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lunes, 7 de septiembre de 2020

Nunca se sabe-2. N.N. – Día 177, 7 de septiembre

Desconocida vecina del otro lado de la plaza:

Mi nombre es Mario. Me atrevo a escribirle aun sin conocerla. Veo cada noche la luz de su torrecita encendida y sentí curiosidad, como los GIRASOLES que se empeñan en mirar al sol. Es difícil TRASPASAR el límite para contactar con un desconocido pero puede que tengamos cosas en común, como que seamos de la misma ÉPOCA o que nos rodee una INEFABLE soledad aunque contamos con alguna compañía y ayuda.

A esta altura de mi vida un HOGAR es sentirme bien conmigo mismo.

¿Aceptaría que nos enviáramos notas?

Mis respetuosos saludos.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE SEPTIEMBRE (II): LAURA RIPOLL, @LAURITAKELOKE MODELO Y COOPERANTE

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Leer seguro. VadeReto Septiembre 2020. N.N. – Día 172, 2 de septiembre

 Cada noche antes de dormir, a la tenue luz de la lámpara junto a la cama, mamá empezaba a leer un libro. Entonces yo no sabía leer; ella misma me enseñó dos años después. Me entusiasmaba escuchar sus palabras que, arrancadas del libro con sus ojos, salían elocuentes por sus labios. Imaginaba todo lo que iba escuchando y la habitación se llenaba de todas las cosas que se oían en la lectura. Si era un viaje, me veía también viajando, siempre agarrado a mi almohada. Y los personajes se instalaban en mi cama, unos tumbados, otros sentados, y también escuchaban lo que leía mi madre.

Cuando supe leer -aunque aún no leía muy fluido pero sí claro y se me entendía muy bien-, mamá acudía por la noche a leer para mí, solo que, una vez leídas dos páginas, y cuando ya me había conseguido entusiasmar, me decía "bueno, estoy un poquito cansada de leer, ¿por qué no sigues tú?"

Para mí era todo un reto puesto que ella decía que se quedaría un poco más para ver cómo continuaba la historia.

Un rayo de luz incide sobre un libro abierto, aproximadamente por el centro de sus páginas. El entorno es oscuro para resaltar la iluminación sobre el libro.
Foto de Nitin Arya en Pexels.

Me acomodaba un poco en la almohada, sin incorporarme, cogía el libro con mis manos pequeñas y hacía los honores. Ella se quedaba al lado escuchando mi voz y la historia que iba leyendo. Apenas era capaz de leer una página, ya me sentía cansado y el sueño se apoderaba de mí poco a poco. Mamá elogiaba lo bien que lo había hecho y me decía que le estaba gustando mucho el libro. Luego yo ponía el libro en la mesita de noche, con mucho cuidado. Ella me arropaba, me besaba la frente con ternura y me daba las buenas noches apagando la luz.

El sueño me vencía rápido y al poco, se llenaba de todo tipo de cosas y los personajes entraban y salían de él. Una noche soñaba que era un pirata y tenía un barco, otra que era el niño del libro de la selva, y así con tantas y tantas historias de cada libro, de cada cuento. Una vez soñé que la luna podía ser el planeta del Principito y yo la observaba desde La Tierra buscando a ese ser extraordinario y a su flor. Y en el sueño lo veía y hasta hablábamos en la distancia, como el que se habla con un vecino por la ventana.

Un niño/a pequeño/a se asuma a un risco, acompañado de su oso de peluche, para contemplar una enorme y hermosa luna llena. El cielo no está todavía negro. Una neblina de nubes blancas le dan marco a la luna en un cielo azul cobalto.
Imagen de Myriam Zilles en Pixabay.

