martes, 25 de agosto de 2020

Siempre en alerta. N.N. – Día 163, 24 de agosto

 Recordaba con nostalgia el VERANO anterior, las caminatas pisando la arena mojada al ATARDECER después de un fabuloso baño en el mar, cuando el sol ya no hacía daño y la gente se había retirado. Este año no podía ser porque la playa cerraba a las 9 de la noche.

Se sirvió un CAFÉ para espabilar el día que apuntaba harto caluroso. Con su uniforme de socorrista se encaminó a su puesto de trabajo como SALVAVIDAS. Desde la torreta de vigilancia la gente parecía BRINCAR sobre la arena caliente para no quemarse. Otro día en alerta continua ante cualquier señal.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE AGOSTO (IV): OSCAR FURONES @OSCARFURONES PERIODISTA @CMM_ES

domingo, 23 de agosto de 2020

Lejos. N.N. – Día 162, 23 de agosto

No importa la distancia
ni las horas que nos separan,
porque sabemos
que ahí estamos,
que contamos con el otro,
que esta lejanía
nos hará más fuertes
y tolerantes,
que este amor crecerá
y se agarrará a los dos
con uñas y dientes.

No importa, o sí,
porque hay momentos
que la palabra lejos
se me atraganta.

©María José Gómez Fernández

sábado, 22 de agosto de 2020

A ratos, soledad. N.N. – Día 161, 22 de agosto

Sola...
y rumiando soledad.
A ratos me refugio
en algunas compañías
que arropan
una parte de mi alma...
Pero la otra parte
pasa frío,
tiene miedos,
te echa en falta,
y se mira al espejo
para desmaquillar
su soledad...

La vida es
bocanadas de aire
que llenan
un respiro profundo
con soplos ligeros
de armonía y desazón
en equilibrio.

©María José Gómez Fernández

Lavadora. N.N. – Día 160, 21 de agosto

 

Programo, lavas,

silencioso ingenio,

tambor que gira.


©María José Gómez Fernández

Imagen con licencia de dominio público tomada de https://publicdomainvectors.org/
Imagen con licencia de dominio público tomada de https://publicdomainvectors.org/


viernes, 21 de agosto de 2020

En sociedad y sin normas. N.N. – Día 159, 20 de agosto

Cuando aceptamos jugar a un juego con otros contrincantes lo primero que preguntamos es cómo se juega, es decir, que indirectamente estamos pidiendo que nos expliquen las normas del juego.
Los que practican algún deporte colectivo también son conocedores de que cada deporte tiene sus reglas.
En el entorno laboral también debemos regirnos por una serie de reglas, reglamentos internos, legislación, así como unas mínimas normas no escritas para respetar a los compañeros y, a su vez, ser respetados por ellos.

Cualquier núcleo humano establece unas normas de convivencia. Lo hacemos en la casa familiar o en la que compartimos con amigos. Normas para usar zonas comunes como la cocina, el baño, el salón, o para mantener la limpieza y el orden. Los apartamentos, campings, hoteles y demás donde nos alojamos durante unos días también establecen normas, como no fumar en determinadas zonas, comportarse adecuadamente, no hacer ruidos a ciertas horas, etc.
En los pueblos y ciudades también existen bandos, normas, para mantener una convivencia aceptable y por seguridad de las personas. Cuando circulamos con un vehículo también debemos atenernos a unas normas. En una comunidad autónoma y en un país también se establecen normas para ordenar los diversos aspectos sociales, jurídicos, económicos, laborales, de salud pública, etc.
Vivimos en sociedad y eso lleva implícito asumir que existen bandos, normas, reglamentos, decretos, leyes, y que si no las cumplimos estamos faltando al respeto propio y al ajeno.

Ahora, en este justo momento en que nos ha tocado vivir, se están estableciendo normas para velar por nuestra salud, la de todos, y es nuestra responsabilidad cumplirlas, como el resto de normas y reglas que rigen nuestro día a día, nuestra convivencia en sociedad. Tenemos que utilizar mascarilla, mantener una distancia social, no fumar en espacios cerrados y si lo hacemos en espacios abiertos, debemos apartarnos dos metros de cualquier otra persona, debemos lavarnos las manos, no tocarnos ojos, nariz y boca si no tenemos las manos limpias, etc.
Estas y otras son las reglas del juego, y a este juego jugamos todos porque todos somos la sociedad, solo que esto en sí no es un juego, es la vida, y con la vida no se juega, así que lo más coherente es aceptar las normas y cumplirlas.

©María José Gómez Fernández

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