lunes, 21 de agosto de 2017

Hacienda "La Vega"

Tras varios meses de pertinaz sequía, el pueblo ansiaba desesperado que llegaran las lluvias para aliviar las gargantas propias y de la tierra. Agua, tan preciada e imprescindible, valorada como el oro en aquellos parajes; equivalente a vida, todo en el rancho empezaba a marchitar por su ausencia.

-No recuerdo nada igual, ya son casi cinco años sin llover como es debido –masculló Cándido mientras sostenía una brizna de paja entre sus labios-.

Con nostalgia, rememoró la época de esplendor y crecimiento, siendo joven aún. Se humedecieron sus ojos y sintió caer dos lágrimas.

-¡Lástima que no sea lluvia! -exclamó-.


Microrrelato publicado en Cinco palabras, 4ª semana de agosto de 2017.

©María José Gómez Fernández.


jueves, 17 de agosto de 2017

La llamada

Fue inevitable, como también añorarte toda la vida.
Sonó el teléfono a las tres de la madrugada e intuí que no era una equivocación; algo grave había ocurrido.

Al escuchar al interlocutor experimenté un déjà vu: tras la colisión quedabas atrapado en el asiento del copiloto, fallecido en el acto.

Microrrelato publicado en Cincuenta palabras, septiembre de 2017.

©María José Gómez Fernández


martes, 15 de agosto de 2017

Sin razón aparente

Por la mañana pudo ver los restos del naufragio de la noche anterior: los calcetines de él colgando de la chimenea y su minifalda enganchada en los colmillos del jabalí; él se había ido, así que de nuevo estaba sola, y todo eso le produjo tal nostalgia que fue incapaz de permanecer allí por más tiempo.
Se dirigió hacia la playa con el firme propósito de poner fin a todas sus desgracias y desamores, pensando hacerse a la mar como una madera que flota a la deriva hasta ser engullida por el valle inmenso del océano. Y así lo hizo.

Microrrelato publicado en Cinco palabras, 3ª semana de agosto de 2017.

©María José Gómez Fernández


Carne sitiada

Años difíciles,
de desconcierto y desorden.
Crisis de identidad humana,
crisis de derechos y dignidad.

Carne que sufre y que muere,
carne que mata y destruye,
carne que huye y emigra,
como puede, o sin poder.
Carne que se desmadra
en interminable carnestolenda.
Carne que busca un líder,
político o espiritual.
Carne que no quiere pasar hambre,
y que vive para trabajar,
mientras otros optan por robar.
Carne despedazada
en atentados cruentos.
Carne sacrificada
por desquicie de un suicida
que no quiere morir solo.
Carne reventada
por desastres naturales.


La ciudad y el país no importan;
puede ser cualquier sitio.
Son años difíciles,
de desconcierto y desorden.
Y pasarán a la historia
como etapa de transición,
como tiempos de incertidumbre,
posible preámbulo de guerra,
mediocridad política,
ideologías convulsas,
injusticia social.

Años que estamos viviendo
en nuestra carne,
carne humana,
carne sitiada.

sábado, 12 de agosto de 2017

Vuela entre las estrellas

Descuelgo cada recuerdo
y lo contemplo
embobada,
reviviendo instantes
con preciso detalle.

Imposible volver atrás
a no ser con recuerdos,
que se irán y vendrán
como las olas del mar.

Me quedo con lo vivido,
con las conversaciones
que mantuvimos.
Me quedo con tus consejos
ofrecidos como opiniones.
Me quedo con tu amor a la vida,
con tu carácter conciliador,
con tu cálida sonrisa
y con el timbre de tu voz.

De día te imagino
en los pájaros
que se posan y vuelan,
observándome inquietos.

Cada noche pienso
que estás flotando
en una de esas estrellas
y cuidando de mí.

Vuela alto y firme,
vuela entre las estrellas.

©María José Gómez Fernández
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