jueves, 30 de abril de 2020

Busco la calma. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 46, referido al 29 de abril



Busco en el crepúsculo la calma,
adormecida entre las primeras sombras
que se descuelgan caprichosas
y se enredan entre el aire y las cosas,
invadiendo rincones, avenidas y plazas.
La calma, mientras miro al horizonte,
lejos, lo más que la vista alcanza,
en dirección suroeste, hacia el mar,
hacia mi madre y mi infancia,
y se empañan los cristales de mis gafas.
La calma, respirando el fresco aire
que envuelve los días y las noches,
circulando en grandes masas por La Tierra,
y al sentirlo sobre mi rostro y mi piel
me recuerda que la vida aguarda.
Busco la calma en las estrellas,
en las palabras amigas que abrazan,
en la dulce mirada de mis hijos,
que ve más allá de donde la mía alcanza
cuando busco la calma en la esperanza.
#YoMeQuedoEnCasa
©María José Gómez Fernández
Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

miércoles, 29 de abril de 2020

La fuerza de la costumbre. Confinamiento #YoMeQuedoEnCasa – Día 45, referido al 28 de abril

45 días de confinamiento: 1 mes y medio, algo más de 6 semanas, 1080 horas, 64800 minutos.

Hemos tenido mucho tiempo para reencontrarnos con nosotros mismos, con amigos y familiares, con conocidos, porque la posibilidad de comunicación la estamos teniendo, de un modo u otro; tiempo para reflexionar sobre lo rápido que íbamos, las obligaciones que tenemos, las prioridades que marcamos, los órdenes establecidos por nosotros mismos, los órdenes que otros establecen y que rigen nuestras vidas. Hemos tenido tiempo para seguir con rutinas, no iguales, pero sí parecidas, a las que solíamos tener. La fuerza de la costumbre nos ha movido a establecer horarios y cumplirlos de forma lo más estricta posible para no encontrarnos tan descolocados, o para cumplir con obligaciones domésticas o laborales; no siempre hemos podido llevar a cabo todo lo que nos hemos propuesto. Todo este tiempo -y el que está por venir, aunque con expectativas de mayor apertura- hemos procurado llenarlo con actividad que a su vez nos llenara nuestro interior, eso que llaman el espíritu, buscando la parte positiva, recordando, reuniéndonos con los que compartimos el día a día, para charlar, reír; hemos dado rienda suelta a nuestra creatividad y hemos rehuido de la sobrecarga de obligaciones e imposiciones, para sentir la mínima presión psicológica.

En unos días se anuncia que comenzará una desescalada paulatina y lenta lo que supondrá una nueva readaptación a otra situación insólita para todos hasta ahora. La desescalada en total nos llevará otras ocho semanas más, siempre que las cosas transcurran según lo previsto. Cada vez que pasemos de una fase a otra de la desescalada -4 en total- nos encontraremos ante un nuevo escenario de acciones permitidas que no tendrá parangón con ninguno conocido antes del 14 de marzo de 2020. La fuerza de la costumbre nos incitará a repetir comportamientos y horarios que ya teníamos interiorizados, aunque nuestro razonamiento nos obligará a rectificarlos y adaptarlos a las nuevas exigencias de lo permitido-no permitido y a nosotros mismos.

Las reflexiones de 45 días, las vivencias particulares nos llevarán a desviarnos de la fuerza de la costumbre, del yo que éramos antes del confinamiento, y en el mejor de los casos, muchas personas habremos crecido interiormente, endurecido la piel, con mayor conciencia de nuestra nueva capacidad de resistencia, límite de aguante actual, solidaridad, empatía. La fuerza de la costumbre habrá perdido gas y no podrá condicionar a nuestro nuevo yo como antes lo hacía. Es posible que este paréntesis nos haga evolucionar hacia un grado mayor de tolerancia, aunque no a todos porque siempre hay quien se resiste a adaptarse a los cambios, sobre todo aquellos que en situaciones límites no consiguen ahondar en sí mismos porque carecen de contenido en el que ahondar; ellos no tendrán problema para seguir el mandado de la fuerza de la costumbre, los mismos que, por carecer de riqueza interior se han dedicado a sembrar de cizaña, trampas y espinas los hasta ahora 45 días de confinamiento.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa

©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

martes, 28 de abril de 2020

No es cosa de hombres. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 44, referido al 27 de abril

Error es empeñarse
en engañarse a uno mismo
negando que nunca fue
lo que siempre quiso,
como negar el alba
o el ocaso, las olas
o los besos y abrazos.

Cobarde atrincherado
en inventadas mentiras
por aparentar tesón
donde solo hay heridas;
que no es cosa de hombres
demostrar que la pasión
le pudo y le nubló la razón.

Como negar el aire
o la nieve, el calor
o las risas y los llantos
del amor y el desamor;
que no es cosa de hombres
admitir un fracaso
y que aún duele amar...

