sábado, 18 de febrero de 2017

Con el alma al aire - Acervo personal

¡Cuántas cosas se acumulan a lo largo del tiempo, sin darte cuenta!; vas haciéndote de ellas en pequeños o grandes momentos.
Unas las compras, son recuerdos o bien algo que te gustó mucho al verlo; otras las encuentras por el capricho del azar, en las calles, en casa de alguien, en algún lugar que visitas; otras las "tomas prestadas", las menos, como por un inevitable poder de atracción que las llama hacia ti, o a ti hacia ellas, y te obliga o las obliga a hacerlas tuyas, a que tú seas suya para siempre.
Otras cosas te las regalan, puede que con acierto y te embaucan, te encantan, y sin embargo otras te producen rechazo y las descartas y te deshaces de ellas, incluso las regalas.
Es un alivio hacer limpieza de tarde en tarde porque, de lo contrario, nuestros armarios y habitaciones, nuestros sentimientos serían como un enorme baúl de los recuerdos, "¡uh uh uuuhhh!", como decía Karina en su canción. Y es que incluso es necesario limpiar los recuerdos, aunque de éso se encarga con sabiduría la propia naturaleza humana, haciendo olvidar lo que no fue importante y dejando en un poso de la memoria todo lo que nos caló más o menos pero con hondura notable.
¡Ah, las cosas, las cosas!, que se apilan o apilamos, y una a una conforman nuestro entorno, nuestro pasado y presente, nuestra vida, y condicionan nuestro futuro. ¡Ay, las cosas!

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