miércoles, 14 de octubre de 2020

Tóxicos. N.N. – Día 214, 14 de octubre

Los cobardes,
los incompetentes,
los débiles
siempre se escudan
en la valentía,
en la competencia,
en la fortaleza
ajenas,
criticando y humillando,
dejando así en evidencia
su propio problema: ser tóxicos.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

 

martes, 13 de octubre de 2020

Miedo. N.N. – Día 213, 13 de octubre

No es malo tener miedo,
no es de cobardes reconocerlo.
Ese es el primer paso
para poder afrontarlo.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 12 de octubre de 2020

Planes. N.N. – Día 212, 12 de octubre

-¿Y tú, Toño, irás en Navidad a ver a la FAMILIA?

-No sé Pati, la situación no está para mucha reunión. Además, la EXPERIENCIA del último año fue desastrosa...

Le refirió a Pati el encuentro de la pasada Navidad, con el cuñado INTERACTIVO con todos los familiares, con todos los platos, como si le hubieran dado cuerda, no paraba de hablar ni de comer, como si no hubiera un mañana...

-Pero eso es muy DIVERTIDO, ¿no?

-Bueno, Pati, tan divertido que al final discutió y necesitamos la COLABORACIÓN de cuatro personas para arrastrarlo y meterlo en la cama.

-¡Buena cogorza!


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE OCTUBRE (III): CRAY NOVICK, DIRECTOR DE CINE @CAMERACRAY @CUBASUENOS


domingo, 11 de octubre de 2020

Las reflexiones de Rosa. N.N. – Día 211, 11 de octubre

Leyendo el artículo de Rosa Montero, en El País Semanal, he sentido la necesidad de expresar lo que pienso. Cada uno tendrá su propia reflexión al respecto, por eso, primero debes leer el artículo de Rosa.

CUÉNTASELO A UNA RED

Las redes sociales, para algunos, son como una cloaca de diarrea verbal; vemos cómo se cruzan insultos, descréditos, humillaciones, y todo para quedar por encima, demostrar quién la tiene más larga, sobre todo si nos fijamos en seguidores de políticos, partidos y tendencias ideológicas.

Para otros las redes sociales constituyen un lugar donde hacer amigos, contactar con gente afín, compartir sus logros y los de otros, crear proyectos, difundir ciencia y cultura, etc., sin duda, un concepto mucho más loable que el del párrafo anterior.

Para algunos -incluso para una mayoría, según el momento de su vida-, las redes pueden ser utilizadas como un muro de lamentaciones o también como un tablón de anuncios, un lugar donde soltar lo que preocupa, contar lo que nos duele, vociferar lo que nos alegra, compartir una necesidad imperante -como un trabajo, un amor, etc.-, pedir algo material o inmaterial -como un mundo mejor, cordura o responsabilidad-.

Con independencia de que se lo contemos a nuestra mejor amistad o lo soltemos en una red social, lo que decimos, pedimos, contamos, y sobre todo, deseamos, da igual, no está en manos de nuestro interlocutor sino en nuestra propia mano; podemos tener en cuenta opiniones de los demás, pero lo que hagamos para conseguir aquello que perseguimos, la aceptación de nuestras vivencias y cómo reconduzcamos nuestra vida a partir de nuestras experiencias, eso, solo podemos gestionarlo nosotros, día a día, paso a paso, o como dijo Antonio Machado, "golpe a golpe, verso a verso".

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 10 de octubre de 2020

Alma de piedra. N.N. – Día 210, 10 de octubre

Esta mañana me he topado con la XXIII Edición Jim Thompson 1280 Almas, concurso que propone David Rubio en El Tintero de Oro, y para quitarme un poco de la caspa que me abruma y me satura he decidido participar, a ver si así, pensando en otras cosas, consigo remontar este momento que me está sobrepasando y que ya me va durando casi una semana.

Les dejo con mi relato esperando que mi psicópata esté a la altura, y que os guste.

ALMA DE PIEDRA

Hace una semana que empecé a trabajar en la biblioteca para cubrir una sustitución por enfermedad. Espero que dure mucho la enfermedad de esa persona que ni conozco ni quiero conocer; me importa tres pares de cojones. Está bien que me hayan llamado porque esta mierda de trabajo me dejará algo más de dinero al mes, aunque no pienso dejar de hacer las otras dos cosas que hago para ganar un poco de pasta.

