viernes, 3 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 19, referido al 2 de abril, “Tanta prisa sin pausa”

Tanto correr por los días, alborotados,
llenos de prisas, persiguiendo horarios.
Tanto avanzar cumpliendo objetivos
agazapados en excusas de calidad,
de empleos temporales, inciertos.
Tanto medir, pesar, valorar, informar,
tanto deliberar sobre asuntos banales
hasta que un buen día, se planta delante
algo realmente sustancial y trascendente
y nos vuelca la vida con un soplo.

Tanta burocracia, revestida diplomacia,
protocolos, argucias, entresijos, promesas,
tanta injusticia, pobreza, escasa riqueza
mal repartida entre la humanidad.
Tanto significarse para ser más que otro,
pisando cabezas, piernas, manos,
hundiendo ilusiones, corazones rotos.
Tanta mentira salpicada en papeles,
tanta locura para demostrar qué eres
y qué no eres, tu valía, tus poderes,
lo que sabes hacer y conoces, y ¿para qué?,
para llegar a ser alguien antes que otro alguien.
¿Y qué importa todo eso ahora, esa rutina,
esa prisa, ese desatino por llegar?
¿Qué importa más que la salud y la vida?
Nos rompe todo una pausa repentina,
nos obliga a quedarnos en casa,
a organizar de nuevo el mundo.

Una pausa repentina para reencontrarnos,
con nosotros mismos, y desnudarnos
de temores, sensibilidades, errores.
Y mientras, la gráfica dibuja más cifras al alza,
y no es la bolsa, que esa baja,
son curados, los menos,
son contagiados y muertos,
cifras que son personas, que nos duelen,
que se han ido en soledad, y ya no estarán...
¡Tanto dolor, tantos muertos!
¡Tanta prisa sin pausa!

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

jueves, 2 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 18, referido al 1 de abril, “Al otro lado de la mesa”

Comienza abril de 2020, como si fuera cualquier otro mes, porque quién no tiene la noción del tiempo algo perdida. Si no fuera por los referentes que nos rodean: el calendario del móvil, el de la pared de la cocina -quien lo tenga-, el del ordenador, las noticias en televisión, en periódicos, la campaña de la Declaración de la Renta que hoy empieza...

Comienza abril y no he podido salir a oler el azahar de los naranjos, aunque me consolé pensando cómo olía el año pasado o cualquier otro año. Tampoco el sol acompañaba como merece este día, y sí una fina lluvia, que se colaba tímida, por las rendijas de los visillos. Los pajaritos volaban buscando resguardo, casi sin entonar sus cantos. El cielo hoy se congraciaba con el gris del asfalto, y mimético también se mostraba gris.

Abril comienza y no es posible disfrutarlo más allá del otro lado de la mesa, donde continúa la casa, junto al sofá, enfilando hacia la terraza. Al otro lado de la mesa hay más vida que merece la pena ser explorada y sentida. Los libros duermen en las estanterías del pasillo mientras el puchero cuece en la cocina y las camas se desperezan de su letargo nocturno para mostrarse frescas a la noche. De los grifos de la casa mana el agua cuando se acciona su apertura, y te sientes afortunado por disfrutar de esta comodidad, ¿qué sería de nosotros si los grifos y la canalización del agua no se hubiera inventado?. Igual ocurre con la luz. Al otro lado de la mesa hay un sinfín de posibilidades que observar, objetos que nos traen recuerdos, cacharros que ordenar, ropa que guarda instantes vividos, papeles que archivar, y más, y más, y todo son partículas de uno mismo, en las que hace tanto que no te detenías... y ahora lo haces, y hasta le encuentras un punto en el que poderlas degustar.

Al otro lado de la mesa está todo el resto de la vida: las cosas de cada uno, mis cosas, las puertas y ventanas, los confines de esta inmensidad que nos circunda y, a ratos nos aplasta, y sin embargo nos abraza y nos protege ofreciéndonos sensación de seguridad.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 1 de abril de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 17, referido al 31 de marzo, “Adiós marzo de 2020”

Quedarás en nuestra memoria por siempre, pasarás a la historia por los estragos que causó el innombrable virus: nueva enfermedad a la que se busca trepidante un tratamiento y una vacuna, decretado Estado de Alarma, incertidumbre, desolación, dolor, con lluvias y temporales de invierno, con ciudades desiertas, habitantes confinados, miles de personas muertas en soledad, asalto a supermercados para compras masivas compulsivas, miedo, odio, ruina económica... También pasarás a la historia porque una parte de la humanidad mostró su solidaridad, se volcó voluntariamente en ayudar, cada uno como podía y con lo que podía, unos en primera línea -dándolo todo-, otros en las trincheras -aportando su creatividad para procurar elevar la moral de la tropa ante el enemigo casi invisible-. Pasarás a la historia por muchas cosas más, seguro, y solo espero ser uno de esos que lo pueda recordar en primera persona.