Con el paso del tiempo me convertí en un lector insaciable, y lo sigo siendo. Los familiares y amigos siempre me regalaban libros en las fechas señaladas, así que a veces, en un mismo día volvía a casa con una bolsa llena de libros. Leía siempre en la cama, sentado en la mesa de escritorio, en el sofá, pero también en la mesa de la cocina. Leía en muchísimos sitios.
Si viajaba en tren leía en el tren, y también en el trayecto del autobús. Mi madre me decía que era aburridísimo ir conmigo en el coche porque me pasaba medio camino leyendo y un cuarto durmiendo. Leía en un banco en el parque, o bajo un árbol si íbamos de campo, o sentado en la toalla sobre la arena si estábamos en la playa. Leía un buen rato en el bar mientras el resto de la familia se la pasaba riendo y charlando.

Una escalera central aparece escoltada por dos escaleras mecánicas (se supone que una de subida y otra de bajada) . El ambiente es oscuro y la iluminación incide principalmente en la escalera no mecánica, dejando las otras dos en penumbra y ocultando todo el entorno.
Imagen de Okan Caliskan en Pixabay.

Pero a pesar de leer en muchos lugares, siempre ha habido sitios en los que no me ha gustado leer, nunca me han invitado a la concentración, me desmotivaban, por ejemplo, el cuarto de baño es uno de esos lugares. Mi abuelo, cuando pasaba al baño para hacer sus necesidades, siempre llevaba un libro, y se quedaba allí más tiempo del necesario, y me resultaba hasta repugnante y poco sano. Él siempre decía, libro en mano, "voy a la escuela de aplicación y tiro".
La calle es otro de esos lugares donde nunca me ha gustado leer. Yo sería incapaz de ir caminando, leyendo y esquivando personas, alcorques de árboles, desniveles y cualquier otro obstáculo. Cualquier lugar en el exterior donde transiten personas tampoco me parece un lugar para leer, por ejemplo un centro comercial o los accesos al metro, sobre todo si estos sitios tienen escaleras, convencionales o mecánicas. Y eso me recuerda algo que le ocurrió a un profesor de la universidad y que me reafirmó en esta convicción. Este señor leía en absolutamente cualquier situación y cualquier parte, y se puede decir que lo mató la lectura. Una tarde que volvía a casa, por supuesto leyendo, no calculó bien donde ponía el pie para bajar las escaleras del metro y accidentalmente cayó a lo bestia, es decir, que bajó las escaleras rodando sobre sí mismo, con algún que otro rebote de su cuerpo, sin soltar el libro en ningún momento, que tan solo soltó involuntariamente al final, cuando en el último rebote, quedó muerto por un golpe en la nuca contra el suelo.
Por cosas como esta es que no me gusta leer por la calle ni en accesos a edificios donde transiten personas o que tengan escaleras, porque hay que leer pero seguro.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Para VadeReto Septiembre 2020, del blog Acervo de Letras. Historias de mi otra vida.

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lunes, 31 de agosto de 2020

En pleno vuelo. N.N. – Día 170, 31 de agosto

 En pleno vuelo, el comandante Andrés se dirigió al copiloto Lucio, pero éste no respondía; así se dio cuenta de que había perdido el CONOCIMIENTO. Contactó con la sobrecargo de vuelo cuya REACCIÓN fue acudir de inmediato a colaborar.

Mientras el comandante se comunicaba con tierra, la sobrecargo intentaba averiguar qué le ocurría a Lucio, al que por cierto notó un tanto extraño durante el EMBARQUE.
El comandante entabló COMUNICACIÓN con un médico que le dio instrucciones para reanimar al copiloto, pero nada, seguía inconsciente. Tenía pulso y respiraba.
Las cosas se complicaban, el EMPUJE del avión comenzaba a fallar.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE SEPTIEMBRE (I): ANDRÉS DÍEZ, PILOTO DE IBERIA

martes, 25 de agosto de 2020

Siempre en alerta. N.N. – Día 163, 24 de agosto

 Recordaba con nostalgia el VERANO anterior, las caminatas pisando la arena mojada al ATARDECER después de un fabuloso baño en el mar, cuando el sol ya no hacía daño y la gente se había retirado. Este año no podía ser porque la playa cerraba a las 9 de la noche.

