miércoles, 15 de abril de 2020

“Hoy no puedo”. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 31, referido al 14 de abril

Ausencia anunciada,
dolor por la ruptura dilatada,
por el egoísmo
del que decía que amaba,
por las mentiras acumuladas,
por tanto daño hecho
sin querer ser reconocido
por quien decía que amaba,
por desprecios recibidos
bajo capas disimuladas
de te quiero, te deseo,
de, en realidad, nada.

Hoy no puedo
pero tengo que seguir
adelante,
adelante,
adelante.


#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 14 de abril de 2020

“La luna se confina”. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 30, referido al 13 de abril

Para seguir con su ciclo
o por simple mimetismo,
por mostrarnos empatía,
hasta su próxima llena
la luna se va confinando.

Las lenguas de algunos
en este país, de la luna
debieran tomar ejemplo
y confinar sus ponzoñas
de labios para adentro.

Que no se precisan ahora
sus malintencionados vómitos,
atacando sin escrúpulos,
pretendiendo derrumbar
en lugar de aportar.

Las lenguas de algunos
en este país, de la luna
debieran aprender
a iluminar la noche,
a confinarse hasta crecer.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 13 de abril de 2020

“Veintinueve días y treinta noches”. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 29, referido al 12 de abril

Que ya se dice pronto, veintinueve días... ¡y treinta noches!, pero no, es un montón de tiempo, es casi un mes, casi un sueldo, con todos sus buenos y malos momentos, los de risas, de lavados de dientes, de leer la prensa, escuchar noticias, ver televisión, entrar en redes sociales, interactuar; momentos de llamar por teléfono, de videollamar, de teletrabajar, de telecervecear, de salir con el perrito a que dé su paseo, a llevarlo al veterinario -él debe ir dos veces a la semana-; con todos sus momentos de ingesta diaria -y deposiciones, no olvidar-, todo lo cual también supone unas pocas de visitas a supermercado, farmacia, estanco, veterinario para hacer acopio de comidas, productos de limpieza, medicamentos, pienso y otras cosas para el perrito; y entre medio, muchísimos lavados de manos, pon-quita quita-pon guantes y mascarilla, momentos de miedo, de incertidumbre, de ilusión, de desánimo, de subidón; momentos de ventaneo, de terraceo, contemplando la calle, imaginando cómo estaba hace veintinueve días, observando la poca gente que transita, observando a los que asoman por los huecos de sus casas, pendiente de los movimientos que son los que dan vida a la calle, observando las hierbas crecidas como nunca en las aceras, incluso setas crecidas en el tronco de árboles talados.
Veintinueve días, con sus lavavajillas, lavadoras, tendederos puestos, tendederos recogidos. Treinta noches, muchas de ellas al borde del insomnio. Veintinueve días procurando mantener el tipo, la moral alta, sacando sonrisas, hablando de todo un poco; veintinueve días espantando derrotas, huyendo de derrotistas y su negatividad y crítica destructiva; veintinueve días que no son más que la muestra de lo que vendrá, pero si hemos podido con veintinueve vamos a poder con más, y vamos a poder seguir ignorando la estupidez de todo aquel que se empeñe en hundir nuestra moral, en socavar el cimiento de nuestro frágil estado de ánimo.
Hay muchas cosas que hacer al cabo de un solo día como para emplearlo en joder al prójimo, y no hay que desgastarse gratuitamente, así que si algunas veces callo no es porque esté dando la razón, es más bien porque estoy evitando discutir con quien no tiene sentido hacerlo.

Veintinueve días, treinta noches escribiendo para desahogar y acostarme más a gusto, escribiendo para los que me estáis leyendo, a pesar de que hay veces que me acostaría sin hacerlo, no puedo fallarme ni fallaros, no puedo darme por vencida ante la debilidad de ningún lamento.

Hay que vencer las dificultades, hay que combatir el miedo; acostarse y descansar, levantarse y continuar, una rueda imparable, la inercia de la supervivencia.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

domingo, 12 de abril de 2020

“Esta noche, otra más”. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 28, referido al 11 de abril

Esta noche
se vuelve a llenar de silencios,
de luna escondida entre nubes,
de ventanas que callan.

Esta noche
con sus ecos lejanos, irrumpe
desconcertante, sobrevolando,
un helicóptero de policía.

Esta noche
despide en duelo pesadillas,
renovado aire se respira,
planificando escenarios.

Esta noche, otra más,
sentimientos encontrados,
calma extraña la acompaña,
y las noches que vendrán.

Esta noche, otra más,
pierde fuerza la voz,
mas se resiste a callar.


#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

sábado, 11 de abril de 2020

“Esta noche”. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 27, referido al 10 de abril

Esta noche, más que otras,
noto el peso de las horas.

Sin delicadeza el tiempo transcurre
a su ritmo habitual, tic-tac tras tic-tac.
Los días, como flores muertas,
se marchitan despacio y se secan.
Y entre este ir y venir de horas,
de acalorado ajetreo desmedido,
extenuante actividad impuesta,
desplomado el silencio cae,
de la mano de soledad, y al caer
pesa, como algo material.

Esta noche la mudez acecha
y deja sin palabras al poeta,
como un río que va sin agua,
no puede sonar, no suena.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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