martes, 7 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 23, referido al 6 de abril, “Ventanas”



No sé en otros barrios, en otras calles, en otras ciudades, en pueblos, pero en este donde vivo he observado algo en las ventanas de los edificios que me ha llamado mucho la atención, porque es algo curioso, porque es justo lo contrario de lo que hago en mi casa, pero claro, cada cual tiene sus costumbres o sus manías, o sus gustos.
Resulta que durante el día, tanto por la mañana como a mediodía he visto ventanas cerradas, me explico, ventanas con las persianas hasta abajo, por completo, sin casi rendijitas abiertas. Y claro, eso llama la atención porque detrás de esas ventanas hay personas viviendo, y a esas horas del día y de la tarde temprana es preferible que entre la luz natural y que ventile la vivienda. Pero no, hay algunas ventanas que durante las horas de más luz natural se cierran a la calle y seguramente se alumbren con luz artificial.

El caso es que, en torno a las siete o siete y media de la tarde, esas mismas ventanas comienzan a abrirse, tanto persianas como cortinas, y toda la actividad de cada estancia de cada casa queda expuesta a la vista de otras casas que se encuentren en su ángulo de visión. Y esto me parece muy chocante porque no comprendo dos cosas: una, el uso inapropiado que esas personas hacen de la luz eléctrica, cuando podrían aprovechar la luz como recurso natural; y dos, la escasa estima de esos habitantes por su intimidad, al no pararse a pensar que desde fuera, siempre que te fijes, se puede ver al detalle cualquier movimiento y actividad. Lo mismo les importa todo un comino, y mira, todavía lo de la intimidad, que a ellos no les importe, pero según y qué se deje ver puede herir la sensibilidad del espectador, y más en estos días que tanto público menudo asoma la nariz por los huecos de las casas. Puede verse desde deambular personas de una habitación a otra, hasta cocinar, estudiar, mirar la televisión, hasta alguien que se cambia de ropa, que está tumbado en el sofá o en una cama sin cuidar su compostura, e incluso quien está en el cuarto de baño haciendo las diferentes cosas propias que se pueden hacer en esa pieza de la casa; también puede verse gente que baila, sola o en compañía, aquellos que discuten acaloradamente, o alguna pareja dándose arrumacos, u otras, que desatando sus pasiones se han despojado de sus ropas y se balancean desnudos en danza previa al momento de entregarse a su objetivo final de hacer el amor.

Después hay otras viviendas que, por el contrario, tienen todo el día, la tarde y la noche las ventanas y persianas, y hasta cortinas, abiertas de par en par, como escaparates vivientes. Eso, igualmente, también me resulta muy curioso porque aunque durante el día han aprovechado la luz natural y han ventilado la vivienda, cierto es que cuando va cayendo la tarde y se adentra en la noche, les ocurre un poco lo mismo que a las anteriores.

Por último, hay también otros pisos que durante el día mantienen sus ventanas de modo que ventile la vivienda y entre luz natural, y que al caer la tarde comienzan a replegar velas y se entregan a un recogimiento más propio de lo íntimo.

A veces, en lugar de detenerme en las ventanas, me sorprendo mirando hacia el sur, siguiendo una avenida que transcurre entre dos hileras de edificios, y que se alarga haciéndose poco a poco más diminuta hasta perderse, y allí empiezo a ver pequeños montículos, distingo algo de matorral y algún que otro árbol. A partir de ahí, el horizonte, estático en su posición como estática yo lo contemplo desde mi terraza, perdiéndome en ensoñaciones. Muchos kilómetros más al sur están varios familiares, entre ellos mi querida madre, a la que espero ver en cuanto sea posible. Muchos kilómetros más hacia el sur está el mar, al que miraré de frente tan pronto como las circunstancias lo permitan, en el que bañaré mi larga ausencia hasta que todo me sepa a sal.

Entre tanto... miro las ventanas y las diferentes costumbres de las personas que guardan, miro el horizonte, pienso en esos pocos familiares, pienso en mi madre, pienso en el mar, azul eterno.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 6 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 22, referido al 5 de abril, “Mirando la luna”

Día 22, los dos patitos. Pasan las nubes en forma de borreguitos y juegan a tapar la luna, y mientras pasan sigo mirando y hasta me pongo a contarlas, como cuando cuentas en la cama para que te llegue el sueño antes y no termina de llegar. Parpadeo y sigo mirando a la luna fijamente, con esa luz que refleja, blanca, brillante. El aire fresco de la noche se empeña en acompañarme y quiere besar mi cara, pues que la bese. Oigo algún coche a lo lejos, sus ruedas rápidas pasar por una avenida cercana, por lo demás impera el silencio. Hace un rato varias motos de reparto de pizzas u otras comidas a domicilio también pasaron por delante de casa.

