miércoles, 5 de agosto de 2015

Con el alma al aire: El contratiempo (1)

El mayor desafío en ese momento fue afrontar otro nuevo contratiempo. Añadir, a la escasa mira de planes y a la estrechez de tiempo, un inoportuno accidente se tornó en un revés, un auténtico mazazo preocupante. Carecía de sentido lamentar el infortunio que suponía para las aún añoradas vacaciones cuando lo realmente lamentable era el accidente en sí, la curación adecuada de la herida y el deseo de que no tuviera mayores consecuencias que romper el rítmo aletargado y caprichoso que ofrecieran los días libres.
Lo primero era aceptar, después, lidiar con la resolución de atender lo mejor posible la última semana de trabajo antes de las vacaciones. En paralelo, se trataba de convivir con la herida y atenderla debidamente, con ayuda de los consejos del médico y las curas en el centro de salud, las incomodidades para el devenir diario, las incapacidades para hacer las cosas más simples, y el dolor tremendo y cruel de ese tajazo en la mano, del tamaño de una moneda de cinco céntimos y con la forma de una herradura, pero de la mala suerte.
Mala y maldita la suerte de ese instante en el que la mano quedó, por torpeza y descuido pero sin intención, desgarrada. Ahora, una vez cosida por el personal de urgencias del Hospital Vírgen del Rocío, y ya en casa, en las primeras horas, el dolor le retorcía los sentidos, de tal forma que, con ayuda del potente analgésico logró rendirse al sueño reparador.

2 comentarios:

  1. Hola! Me encanta como escribes, me has dejado con ganas de mas...
    Besitos!

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