lunes, 21 de agosto de 2017

Hacienda "La Vega"

Tras varios meses de pertinaz sequía, el pueblo ansiaba desesperado que llegaran las lluvias para aliviar las gargantas propias y de la tierra. Agua, tan preciada e imprescindible, valorada como el oro en aquellos parajes; equivalente a vida, todo en el rancho empezaba a marchitar por su ausencia.

-No recuerdo nada igual, ya son casi cinco años sin llover como es debido –masculló Cándido mientras sostenía una brizna de paja entre sus labios-.

Con nostalgia, rememoró la época de esplendor y crecimiento, siendo joven aún. Se humedecieron sus ojos y sintió caer dos lágrimas.

-¡Lástima que no sea lluvia! -exclamó-.


Microrrelato publicado en Cinco palabras, 4ª semana de agosto de 2017.

©María José Gómez Fernández.


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