... por seguir enamorado.

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.

lunes, 27 de abril de 2020

Aquel hombre interesante. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 43, referido al 26 de abril

Elegante y enigmático, siempre de negro, camina cabizbajo pendiente del rumbo de sus pies. Su tez pálida contrasta con la oscuridad que transmite su mirada.
Martina lo observa desde hace poco a media distancia antes de encontrarse con él, que llegó hace rato y ocupa una mesa de la terraza; ha pedido un café solo y un brandi sin hielo, saborea el café que combina con un cigarrillo negro mientras la aprobación se deduce de sus gestos, superada tan solo por la que manifiesta tras el primer sorbo al brandi.
Ha llegado el momento. Martina se acerca sin ser vista hasta situarse justo detrás de él, le habla, él gira ligeramente la cabeza para verla al tiempo que Martina se gira en su posición, como jugando a que no la encuentre; piensa que eso le resultará gracioso, por todo lo que han hablado en la distancia, pero es un riesgo que corre, porque esta es la primera vez que van a verse en persona. El momento es explosivo, inesperado, no solo se sonríe y se ríe sino que se levanta de la silla, se queda medio mudo, hace aspavientos con las manos y la cabeza como si no se pudiera creer lo que está pasando, retrocede unos pasos y Martina, también sonriente y eufórica muestra su satisfacción por el encuentro, señalándose primero a ella, después a él, tapándose la cara con las manos, entreabriendo los dedos para poder verlo, hasta que en un impulso se acerca hasta él y de un salto se le encarama entrelazando las piernas a su cuerpo, y ahí se quedan, ante la mirada perpleja de la gente que los observa, fundidos en un abrazo interminable, repitiendo sus nombres y besándose con apasionada ansiedad.
Horas después la cama de un bonito hotel fue testigo de una pasión desorbitada que daba rienda suelta a su delirio tras largo tiempo de espera pactado.
Diecisiete años más tarde ninguno puede olvidar aquella primera vez y otras muchísimas que la sucedieron, al igual que la infinidad de momentos álgidos que vivieron, sin límites. Pero algo se quebró hace tiempo y ahora tienen que separar sus caminos, la ilusión se ha ido alejando junto al respeto, al descuido y a los placeres desgastados por altibajos dañinos sin sentido. De nada valen reproches. Se despiden sin decir un adiós. Ahora Martina conoce mejor la oscuridad que él sigue guardando en su mirada.

#YoMeQuedoEnCasa y participo con este relato en la convocatoria #relatosPlaceres de @divagacionistas. 27 de abril, 2020. #QuédateEnCasa y participa.


©María José Gómez Fernández.

Publicado en Divagacionistas.

domingo, 26 de abril de 2020

Los nervios de Alicia. Confinamiento domiciliario #YoMeQuedoEnCasa – Día 42, referido al 25 de abril

Hoy ha sido el tema de conversación en casa, todo el día, y ayer también. Han hablado mucho del asunto, como cuando se hacen planes para una ocasión especial, pero es que es una ocasión especial. Alicia ha ido y vuelto incontables veces a su habitación, y cada vez que volvía traía en sus manos una ropa y unos zapatos diferentes, se reía y volvía a irse después de decir un "no, espera, que la otra camiseta me gusta más, espera que la traigo". Más tarde regresaba y preguntaba si podría llevar a Cati, su muñeca preferida, y si también tendría que ponerle una mascarilla para dar el paseo. Su padre le respondía que le parecía muy bien lo de la mascarilla y estuvieron un buen rato entretenidos preparando una para la muñeca. Menos mal que es fin de semana porque si tuviera que hacer deberes del colegio hoy sería muy difícil que se centrara en ellos. Los nervios casi no la han dejado comer y Alicia dice que está contenta pero que también tiene un poco como de miedo, porque después de cuarenta y dos días sin salir a la calle le pregunta a su padre si no les pasará nada. Su padre la ha tranquilizado diciéndole que no tiene por qué preocuparse, que saldrán un ratito a dar un paseo de la mano, los tres, y que podrá caminar y correr por la plaza con Cati, y después volverán a casa, se limpiarán los zapatos, se lavarán muy bien las manos, se cambiarán de ropa y prepararán la comida. Alicia le ha dado las buenas noches tras un día muy largo. En la cama, Cati y ella son incapaces de cerrar los ojos, le explica a su muñeca los mismos argumentos que su padre le ha explicado a ella, y así, hasta que el sueño va venciendo y se duerme. Aún al despertar está fuera de sí y aunque sabe que tendrá que esperar hasta las doce no para de preguntar "¿papá, nos vamos ya? es que Cati quiere salir prontito".

#YoMeQuedoEnCasa #QuédateEnCasa


©María José Gómez Fernández

Publicado originalmente en El Doblao del Arte.
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