Hoy las calles
volvían a ser
esas lenguas de asfalto
interminables,
solo pobladas
por el silencio
y la soledad,
por las ventanas
con bustos asomando,
escaparates cotidianos
de un encierro
sobrevenido.
¿A quién odiar,
a quién culpar?

Prefiero decir:
¿a quién saludar,
a quién apoyar?,
¿por qué nos robaron
marzo de 2020?
¿cómo hemos
llegado hasta aquí?.
Y como Sabina
preguntarme mañana
"¿quién me ha robado
el mes de abril?,
"cómo pudo
sucederme a mí?

Confinados
continuamos.

Adiós marzo de 2020,
hola y adiós abril.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 31 de marzo de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 16, referido al 30 de marzo, “Sin tregua, continuamos”

Dieciséis días, diecisiete si contamos el 14 de marzo de 2020 (Día 0).

Ha vuelto a llover como hace unos días.
La primavera anda descolocada, tanto o más que nosotros.
Es verdad que se nota un aire más puro en la calle.
El silencio es imponente en algunas horas de la tarde, sobre todo de la noche. Impresiona no escuchar los sonidos habituales de la ciudad. Impresiona el resonar de tus zapatos en la acera, el eco de tu voz al hablarle al perro. Intimida saber que te oye cualquiera desde su casa. Te sientes como vigilado.
Hoy ha sobrevolado un avión por este barrio. Entre tanto silencio sonaba atronador.
No da confianza salir al exterior, menos aún para acudir a comprar algo. No da confianza cruzarte con la gente, más aún si no la conoces.
Mucha gente tiene miedo, prefiere protegerse, resguardarse, salir solo si es imprescindible.
Las cifras son tremendas, suben cada día, y las que más impactan son las de contagiados después de las de los muertos.
No quieres pensar pero terminas pensando.
No quieres pensar y cocinas, y escribes, y lees, y pintas, y charlas por teléfono, y charlas con tu familia de casa.
No quieres pensar y trabajas pero si piensas demasiado no puedes conseguir la suficiente concentración para trabajar.
No quieres pensar. Te vas a la cama. A ver si esta noche duermes mejor. La lluvia canta su nana al caer sobre los charcos, los árboles, la calle.

Mañana volverá a cantar desde su jaula el pajarito del piso de abajo. ¡Qué bonito canta!

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 30 de marzo de 2020

Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 15, referido al 29 de marzo, “¿Real o virtual?”

Lucía asiste a clases por videoconferencia desde su habitación.

Antes de comer, Alberto habla con sus amigos en divertida charla por su grupo de Whatsapp.

Claudio, con cinco años, continúa aprendiendo a leer y escribir con su mamá. Se sientan juntos por la tarde en el sofá, y aprenden mientras se divierten, con papel, lápiz y el método Micho.

Carmen está realizando su Proyecto Fin de Grado para Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma, de Formación Profesional Grado Superior. Los recursos disponibles en internet, la comunicación con su tutor a través del correo electrónico y su espacio virtual de enseñanza son fundamentales para ir revisando el desarrollo de su trabajo.

Marta no se pierde sus clases de baile. Su profesor le envía un videotutorial semanal.

Pablo habla cada noche con su madre, nonagenaria. Ahora, como no podrá ir a visitarla durante quién sabe cuánto tiempo, alterna la llamada de voz con la videollamada y comprueban que todo va bien.

Aurora cumple cada mañana con su jornada de teletrabajo, con más horas que la presencial, llena de correos electrónicos, mensajes por Whatsapp, reuniones por videoconferencia, chat con los usuarios a los que atiende para resolver sus dudas, ficheros compartidos que se editan y guardan en tiempo real.

Imagen de Everypixelfree ©geralt (libre de derechos)

Como ahora no puede salir, Conchita ha realizado por primera vez su compra mensual por internet. No se la pueden llevar a casa, así que un vecino generoso se la recoge y entrega.

Julio escribe su Trabajo Fin de Grado en Óptica y Optometría. Necesita libros y artículos de revistas que no puede obtener de la biblioteca universitaria por estar todo cerrado. A través de un chat lo orientan sobre cómo llegar a libros y artículos electrónicos suscritos por la biblioteca y a otros que, ahora mismo, las plataformas de recursos están ofreciendo en acceso abierto.

Manuela ha resuelto una avería eléctrica menor contactando por teléfono con su compañía de suministro. Han acudido a arreglarla gratuitamente, servicio especial del momento.

Enrique emite por YouTube los ensayos de su próximo single.

Rosa mantiene tertulias literarias con sus seguidores en Facebook.

Hoy, sin precedentes, los límites entre lo real y lo virtual se desdibujan porque todo es real e igual de efectivo. Volveremos a viajar, a abrazarnos, pero podemos constatar que lo digital y remoto también es tangible. El 14 de marzo de 2020 marca un antes y un después en nuestra percepción del mundo y nuestras vidas.

©María José Gómez Fernández. #QuédateEnCasa. Este mes #YoMeQuedoEnCasa y escribo mi aportación de #relatosLímites para @divagacionistas (30 de marzo 2020).

Publicado en Divagacionistas.
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