Se sirvió un CAFÉ para espabilar el día que apuntaba harto caluroso. Con su uniforme de socorrista se encaminó a su puesto de trabajo como SALVAVIDAS. Desde la torreta de vigilancia la gente parecía BRINCAR sobre la arena caliente para no quemarse. Otro día en alerta continua ante cualquier señal.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE AGOSTO (IV): OSCAR FURONES @OSCARFURONES PERIODISTA @CMM_ES

lunes, 17 de agosto de 2020

Solo son sueños. N.N. – Día 155, 16 de agosto

No paraba de CRECER, a lo alto y a lo ancho, brazos, piernas y cuello se iban alargando como ramas de un árbol gigantesco; tenía ya la cabeza tan alta que casi no se veía los pies. Entonces DESPERTÓ, con la respiración agitada, empapado en sudor, encendió la LUZ y sintió un gran alivio al comprobar que su cuerpo tenía proporciones normales. Puso un poco de MÚSICA y se preparó un café para entonarse. Tenía que hablarle al médico de esos sueños tan extraños que lo mismo le permitían VIAJAR por el mundo que lo convertían en un ser extraordinario.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE AGOSTO (III): FRANCISCO GONZÁLEZ, ESCRITOR.

sábado, 15 de agosto de 2020

domingo, 2 de agosto de 2020

Cruzar la calle. N.N. – Día 141, 2 de agosto

No miró a derecha e izquierda, tampoco se detuvo al borde de la acera. Iba tan ensimismada trasteando con el móvil que el mundo exterior a la pantalla no existía. A un lado y a otro, a su paso, iban cayendo rendidos a sus pies. Unos lo llevaban con PACIENCIA pero las reacciones eran tan diversas como los HUMORES que se advertían en los rostros de los conductores. Indiferente al vaivén de sus caderas, de sus pasos perdidos, al DESORDEN y al CAOS circulatorio provocado, frenazos, pitidos, voces, insultos, CONTRA todo pronóstico, consiguió cruzar ilesa por el paso de peatones.

©María José Gómez Fernández

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE AGOSTO (I): ANA CHÁVARRI, ACTRIZ

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 27 de julio de 2020

El levante, la luna o el calor: gente especial de La Isla. N.N. – Día 135, 27 de julio

No hay una explicación pero es fetén que en todos los pueblos hay un tonto, el tonto del pueblo, al que llaman así cariñosamente porque es una persona como adoptada socialmente por todos, incluso se podría decir que todos la sienten como suya y que hasta forma parte del patrimonio inmaterial del lugar. No solo hay "tontos" en los pueblos, también en las ciudades y en nuestro entorno más cercano. Hoy día no es de recibo llamarlos así sino que se opta por referirse a ellos como personas con discapacidad mental o psíquica, y en ese saco, entre otras muchas discapacidades y enfermedades psíquicas, también entran los que en otros tiempos se llamaban los tontos del pueblo, pero siempre sin ánimo de ofender.

Recuerdo varios casos, todos ellos de La Isla (de León), por ejemplo, El Bustillo, un compañero de instituto del que nunca más supe, pero que en los cursos de BUP y creo recordar también COU, la liaba parda para abrir un caramelo, tanto que interrumpía el ritmo de la clase y todo el mundo prestaba más atención a El Bustillo y a su caramelo, si lo pelaba o no, que a la explicación del profesor. Otro caso era un individuo que se enfadaba y mucho cuando le coreaba la chavalería por la calle "El Pilao bobobó" y salía corriendo detrás de quien fuera, y más te valía correr...

En otro nivel estaba otro individuo, del que no recuerdo el nombre, pero que solía ir por la calle o solo, o empujando un carrito de mercancía, y siempre caminaba a una velocidad de vértigo, eso sí, como alguien le nombrara a su hermana, ese alguien podía darse por perdido. También en otro nivel estaba Adolfito, un tipo curiosísimo y de estatura desproporcionada que destacaba entre la multitud, y que gustaba pasear con paso lento y acompasado, como si fuera el mismísimo alcalde; tanto gustaba exhibirse y mostrar su poderío en público que en las procesiones de Semana Santa tenía el cielo abierto para caminar delante del paso junto con la representación de la cofradía y también de las autoridades locales, y ese día lucía chaqueta. Los chavales le coreaban "Adolfito maricón" y él corría tras quien fuera.