Y yo sigo con la luna. Mirando hacia el cielo caigo en la cuenta que hace días que no se oye un avión, el último no recuerdo, pero fue hace no mucho, y como tenía curiosidad consulté en el mismo instante FlightAware, una página de vuelos en vivo, y jugué a cazarlo: ¡sí, tenía que ser ese!, a esa hora solo había dos vuelos sobrevolando Andalucía y solo uno Sevilla, procedente de Barcelona con destino Tenerife, es lo que se veía en los detalles del vuelo.

¿Cómo se verá el planeta desde la luna? Me quedo pensando mientras miro y miro al cielo.
Es posible que se note una atmósfera más nítida. Es probable que se perciban las borrascas. Puede que se note menos contaminación lumínica. Y de pronto me dan ganas de gritar: ¡Ey!, ¿hay alguien ahí? ¡aquí estamos! S.O.S. ¡luchando contra un virus, confinados en casa!. Enmudecen mis intenciones porque, en honor a la verdad, no creo que nadie me oiga, salvo los vecinos, que saldrían a mirar preocupados por mis gritos.

Pero si pudiera claro que pediría ayuda, bastaría solo la sospecha de que alguien estuviera monitorizando La Tierra. Igual podrían ayudarnos... ¡Qué ingenua! Empecemos por ayudarnos nosotros mismos, respetando esta penitencia -y uso esta palabra por aquello de que ahora estamos en Semana Santa-, esta penitencia de permanecer en nuestras casas y la penitencia de los que tienen que salir para atender enfermos, solventar nuestra intendencia, limpiar nuestras ciudades y pueblos.

3.706 personas han recibido el alta hoy, están curados, y esto es una buena noticia.
Parece una frivolidad decirlo, pero en sí es un pequeño éxito porque hace ocho días que no podíamos decir que la cifra de fallecidos había sufrido un descenso: 674 personas han muerto hoy en España, descansen en paz.

Va por ellos, seguimos en la lucha, porque esto es cosa de todos.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 5 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 21, referido al 4 de abril, “Algunas veces”

Algunas veces no te sale el habla,
la voz guarda silencio y dice el alma,
el alma, la conciencia, el corazón,
o como quieran llamarla.

Algunos días siendo primavera,
el tiempo anda revuelto y nos engaña,
lo mismo parece otoño que invierno,
o como quieran llamarlo.

Algunas noches prefiero el silencio,
silencio por las voces ya calladas,
para digerir tanta masacre,
o como quieran llamarla.

Desde hoy nos faltará una voz,
Aute se fue como otros 809 más,
será terriblemente absurdo estar vivos
y no poder vivir sin sus latidos.

Algunas veces no tiene sentido,
reír, reñir, llorar, o hablar contigo,
porque me falta algo, o me sobra,
o como quieran llamarlo.

Algunas veces la vida te enseña
sus dientes y sus garras como fiera,
igual que este virus y su guerra
o como quieran llamarla.

Algunas noches quiero recostar
en el único hombro de mi almohada,
mi dolor, mi miedo, mi nostalgia,
o como quieran llamarla.

Desde hoy nos faltará una voz,
Aute se fue con otros 11.744 fallecidos,
será terriblemente absurdo estar vivos
y no poder vivir sin sus latidos.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 4 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 20, referido al 3 de abril, “Abril de 2020”

Azahar, llegan aromas a la ventana.
Brillan luces al atardecer.
Renuncias interiorizadas.
Imágenes nunca olvidadas.
Levará anclas el estado de alarma.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

viernes, 3 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 19, referido al 2 de abril, “Tanta prisa sin pausa”

Tanto correr por los días, alborotados,
llenos de prisas, persiguiendo horarios.
Tanto avanzar cumpliendo objetivos
agazapados en excusas de calidad,
de empleos temporales, inciertos.
Tanto medir, pesar, valorar, informar,
tanto deliberar sobre asuntos banales
hasta que un buen día, se planta delante
algo realmente sustancial y trascendente
y nos vuelca la vida con un soplo.

Tanta burocracia, revestida diplomacia,
protocolos, argucias, entresijos, promesas,
tanta injusticia, pobreza, escasa riqueza
mal repartida entre la humanidad.
Tanto significarse para ser más que otro,
pisando cabezas, piernas, manos,
hundiendo ilusiones, corazones rotos.
Tanta mentira salpicada en papeles,
tanta locura para demostrar qué eres
y qué no eres, tu valía, tus poderes,
lo que sabes hacer y conoces, y ¿para qué?,
para llegar a ser alguien antes que otro alguien.
¿Y qué importa todo eso ahora, esa rutina,
esa prisa, ese desatino por llegar?
¿Qué importa más que la salud y la vida?
Nos rompe todo una pausa repentina,
nos obliga a quedarnos en casa,
a organizar de nuevo el mundo.

Una pausa repentina para reencontrarnos,
con nosotros mismos, y desnudarnos
de temores, sensibilidades, errores.
Y mientras, la gráfica dibuja más cifras al alza,
y no es la bolsa, que esa baja,
son curados, los menos,
son contagiados y muertos,
cifras que son personas, que nos duelen,
que se han ido en soledad, y ya no estarán...
¡Tanto dolor, tantos muertos!
¡Tanta prisa sin pausa!

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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