Ya ni me acordaba de que estaba en una bolsa de interinos, y mira tú por dónde sonó el teléfono y allí me planté a firmar el contrato. El trabajo tiene alguna pequeña dificultad pero es bastante llevadero, y más en la situación extraña sobrevenida por este puto virus. Si viene menos gente a la biblioteca, mejor que mejor, porque así puedo seguir escribiendo los relatos pornos para la web de citas. Me la pela si hay blandengues que entran y leen, que entran y conciertan una cita con una de las putas; me la pela que acudan a la cita, que la puta o el cliente se contagien del virus o de cualquier otra enfermedad; me la pela, solo me importa que me paguen por los relatos. Hay quien los lee y pone comentarios, y me gusta contestarlos con desdén, como si los que comentan fueran insignificantes -para mí lo son-, desde mi posición dominante. Así que todo el tiempo que pueda me dedicaré a esto desde la biblioteca; no voy a volverme melindroso y a pensar en el dinero público y en malgastar las horas de trabajo de la administración en temas personales porque, es que me importa un carajo la administración, los usuarios y el dinero público; lo que me importa es que me paguen. Antes tenían que haberme llamado para otra sustitución, así que ahora voy a hacer lo que me salga de los huevos para resarcirme de todo el tiempo que llevo esperando este contrato. No se va a enterar ni Dios, porque aquí cada uno hace lo que le da la real gana. La cuarentona que trabaja en mi turno y me ha enseñado todo lo que tengo que hacer es una lameculos y una trepa que parece que hace mucho pero que luego no hace casi nada, y el jefe, ese está tan enredado con sus cosas que ni se fija en mí ni en lo que hago, solo me ve como alguien que cubre un hueco que hacía falta cubrir y como no sabe cuánto estaré no se atreve a darme más tareas, así que mejor, yo a lo mío. Por la tarde viene poca gente a la biblioteca pero ya he podido tirarle los tejos a alguna estudiante, poniéndole ojitos, haciéndome el interesante, y si alguna cae y me echo un buen rato eso que me llevo, lo demás me da igual.

Cuando salgo de la biblioteca a las 9 de la noche, aún voy bien para ir al otro trabajo que tengo, casual y en continuo cambio, y ahora más. Pongo esa cara y esa disposición de bueno y me dedico a cuidar viejos por horas, sí, abuelos y abuelas que no pueden quedarse solos mientras sus familiares tienen que trabajar de noche o atender otros asuntos. Es fácil, no hago mucho caso a los viejos, lo justo para que coman y se queden en la cama dormidos la mayor parte del tiempo, sin dar mucho por culo, y así yo también duermo, que es lo que necesito. A las 8 de la mañana llega el relevo, y con suerte, los viejos aún duermen porque si lo toleran les doy una mínima dosis de relajante muscular, así que mi relevo es quien se encarga de bregar a tope con ellos; yo, mientras vayan durando me vale, y si no, pues a buscar otro cliente nuevo.

Anoche recibí una llamada de mi ex-mujer. No sé cómo aún tiene agallas ni ganas de llamarme con todo lo que ya ha sufrido por mi culpa -según dice ella misma-. No se puede ser más tonta, que si el niño, que si mi madre, que si no tengo corazón... Pues no, no tengo nada, y para ella menos; solo tengo para mí, para el resto del mundo no me importa nada. Le he dicho que se busque la vida y deje de molestarme si no quiere pasar los días y las noches llorando por cada cosa que le hago. La última vez que me quedé con mi hijo me lo llevé de pubs -eso fue antes del confinamiento-, y como no me di cuenta, le dio un sorbo a un cubata y se quedó dormido entre las tetas de la medio amiga striper que me acompañaba esa noche. El niño se cogió la primera cogorza de su vida, y en vez de agradecer que lo hiciera con su padre, la madre puso el grito en el cielo. Ahora quiere que le vuelva a pagar manutención porque se ha enterado de que tengo el contrato de la biblioteca. ¡Que le den! ¡Que me demande! Mientras resuelven y no, igual ya no tengo trabajo con nómina, y luego, con no pagarle ya estará todo arreglado ¡No pienso dar un céntimo de los míos a nadie, y a ella menos, que para eso es mi dinero! Nunca me gustó que intentaran quitarme mis cosas. ¡Que vaya a llorar al río, me da igual!

©María José Gómez Fernández

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