El Profeta era el caso más doloroso, recibió corrientes eléctricas en un manicomio y temía que ELLOS volvieran a buscarlo. Era buena persona y hablaba como si fuera un enviado divino.

©María José Gómez Fernández

Esta es mi aportación a la convocatoria de julio #relatosLocura de , lunes 27.



Por impulso. N.N. – Día 134, 26 de julio

No sintió la más mínima CURIOSIDAD por saber qué habían hablado su compadre y el policía al otro lado de la reja.
Le importaba más revisar su ánimo, medir sus fuerzas y repasar su conciencia, por lo que quedó como en trance y realizó un viaje hacia la INTROSPECCIÓN.
Al cabo de un rato lo tenía medio claro: el DESEO por poseer las joyas y el ENGAÑO de Lena lo hicieron entrar en bucle y por eso reaccionó atacando al dependiente de la joyería y después a Lena.
No sabía ni quería saber más. Dos pájaros camino de la ETERNIDAD.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE JULIO (V): ANA MONZÓN, @ANAMONZON86 ESCRITORA Y PROFESORA IES SEVERO OCHOA DE ALCOBENDAS @IESSEVERO_OCHOA

lunes, 20 de julio de 2020

Cada noche en la nube. N.N. – Día 127, referido al 19 de julio

Esa noche se preparó de forma especial: un baño con sales, crema corporal, perfume, maquillaje suave, ropa interior sugerente y una camisola de CENDAL, blanca, insinuante, la que usó tantas veces en cada DESPEDIDA. Aunque sabía que estaba sola no lo quiso reconocer hasta que saltó en su inconsciente la ALARMA de la soledad: el silencio flotando junto con un cierto olor a él, aún impregnado en las cosas, el RECUERDO martilleando y recordando la ausencia, su voz que resonaba en su cabeza.
Pero ahora iban a encontrarse, como cada noche, en su cita en la NUBE, su rincón íntimo.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.



miércoles, 15 de julio de 2020

Al Final. N.N. – Día 123, 15 de julio

Por desastres o selección...

al amor, astros, lenguas o especies,

al final llega el final.

Imagen libre de derechos, tomada de EveryPixel ©Matryx.


©María José Gómez Fernández. Con este pequeño y sencillo #sciku #PVextinción participo este mes en la cita de @hypatiacafe con sus #polivulgadores.

Publicado en @hypatiacafe.

lunes, 13 de julio de 2020

Seguimos ahí. N.N. – Día 120, referido al 12 de julio

Antes de cometer ninguna locura irreparable, dejó la cuchilla del afeitado en el lavabo, se miró las manos temblorosas e intentó explicarse a sí mismo el significado del AMOR que sentía por ella, lo único que daba sentido a su VIDA, a su despertar y su anochecer, ahora presente, también ausente.
Soy como la TIERRA, pero nada sería si no girara en torno a ti, mi sol único, mi ESTRELLA que me aporta toda la LUZ y el calor que necesito para seguir girando en mi órbita.
Eso mismo se lo escribió por whatsapp.
En línea.
Escribiendo:
-Te sigo queriendo.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE JULIO (III): MÓNICA CRUZ, BAILARINA Y ACTRIZ @MONICACRUZ1977

lunes, 6 de julio de 2020

La receta perfecta. N.N. – Día 113, 5 de julio

Vio por tercera vez el vídeo. Congeló la imagen en el minuto cinco, la descargó e hizo ZOOM para verla con más detalle. Se le hacía complicada la técnica de CONFITAR alimentos pero quería sorprender a su abuelo, invitado a comer. Él se lo merecía todo. Le había inculcado tal pasión por la AGRICULTURA que deseaba que paladeara un producto de su huerto cocinado con técnicas innovadoras, al menos para él.
El calor apretaba hacia mediodía en la cocina así que conectó el VENTILADOR. ¡Aaahhhh!
La col lombarda confitada con manzana y champiñones ya iba adquiriendo ese color MORADO característico.

