Por la mañana pudo ver los restos
del naufragio de la noche anterior: los calcetines de él colgando de la chimenea
y su minifalda enganchada en los colmillos del jabalí; él se había ido,
así que de nuevo estaba sola, y todo eso le produjo tal nostalgia que fue
incapaz de permanecer allí por más tiempo.
Se dirigió hacia la playa
con el firme propósito de poner fin a todas sus desgracias y desamores, pensando
hacerse a la mar como una madera que flota a la deriva hasta ser engullida por
el valle inmenso del océano. Y así lo hizo.
Microrrelato publicado en Cinco palabras, 3ª semana de agosto de 2017.
©María José Gómez Fernández
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