viernes, 15 de enero de 2021

Traigo el dolor. N.N. – Día 307, 15 de enero

Traigo el dolor adentro,
palpita como si tuviera
un corazón propio;
llora para sí,
sin derramar lágrimas,
llora en silencio,
entre la gente,
por la calle,
en las estancias,
privadas y públicas;
llora sin pudor
este dolor que siento,
este extraño dolor
fiel como un perro
que me sigue,
me acompaña
a cualquier parte,
me distrae y me descentra,
y me vuelve
casi antisocial,
este raro dolor
por tenernos sin tenernos.

©María José Gómez Fernández

jueves, 14 de enero de 2021

Diez meses después. N.N. – Día 306, 14 de enero

Diez meses después la gente, en general, está cansada. Algunos continúan comportándose de forma responsable. Los sanitarios están agotados. Falta personal y no se cubre sino que se exprime al que aún continúa. Se pide una y otra vez responsabilidad pero no de manera insistente desde las administraciones -pocas lo hacen-.
Estamos viviendo un acontecimiento histórico pero todos nos estamos viendo afectados en mayor o menor grado, de diversas formas con magnitudes diferentes; tenemos preocupación, angustia -los que seguimos aquí-, nos sentimos raros, muy raros, viviendo el día siguiente como mejor podemos, para no hundirnos ni decaer. Nos asomamos cada día a la ventana antes de salir a enfrentar la bocanada de la fría realidad, pisar el charco de las precauciones, la lluvia de cautelas; puede que nos volvamos antisociales.
Sin duda, estos años veinte del siglo veintiuno son una verdadera locura de década, los auténticos locos años veinte.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 13 de enero de 2021

Diez meses. N.N. – Día 305, 13 de enero

Diez meses, han transcurrido diez meses desde que la sensatez hizo que se decretara tardíamente en nuestro país el Estado de Alarma, en el que aún continuamos, aunque con mayor permisividad. Tuvo que haberse decretado antes, posiblemente, pero aquí se hacen así las cosas, y se haga lo que se haga siempre hay quien sale a vomitar reproches a la palestra, sin calcular cómo lo habría hecho él, el que vomita reproches, de haber tenido la responsabilidad en sus manos, cuánto habría acertado o errado, cuántos otros habrían criticado cualquier medida y decisión adoptada fruto de su gestión. Esto es así, en más lugares, pero en este país es así desde siempre.
El que protesta ante unas medidas lo hace para levantar a una masa que sabe descontenta, para procurar ganar adeptos, y por ende, futuros votos, pero no protesta de forma constructiva, aportando alternativas coherentes -alguno sí-, lo hace para lucimiento y ensalzamiento propio.
En diez meses hemos visto y oído cómo políticos del gobierno, oposición y grupos minoritarios, de cualquier ralea, decían y se desdecían sin más ambición que desacreditar, sin más ambición que levantar a los descontentos, creando corrientes de descrédito, enjambres de protestas que se saltaban medidas sanitarias y ponían en riesgo la salud pública: concentraciones, manifestaciones; solo importa levantar a la masa, hacer ruido, aunque no se aporte nada.
Todos nos equivocamos, y es por esto que hay y habrá medidas y gestiones no del todo acertadas; si cualquier otro gobierno hubiera tenido que tomar determinaciones, cualquier otro gobierno también habría errado y acertado, con críticas estériles de otros, suma y sigue... Nadie es perfecto, todos nos equivocamos. Pero si todos debemos ser responsables, no todos lo somos, solo algunos, y el resto, políticos, altos cargos, representantes de la ciudadanía no lo son, y lo evidencian con sus acciones, reventando con su ejemplo las medidas establecidas, los acuerdos adoptados; de una y otra y otra ideología, da igual: reuniones a deshora, con más personas de las recomendadas, en locales cerrados, sin mascarillas, con música, baile y alcohol de fondo; vacunas suministradas indebidamente (sin pertenecer a grupos de riesgo), quitándolas a los que iban destinadas. Un desatino. Un pollo sin cabeza. ¡Así cómo se pretende que los demás sean responsables y cumplan si no se predica con el ejemplo!

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 12 de enero de 2021

Vivir. N.N. – Día 304, 12 de enero

Vivir es un flujo continuo,
un día a día
planeado e imprevisto,
una lista de la compra,
llamadas que hacer,
preguntas con respuestas,
preguntas sin respuestas,
un sinfín de obligaciones
inconclusas,
un río de sucesos
y acontecimientos,
encauzados, desbordados,
fabulosos o tremendos.

Vivir es ese conjunto
de personas del entorno
que te dan apoyos,
con quienes debates
y hasta discutes
y te enfrentas,
pero que añoras
cuando no están,
o no te dicen,
o se van lejos.

Vivir no es un espejismo,
aunque la vida tenga tanto
inexplicable.
Vivir son dos días y muchos años,
dos ratos, tres risas,
dos telediarios
y muchos, muchos años.

©María José Gómez Fernández

lunes, 11 de enero de 2021

Rumores. N.N. – Día 303, 11 de enero

Rumores van rodando
como piedras cuesta abajo,
siempre hay rumores
que salen de bocas
desocupadas, vivarachas,
cotillas, ávidas de lo ajeno.

Rumores que lleva el aire,
que se convierten
en medias verdades,
bolas de nieve que chocan
y se deshacen,
bolas de nieve que dañan
si te arrastran.

Rumores siempre hubo,
hay y habrá siempre,
porque la gente metiche
también existirá siempre.
Más les valiera cuidar
lo que tienen de puerta
para adentro,
entonces verían
que es más prudente
callar y no inventar
lo que imaginan:
rumores,
bolas de nieve,
palabras dañinas.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

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