jueves, 17 de agosto de 2017

La llamada

Fue inevitable, como también añorarte toda la vida.
Sonó el teléfono a las tres de la madrugada e intuí que no era una equivocación; algo grave había ocurrido.

Al escuchar al interlocutor experimenté un déjà vu: tras la colisión quedabas atrapado en el asiento del copiloto, fallecido en el acto.

Microrrelato publicado en Cincuenta palabras, septiembre de 2017.

©María José Gómez Fernández


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