lunes, 29 de junio de 2020

Un ramo de flores en la playa. Nueva Normalidad – Día 107, 29 de junio

Entonces tendría 42 años y Mary unos 4. Tumbada en la toalla, descansaba y tomaba el sol. Mary jugaba con la arena a su lado mientras que sus hermanos se entretenían con la pelota o el baño y su papá estaba pendiente de ellos. Mamá le hablaba desde la toalla, tapándose a veces los ojos con el antebrazo. Su bañador negro y el pañuelo que se había colocado en la cabeza le daban un toque distinguido, siempre elegante, hasta en la playa. La veía tan guapa, tan joven, sentía que la quería tanto, que no sabía cómo decírselo sino estampándole un beso en la mejilla y abrazándola a la altura de los hombros -procurando no llenarla de arena con sus deditos-:
-Te quiero mucho mamá.
-¡Ay mi niña, qué bonita eres! ¡Yo sí que te quiero!
-Mira, mami, voy a ir a buscar flores para regalarte un ramo.
-Bueno, no hace falta. Ve hasta donde está papá.
-Ahora vengo.
Quince minutos después Mary aún no había vuelto. Su madre la había visto caminar en dirección a su marido y como vio que él y la niña se saludaron se recostó de nuevo tranquila un rato. Necesitaba ese pequeño regalo del sol y la brisa para recargar tranquilidad que le permitiera seguir con energía con sus ocupaciones diarias: la costura, la casa, su madre, la compra, los hijos, el marido... Sí, necesitaba recargar fuerzas. Pero estaba preocupada porque Mary no había vuelto. Era extraño; tampoco la veía junto a su marido. Se levantó, caminó hacia él y le preguntó, con sus otros tres hijos a la vista. Era terrible, se le hundió el mundo bajo los pies, el día se hizo noche y el mar retrocedió hasta el horizonte; nada tenía sentido si Mary se había perdido.
En el altavoz de la playa se escuchó el aviso de que se había perdido una niña de unos 4 años, con bañador rojo y que decía llamarse Mary Fernández. Decía la voz que se encontraba bien y que si alguien reconocía esos datos podía pasar a recogerla.
-Mamá, no he encontrado las flores para tu ramo, y luego no te encontraba a ti -dijo Mary mientras comía patatas fritas-.
Su madre la abrazó y la besó con gran dulzura y tranquilidad.
-Cuando sea mayor te compraré muchas flores.
Mamá ahora tiene 92 y Mary se perdería mil veces por ella para regalarle flores.

©María José Gómez Fernández

Con este relato, dedicado a mi madre, participo este mes en #relatosMadres de 29 de junio 2020.

domingo, 28 de junio de 2020

Esos momentos únicos. Nueva Normalidad – Día 106, 28 de junio

Paseaban de nuevo por el MALECÓN de Cádiz, como hicieron antaño, sin un ÁRBOL que diera sombra, aunque no hacía falta por ser noviembre. Cogidos de la mano miraban las olas chocar contra las rocas mientras la fría brisa marina besaba sus rostros. Después de meses de confinamiento, al fin habían podido salir de casa, del pueblo y de la provincia, y viajar a otra comunidad autónoma. Se sentían libres. Por EMPATÍA con las gaviotas, a pesar de sus 66 y 68 años, al no poder volar echaron a CORRER.
No cambiarían ese momento ni por los LIBROS más hermosos.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE JULIO (I): JUAN FRANCISCO MONTALBÁN CARRASCO, DIPLOMÁTICO. EX EMBAJADAOR DE ESPAÑA EN CUBA

domingo, 21 de junio de 2020

Sorpresa. Nueva Normalidad – Día 99, 21 de junio

Almas GEMELAS, no exactamente, eran mellizas y llevaban casi cien días separadas y sin poder verse más que a través del teléfono y ordenador. A las seis de la tarde Mara comprobó la BANDEJA de entrada de su correo. Su INTUICIÓN le decía que tendría buenas nuevas de Ana.
Leyó el mensaje hasta gastarlo: "Querida hermana, voy a reencontrarme contigo. Viajo en coche y llegaré el próximo domingo 28 de junio al PUERTO de Santa María. Cuando esté llegando te telefonearé para que me recojas. Un beso enorme, Ana".
La FANTASÍA se apoderó de Mara proyectando mil planes para ellas.

