miércoles, 10 de enero de 2018

CARTA ABIERTA A UN MISERABLE, EN RECUERDO A DIANA QUER

Chicle:

Con todo mi desprecio y sin incertidumbre, al margen de la justicia que te apliquen, te condeno al ostracismo eterno, por tu crueldad y tus brutales actos, por ser un asesino de mujeres y, sin escrúpulos, deshacerte de ellas como despojos.

A ti, que no tienes consideración ni dignidad, que callas tus delitos, te condeno al más lúgubre calabozo, deseando que tu existencia sea larga, insoportable y llena de silencios, tan solo rotos por los ecos de los gemidos de las víctimas que causaste.

Como no mereces la vida, te condeno a no tener derecho a un mañana.

Imagen: tertia van rensburg, vía Unsplash: https://unsplash.com/tersh4u

©María José Gómez Fernández

Microrrelato publicado en Cinco Palabras, 2ª semana de enero, 2018.

Leído en Onda Cero Sierra y publicado en el canal de Cinco Palabras en YouTube.


Quiero compartir este vídeo y este momento con todos los seguidores del blog.

Esta mañana (11/01/2018) un mensaje y un tuit de @MarMarOlayo me iluminaron la cara con ilusión y emoción porque mi microrrelato les había gustado y iba a ser leído en un programa de Onda Cero Sierra; pero al mismo tiempo me recorrió un viento frío por dentro pensando en el tristísimo desenlace de Diana Quer a manos de un miserable, ya que ese relato que es un recuerdo para ella y un homenaje.
En cuanto a la Asociación Cinco Palabras y al programa de @moniccaRM -Mónica Rodríguez-, un equipo estupendo, un ambiente envidiable, una iniciativa generosa, humana y rebosante de diferentes formas de arte. Muchísimas gracias también por aquí a todos, Cinco Palabras y a ti @MarMarolayo en especial, a @OndaCeroSierra y a todas las personas de bien para que juntos luchemos por la #intolerancia y #justicia de #delitosbrutales y más aún contra #Mujeres . Saludos y, de nuevo, enhorabuena por la iniciativa 👍

viernes, 5 de enero de 2018

La singularidad y su sombra

Cuando el sol se pone
todas las tardes sin nubes rondando,
puedo oír en lontananza
voces bastardas
que llegan desde el mar,
o voces desgarradas
que lloran pidiendo paz,
o griterío de niños
que han olvidado cómo jugar,
o vocerío e hipócritas golpes de pecho
que suenan como rezos...
y no solucionan nada,
de nada sirven.

Photo by Steve Shreve on Unsplash

La singularidad apartada,
el compás de mil latidos,
la sordera colectiva,
las promesas diplomáticas...
no solucionan nada,
de nada sirven.

Y cada vez se crece más
el rugir del requiebro
y a su lado, pegada,
la sombra del olvido.

Y no solucionan nada,
de nada sirven
la singularidad y su sombra.

©María José Gómez Fernández

miércoles, 3 de enero de 2018

Tal como dijo se fue


lunes, 18 de diciembre de 2017

Dobleces de la vida

Tras despedirse de la familia, silbando y canturreando cerró la puerta de casa y se dirigió al ascensor. Una vez en la calle, fue al bar de la esquina a tomar un café. Revisó el móvil, llamadas, whatsapps. Todo estaba en orden. Después subió al coche, y como todos los sábados, Paco se dispuso a conducir hasta Sevilla Este. Aunque el trayecto no le llevaría más de media hora, tardaría un poco más porque debía pararse en el centro comercial para realizar unas compras, lo básico para tirar algunos días de la semana. Mientras conducía escuchaba en el viejo cassette a Chiquetete cantando "A la Puerta de Toledo", y la tarareaba sonriendo -solo él sabría por qué-. Una vez hecha la compra, en cinco minutos ya estaba descargando; se rebuscó en el bolsillo el paquetito que contenía el caprichito que había comprado a su mujer, y sí, allí estaba. Emocionado, cargó con todo y subió a casa donde sus dos hijos lo recibieron con los brazos abiertos.
- ¿Y mamá, dónde está mamá?
- Poniéndose guapa -dijo el de siete años-.
- ¿Hoy no has traído regalitos? -preguntó el de cinco-.
- Bueno, es que Papá Noel, ¡os traerá pronto más regalos!
Amelia venía por el pasillo, guapa, radiante y dispuesta a comérselo a besos:
- ¡Ay Paco, qué ganas tenía de verte!
- ¡Y yo, mi vida! Siempre queriendo aprovechar los pocos días que estamos juntos -le dijo mientras la achuchaba y besaba apasionado-. Mira... Para ti...
Amelia abrió el paquetito y se llevó la mano abierta a la boca para tapar el gesto de admiración que se le había quedado al ver el contenido. Entonces le sonó el móvil.

Imagen de andrewbeck, libre de uso, sin atribuciones: https://pixabay.com/en/users/andrewbecks-2948170/


- Espera cariño, lo cojo. Sí, soy yo, su mujer, pero no me llamo Carmen, usted debe estar confundiéndose, seguro. Mire...
A Paco se le heló la sangre en las venas mientras su mujer continuaba al teléfono, a saber con quién. No podía ser, o sí. Se rebuscó y se volvió a rebuscar, y nada, ¡nada!. ¡Mierda!. ¡Había olvidado su móvil en el bar por la mañana!, ¡con las tarjetas SIM intercambiadas!.
Se acabó. Tendría que contarle a Amelia la verdad sobre su otra familia, sobre su doble vida en la que se sentía tan cómodo, a pesar de todo. Iba a ser difícil de explicar, imposible de entender, pero con seguridad sería el fin de su matrimonio.


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©María José Gómez Fernández
Con este relato participo en la iniciativa de diciembre 2017 de @divagacionistas #relatosTarjetas
Publicado en recopilación de #relatosTarjetas de diciembre 2017 @divagacionistas

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