jueves, 20 de agosto de 2020

Hoy es de esas noches. N.N. – Día 157, 18 de agosto

Hoy es de esas noches
que el tumulto mundano,
el egoísmo, la estupidez,
la sinrazón de las personas
me hace perder las ganas,
y me las quita,
las ganas hasta de réplica,
las ganas de evadirme
escribiendo, leyendo.
No es que me rinda, no,
es que es tal el hastío
que me produce
tanta palabrería,
tantos intereses,
tanta tozudez,
violencia, desconsideración,
que prefiero que el reloj
corra minutos abajo
hasta despertar
en otro día
con las energías cargadas
para no responder,
ni estar exaltada,
para no perder la calma
y con ella la razón
que pueda tener.

Hoy es una de esas noches
que parece que el mundo
ha enloquecido.
Y siento tristeza e indignación.
Y siento que no es mi sitio.

©María José Gómez Fernández

miércoles, 19 de agosto de 2020

Acuarela de agua (que me amansa). N.N. – Día 156, 17 de agosto

 Estuve el domingo pasado en la playa. 14 de junio de 1983.



Deshaciéndose en equilibrios

pasan escasas gaviotas

cortando un brazo del aire.


Agua mansa,

cristal de niebla opaco,

retablo de caracolas.


Acicalada de acero,

metálico manto líquido,

amigo mío, mar mío,

esta tarde como nunca,

luces en tu cuello remoto,

perdido en lontananza,

las joyas que te llegan

con los últimos destellos

del sol poniente al horizonte,

línea inalcanzable y acuosa,

acuarela de grisáceos hasta

                           el cielo.


Y entro despacio en ti,

salado acero de agua,

por no quebrar tu belleza,

metal cristalino

impregnado de algas,

agua inmensa,

agua mansa,

esta tarde como nunca,

avanzando por ti, sola,

casi detenida y sola,

te contemplo: alucino;

solo de espumas te haces

al llegar a la orilla.


Te vuelves a tus adentros

tras besar la arena blanda,

rompiendo suave…


En la punta recortada de tus alas

traes las últimas espumas de esta tarde.


©María José Gómez Fernández

lunes, 17 de agosto de 2020

Solo son sueños. N.N. – Día 155, 16 de agosto

No paraba de CRECER, a lo alto y a lo ancho, brazos, piernas y cuello se iban alargando como ramas de un árbol gigantesco; tenía ya la cabeza tan alta que casi no se veía los pies. Entonces DESPERTÓ, con la respiración agitada, empapado en sudor, encendió la LUZ y sintió un gran alivio al comprobar que su cuerpo tenía proporciones normales. Puso un poco de MÚSICA y se preparó un café para entonarse. Tenía que hablarle al médico de esos sueños tan extraños que lo mismo le permitían VIAJAR por el mundo que lo convertían en un ser extraordinario.

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

Publicado en Cinco PalabrasRELATO DEL MES DE AGOSTO (III): FRANCISCO GONZÁLEZ, ESCRITOR.

sábado, 15 de agosto de 2020

viernes, 14 de agosto de 2020

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...