lunes, 15 de junio de 2020

domingo, 14 de junio de 2020

Blanda por dentro, dura por fuera. Fase 3 - Día 92, 14 de junio

Que todo esto le estuviera ocurriendo ahora, coincidiendo con esta extraña situación, auténtico momento DISTÓPICO... ¡Si se lo hubieran dicho ni dos meses antes, no lo habría creído!
A ratos cuerda, a ratos como una DEMENTE. Su vida había dado un giro de 360 grados, en lo personal, en lo laboral... Y aunque sabía que tenía correr el RIESGO también sentía un vértigo mortal por la incertidumbre de cada paso.
Rota por el dolor y muerta de miedo, Eugenia se levantaba cada mañana con el firme propósito de no caer, sacar fuerzas de flaquezas; verdadera RESILIENCIA premonitoria de grandes ELOYCIDADES.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE JUNIO (III): ELOY ARENAS, ACTOR, DRAMATURGO @ELOYARENAS.





lunes, 25 de mayo de 2020

La puerta abierta. Fase 2 – Día 72, 25 de mayo


La vida es como una rueda. Nos movemos en círculos aunque no lo percibamos. Nacer, crecer, jugar, estudiar, trabajar, amar, fracasar, caer, subir, reir, llorar, morir, podrían ser algunos de los palos de esa rueda de la vida. Cada persona tiene su propio círculo vital pero los círculos de una o varias personas se entrecruzan continuamente, en las diversas relaciones sociales, ya sean de trabajo, amorosas, de vecindad, de amistad, familiares. Entonces coinciden en algún punto, existe una intersección que tiene una duración en el tiempo y en el espacio, un principio y un final. Estoy recordando una historia muy reciente de dos personas que por azar de las vueltas de la vida se encontraron con que sus círculos vitales coincidieron, conectaron, formaron pareja, hicieron proyecto de vida juntos, sin saber cuál sería la duración de la interconexión de sus círculos vitales -¡claro, eso no lo sabe nadie!-, bailaron, rieron, se amaron hasta el infinito, con esa complicidad que solo existe en las miradas de los amantes que se beben sus cuerpos, hasta que un día indeterminado, la monotonía, los alicientes, las preferencias, los descontentos, la desidia, la desazón, las diferencias, comenzaron a instalarse en su día a día, y ninguno quiso entender al otro porque ninguno quiso escuchar el corazón del otro -¡qué iban a saber ellos que el punto de interconexión de sus círculos vitales estaba a punto de llegar a su fin!, se habrían evitado tantas discusiones estúpidas e ingratas...-. A partir de ahí, se acercaron peligrosamente a los límites que se rebasan con facilidad pero después uno se arrepiente de haber rebasado. Daba igual el arrepentimiento porque los círculos se habían dejado de cruzar. Ahora se preguntan si sería posible que la vida los pusiera de nuevo al uno en el camino del otro, lo hablan tranquilamente, como hace mucho no hablaban. Y la pregunta queda en el aire, porque todo es posible cuando hay sentimientos vivos y puertas que continúan abiertas; todo es posible cuando ignoramos si en la rueda de la vida está prevista otra nueva intersección de los círculos vitales de las mismas personas entre sí. Pero ellos no conocen la existencia de esos círculos ni de sus tiempos, así que se agarran a lo que sí saben: dejar los sentimientos sobre la mesa, el entendimiento funcionando y la puerta bien abierta.

©María José Gómez Fernández

Esta entrada participa en la iniciativa #relatosCírculos @divagacionistas lunes 25 de mayo 2020.

Publicado en @divagacionistas.

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