los árboles, la gente que pasa,
todo parece igual,
pero para mí no lo es.
Algo falta, algo falta...
ni los niños que juegan,
ni los coches, ni las casas,
nada es igual,
al menos para mí.
Algo falta, algo falta...
Impresiones, Crítica, Poesía: Saciar emociones, soltar amarras, decir lo que pienso, expresar lo que parece, pisar el firme, derramar silencios...
Dan las doce en el reloj
Inmenso de la vida.
Cómo pasa el tiempo
Inundando horas...
Estancias a media luz
Mientras la noche aún no llega.
Brama el viento entre la lluvia,
Ruge el temporal, y
Este interminable momento, que no cesa...
©María José Gómez Fernández
Escribo esto el 11 de diciembre.
Han pasado muchos días desde el último que escribí algo aquí.
No estoy enferma ni me ocurre nada malo, aunque es cierto que me encuentro muy muy cansada física, emocional y mentalmente.
Pido a mis seguidores que disculpen esta ausencia.
También pido disculpas a los que sigo, porque me está resultando imposible leer sus estupendas entradas en los blogs.
Estoy enfrascada en la redacción de un documento para el trabajo; tendré que presentarlo en algún momento, cuando menos me lo espere, cuando salga la convocatoria para afianzar el puesto que estoy ocupando de forma provisional desde el mes de mayo.
Como es lógico necesito tiempo para hacer eso y claro está, como siempre ocurre con estas cosas, el tiempo lo robo de lo que más me gusta: escribir y leer.
Por todo esto estoy entrando muy muy poquito en mis redes sociales porque me entretengo mucho con cada interacción, con cada lectura, y volvemos al factor tiempo, sí, ese que ahora mismo es un lujo que no me puedo permitir derrochar ni siquiera en lo que más me guste o me entretenga.
Solo puedo daros las gracias por seguir ahí y saber disculparme si no interacciono como en otras ocasiones, cosa que volveré a hacer cuando este documento que redacto esté más completo y sienta que ya no requiere más que pinceladas finales.
Gracias y un saludo afectuoso.
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
A pesar de los kilómetros que le quedaban por recorrer, y como si tuviera alas en los pies, inició el CAMINO que le conducía a ella. Había oído decir que era pizpireta y zalamera. El ENTUSIASMO lo invadía, irradiaba alegría en su rostro. En cada parada sacaba el móvil y contemplaba el DIBUJO que le había hecho para él.
--Por primera vez en mi vida me siento importante, y no hablo de reconocimientos ni de trabajo -dijo a su mejor amigo en un DIÁLOGO que era más un monólogo-.
Y añadió:
--¡Voy a conocer a mi hija. Es un ÁNGEL!
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.