuándo saldríamos a bailar, cuánto nos íbamos a extrañar en la próxima partida y separación obligada -a veces de horas-, cómo nos comeríamos al regreso esperado, deseado; tanto, tanto, tanto echo de menos...

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 16 de enero de 2021

Echo de menos tanto... N.N. – Día 308, 16 de enero

Echo de menos tanto... Lo malo, lo negativo, lo que nos ha hecho sufrir y enfrentarnos, eso no lo echo de menos, eso maldigo no haber sabido gestionarlo, por parte de ninguno de los dos. Hemos sido torpes, egoístas; nos hemos cerrado al entendimiento, a la comunicación, aún cuando intuíamos que esas actitudes mantenidas podían abocarnos al fin, al ¿fracaso?, al inicio de una nueva etapa, tan diferente, tan fuera de lo normal, tal vez necesaria, tan inmanejable, que no supimos ver cuánto íbamos a echar de menos no haber sabido dialogar, condescender, acercar posturas, dejar apartados los egoísmos, los yoísmos. En cualquier otra situación corriente como las hasta ahora conocidas, es posible que ya hubiéramos intentado vernos varias veces y pasar algunos días juntos, volver a encontrarnos para acercar terquedades, limar asperezar, afianzar posturas, pero en este momento marcado por el confinamiento parcial, por el miedo a la posibilidad real del contagio, por la imposibilidad de atravesar municipios, provincias, comunidades autónomas, es una utopía plantearse un reencuentro; en otra situación hasta podríamos cuestionarnos si el encuentro nos convendría, nos haría sufrir cuando llegara a su fin y tuviéramos que despedirnos; en esta situación pensarlo es en sí una utopía.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 15 de enero de 2021

Traigo el dolor. N.N. – Día 307, 15 de enero

Traigo el dolor adentro,
palpita como si tuviera
un corazón propio;
llora para sí,
sin derramar lágrimas,
llora en silencio,
entre la gente,
por la calle,
en las estancias,
privadas y públicas;
llora sin pudor
este dolor que siento,
este extraño dolor
fiel como un perro
que me sigue,
me acompaña
a cualquier parte,
me distrae y me descentra,
y me vuelve
casi antisocial,
este raro dolor
por tenernos sin tenernos.

©María José Gómez Fernández

jueves, 14 de enero de 2021

Diez meses después. N.N. – Día 306, 14 de enero

Diez meses después la gente, en general, está cansada. Algunos continúan comportándose de forma responsable. Los sanitarios están agotados. Falta personal y no se cubre sino que se exprime al que aún continúa. Se pide una y otra vez responsabilidad pero no de manera insistente desde las administraciones -pocas lo hacen-.
Estamos viviendo un acontecimiento histórico pero todos nos estamos viendo afectados en mayor o menor grado, de diversas formas con magnitudes diferentes; tenemos preocupación, angustia -los que seguimos aquí-, nos sentimos raros, muy raros, viviendo el día siguiente como mejor podemos, para no hundirnos ni decaer. Nos asomamos cada día a la ventana antes de salir a enfrentar la bocanada de la fría realidad, pisar el charco de las precauciones, la lluvia de cautelas; puede que nos volvamos antisociales.
Sin duda, estos años veinte del siglo veintiuno son una verdadera locura de década, los auténticos locos años veinte.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

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