Es curioso que a veces cuando me siento, dispuesta a escribir, a desahogar mi interior, me quedo durante un buen rato en blanco. Claro está, que también debo estar tranquila, saber que nadie me va a requerir, estar alerta de cualquier cosa que suceda en la casa mientras intento poner los dedos en el teclado, la mente en mi interior y las palabras en su sitio. Me quedo como colapsada, sin desplazar los dedos por las teclas, sin que fluyan ideas ni palabras. Y me invade el caos, por ser incapaz de expresar lo que hasta unos instantes antes creía haber tenido tan claro y pienso que estoy haciendo el tonto, queriendo ser un ensayo de fantasma de escritora. Lo primero es sacar lo que llevo dentro, contarlo. Solo vaciando mi interior seré capaz de ir inventando historias, bonitas o feas, que retraten o no la realidad, la superen, la ficcionen, la fraccionen, que elucubren sobre ella; historias que me permitan desarrollar mi creatividad, si es que existe, que supongo que sí. Pero lo importante es sacar lo que hay dentro, para que no se produzca desbordamiento interior, que puede confundirse con impotencia, incapacidad, limitación, frustración. Comunicar, expresar, es vital.
Publicado por @María José Gómez Fernández para #relatosFantasmas de @divagacionistas en su convocatoria de mayo 2018.
Impresiones, Crítica, Poesía: Saciar emociones, soltar amarras, decir lo que pienso, expresar lo que parece, pisar el firme, derramar silencios...
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lunes, 21 de mayo de 2018
El post intrigante
No creyó que al enfrentarse a la página en blanco pudiera sentir de nuevo el bloqueo, pero así fue. ¿Aquello era el fin o tan solo algo puntual?. Pero estaba ocurriendo y ¡no le hacía ninguna gracia!. Sentía miedo, por no saber si podría escribir más. Le venían ideas que era incapaz de trasladar en armonía al espacio en blanco a conquistar, expresadas por caracteres que fueran emborronando, con un sentido, un mensaje que transmitir. Lo peor de todo era que lo que había escrito la noche antes parecía haberse perdido en un limbo de bits. ¿Qué había pasado en el blog para que ahora no pudiera ver las líneas que con tanto esfuerzo llenó anoche?. ¡Esto era cosa de meigas, de fantasmas, seguro...! En realidad, la noche antes había rescatado un escrito de años atrás, y lo había copiado en el blog, pero ahora no aparecía, y le daba rabia, porque trataba del bloqueo de la creatividad. Como por arte de magia, las palabras comenzaron a surgir, cuando accidentalmente pasó el ratón sobre el lugar donde no parecía haber nada escrito. Si estás leyendo esto, prueba a ver qué pasa, porque parece que el post estuviera poseído por fantasmas.
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